No pudiendo concretar la imposición del tan ansiado impuesto a las emisiones de dióxido de carbono (o sea, a la respiración) y la instauración de un organismo supranacional de control, los amos del mundo se enfurecieron. Para colmo, una cámara oculta grabó a uno de sus líderes en reunión de trabajo con sus más estrechos colaboradores.
Aquí el resultado.
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