martes, 5 de enero de 2010

Nuestros hijos en buenas manos??


Explosión a Nivel Internacional para Tratar a los



Niños con Psicofármacos


En 1975, los autores Peter Schrag y Diane Divoky hicieron


una advertencia respecto a que se estaba creando una


generación que cree que el uso y respuesta está en los


estimulantes, en su libro El Mito del Niño Hiperactivo


dicen: Se está condicionando lentamente a toda una


generación para que desconfíe de sus propios


instintos, para que considere que los puntos en que se


desvía de los estándares cada vez más estrechos de


las normas aprobadas, son una enfermedad y para que


confíen en las instituciones del estado y en la


tecnología para que definan y den forma a su salud...


el impacto de ese condicionamiento es casi


incalculable.


No obstante, y a pesar de numerosas advertencias en sus


inicios, la década de 1990 fue testigo de un alarmante


incremento en el número de niños a quienes se


diagnosticó con Trastorno por Déficit de Atención e


Hiperactividad y a los que se prescribió estimulantes y


antidepresivos. Hoy en día, aunque Estados Unidos


consume el 85% de la producción de un estimulante, el


problema ya no se limita a este país, el uso global del


estimulante saltó de 2.8 toneladas en 1990 a 15.3


toneladas en 1997.


México: De 1993 al 2001, un reportaje de Ricardo Rocha


en canal 13, informó que el número total de prescripciones


con metilfenidato se incrementó un 800 % y que las ventas


del estimulante habían alcanzado los 27, millones de


pesos.


Este consumo desmedido de sustancias controladas a


nivel masivo se impulsó luego que la Asociación


Psiquiátrica Americana introdujera en su catálago de


facturación, el controvertido Manual Diagnóstico y


Estadístico de Trastornos Mentales-III, cuando los


miembros del panel en una junta de acuerdo y


mediante una votación determinaron que era una


condición enfermiza de los niños en el 1987.


Sin pruebas de laboratorio que constatarán una


anormalidad en el cerebro, y en base a un diagnostico


subjetivo, se recetan estimulantes que nunca se habían


indicado para los niños en la historia de la medicina.

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