“Fue necesario mucho poder, mucha capacidad para controlar las instituciones científicas, para instaurar el darwinismo y es necesario mucho poder para mantenerlo. Las pocas personas que constituyen el verdadero poder, que son las mismas que controlan las fuentes de energía, las multinacionales farmacéuticas y biotecnológicas, tienen un gran interés en que se mantenga la concepción darwinista de la realidad (el mundo es así de terrible porque, según la Ciencia, son “leyes naturales”, y ellos están, lógicamente, en la cumbre), y la concepción reduccionista de “los genes” y el azar es fundamental para sus negocios”
MAXIMO SANDIN - Bioantropólogo y profesor del Departamento de Biología en la Universidad Complutense de Madrid, a cargo de la docencia de Evolución Humana y Ecologia -
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