viernes, 27 de marzo de 2009

El capitalismo se quedó sin sueño

Aumentan a diario las familias que se ven obligadas a vivir de acampada en EE.UU


inSurGente. En pocos meses han pasado de tener una vivienda a irse a vivir en un campamento. Son las víctimas directas del capitalismo, trabajadores que incluso merodeaban por las clases medias. Ahora, los gobernadores de los diferentes estados temen que la necesidad se haga acuciante y que se produzca una verdadera avalancha de familias en busca de un lugar donde acampar.


Agencias/ inSurGente.-

Tom, un americano de 50 años, llamó el otro día a la radio para contar la historia de cómo se vive en un campamento improvisado de tiendas de campaña junto a un río en Sacramento. Jamás había pasado algo así, pero esta crisis mayúscula le ha dejado sin casa ni trabajo. Lo peor de todo, contaba con resignación, es que nadie quiere contratarle porque no puede dar una dirección cuando sale a buscar trabajo. "Nadie quiere contratarme porque no tengo dirección, aunque sí tengo casa", decía en la radio pública de California.

Esa casa se la buscó hace unas semanas, cuando tuvo que salirse de la de toda la vida por no poder seguir pagándola. Ahora dormita en una tienda de campaña junto a otros como él, americanos de clase media sacudidos por una recesión que está destrozando el estilo de vida de un país acostumbrado a que las penurias las pasasen otros.

Seguramente la historia de Tom pudo ver la luz porque el programa de Oprah Winfrey se fijó en el campamento de Sacramento, el centro de un drama que le ha puesto la cara humana a una crisis que hasta ahora parecía afectar sólo a los ejecutivos de Wall Street. Parece que el campamento de la capital del estado más próspero de EEUU se ha puesto de moda, y que hasta el mismísimo 'Gobernator' —como le llaman al gobernador de California, Arnold Schwarzenegger— ha tenido que meter mano en el asunto para sacar de allí a las 150 personas que han convertido el descampado en su hogar.

Este miércoles, fruto de la presión de los medios, el gobernador junto con el alcalde de Sacramento, el ex jugador de la NBA Kevin Johnson, aseguraron que el célebre campamento junto al río Americano será cerrado y trasladado a un lugar digno. El movimiento es un intento de Schwarzenegger de darle a los desamparados por la crisis un "refugio a cubierto, cobertura médica de garantías y comidas calientes".
El propio presidente estadounidense, Barack Obama, tuvo que responder a las preguntas de los periodistas al respecto en la Casa Blanca. "No es aceptable que haya niños y familias sin un techo en un país tan rico como el nuestro", señaló el mandatario.

Expansión por la costa oeste

Sacramento es el punto neurálgico de la decadencia de un imperio que hasta ahora no tenía fisuras financieras. Pero no es el único, ya que la proliferación de esos campamentos ha alcanzado las dos costas, con ciudades como Fresno, Nashville, Olympia (Washington) o Seattle con invasiones similares. En esta última, irónicamente la residencia del hombre más rico del mundo, el filántropo Bill Gates, se han instalado unas 100 personas en tierra de nadie y ya lo llaman Nickelsville, un homenaje al alcalde de Seattle, Greg Nickels.

En Fresno, capital agrícola de California, los campamentos para desamparados eran cosa habitual por lo altos y bajos del trabajo en el campo, pero con la crisis en pleno auge las tiendas de campaña han florecido. Según las autoridades de la ciudad de medio millón de habitantes, ya hay tres grandes asentamientos de 'sin techo' cerca del centro de la urbe, y otros dos en carreteras colindantes.

Además de la vergüenza para sus habitantes, existe el problema añadido de la prostitución y la venta de drogas que están generando los campamentos, un factor casi inherente a la situación de desesperación en la que viven miles de estos nuevos pobres. Algunos ya estaban acostumbrados a la miseria, como miles de mexicanos que viajaron hasta Fresno con la esperanza de encontrar trabajo en el campo. Ahora viven hacinados con aquellos a los que pretendían emular, dueños de casas en los suburbios con su garaje y su canasta de baloncesto colgada en la fachada. Ese sueño americano duerme ahora en tienda de campaña.

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