La ocupación militar que está haciendo EE.UU en Haití, con un despliegue de tropas que resulta más que sospechosa, contrasta, y de qué manera, con lo que está haciendo Cuba. La prensa internacional guarda un espeso silencio sobre la actitud de Cuba. No podrían explicar que un país bloqueado haga una apuesta por la solidaridad tan impresionante. Por eso, como siempre, mienten ocultando, los mass-media no pueden informar sobre el papel de Cuba ante el terremoto que asoló Haití porque temerían que la población viese que Cuba no es lo que se vende en la tele. La frase de que Cuba envía al mundo maestros y médicos, y EE.UU soldados, adquiere aquí un ejemplo meridiano. Sin embargo, la idea de que Cuba es una cruel dictadura donde los hermanos Castro almuerzan niños crudos, y Obama, por el contrario, es un hombre simpático, un demócrata que va a salvar a la humanidad, está extendida entre una población que ha sido inoculada de miedo y de filo-fascismo.
Extraído de La Vanguardia
….En el momento del desastre Cuba ya tenía en Haití 408 médicos y paramédicos como parte de sus planes de internacionalismo y ayuda a los países pobres, algo que la Revolución ha realizado desde los años 60, los grandes años de la romántica aventura revolucionaria (todavía no definida del lado comunista) cubana. Una colaboración más estrecha entre ambos países comenzó en 1998, cuando el huracán George azotó la isla. Desde entonces los médicos cubanos han atendido una gran cantidad de pacientes haitianos, ejemplo de ello fue la llamada Operación Milagro (la cual fue y sigue siendo realizada a gran escala en Venezuela) para la atención a pacientes con enfermedades oftalmológicas, desde 2004 se realizaron más de 47.000 cirugías de la vista a ciudadanos haitianos.
Al igual que muchos otros procedentes de todas partes de mundo, en Cuba se han formado 917 profesionales de Haití, de ellos 570 médicos y como resultado de la cooperación en materia de educación, se dice que cientos de miles de haitianos han sido alfabetizados. La Brigada Médica Cubana (formada por médicos y paramédicos) que prestaba desde hace tiempo sus servicios en Puerto Príncipe se han visto sorprendidos al igual que el resto de la población, han establecido un hospital de campaña en una instalación anexa al centro hospitalario que sufrió derrumbe.
Fuente: http://www.mujeres.cubaweb.cu/articulo.asp?a=2010&num=472&art=10
Con la misma prontitud que hace casi 12 años se movilizaron para atender a la población haitiana como resultado del devastador huracán George, que azotó a la región sureste de Haití causando la muerte a miles de personas, hoy, médicos cubanos, sin perder un minuto, prestan asistencia médica a los heridos por el destructor terremoto que sacudió a esa nación el 12 de enero pasado.
La vocación humanista e internacionalista de Cuba se puso de manifiesto al iniciar su trabajo la Brigada Médica que ofrece sus servicios solidarios en Puerto Príncipe, la capital, apenas se dejó de sentir el temblor de siete grados en la escala de Richter, ocurrido a las 16:53 horas locales, y al que siguieron dos réplicas de 5,9 y 5,5 grados.
Los galenos de la Isla que se encontraban en ese país brindando atención gratuita a millones de haitianos en los momentos en que ocurrió el potente sismo de inmediato formaron un hospital de campaña en una instalación anexa al centro hospitalario que sufrió derrumbes en sus instalaciones. Eran las primeras horas amargas después del sismo, que dejó miles de fallecidos, entre mujeres, hombres y niños.
En las primeras 24 horas los hombres y mujeres de batas blancas atendieron a unos 1102 pacientes y habían realizado 19 intervenciones quirúrgicas.
A ellos se les unió pocas horas después de la catástrofe, causante de más de cien mil víctimas fatales (según primeras estimaciones oficiales) la brigada médica cubana creada para situaciones de desastres naturales, que llevó a la hermana nación medicamentos, avituallamiento, alimentos, bolsas de suero y de plasma. También viajaron a la Isla caribeña jóvenes haitianos que estudian medicina en Santiago de Cuba.
Una semana después, son más de 11 mil las personas que han pasado por las manos de los médicos cubanos, quienes han practicado alrededor de 400 cirugías.
Algunos de estos galenos vivieron momentos trágicos como este y trabajaron también en situaciones muy difíciles cuando prestaron servicios a la población de Pakistán tras el devastador terremoto que sacudió a ese país hace pocos años.
Haití, que significa “tierra de montañas”, es considerada la segunda Isla más grande del Caribe con una extensión territorial de 27.750 km2. Está dividida en 10 departamentos y cerca del 95% de su población es descendiente de esclavos africanos negros; el resto son mulatos descendientes de africanos y franceses. Con una población estimada en nueve millones de habitantes, el 80% vive en condiciones precarias.
En Haití, donde solo en las cabeceras departamentales un hospital estatal ofrece algunos servicios específicos que hay que pagar, el pasado año constructores haitianos e ingenieros cubanos trabajaban en la edificación de diez Centros de Diagnóstico Integral (CDI) para la atención gratuita de cientos de miles de personas pobres.
En los ya inaugurados, construidos con presupuesto venezolano y equipados con tecnología cubana, se brindan servicios de rayos x, ultrasonido, endoscopía, electrocardiografía, cirugía, ginecobstetricia, terapia intensiva, hospitalización, laboratorio clínico y cuerpo de guardia, y en ellos trabajan, junto a los galenos cubanos, jóvenes haitianos graduados en la Mayor de las Antillas.
Cuba fue uno de los primeros países en ofrecer su ayuda solidaria a Haití, donde son las mujeres y los niños los que más sufren las consecuencias de este terremoto ocurrido en una isla que no ha dejado de temblar en la última semana, con una réplica de seis grados registrada este martes, exactamente una semana después de la tragedia, causando nuevamente pánico entre la población.
COLABORACIÓN DEL ALBA CON HAITÍ
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA) da muestras, una vez más, de sus principios solidarios y de cooperación, ahora con el hermano y vecino Haití.
Los países del grupo solidarizados con la empobrecida nación caribeña afectada por el poderoso terremoto de la semana pasada comenzaron a enviar de inmediato ayuda humanitaria.
La asistencia de Venezuela comenzó a llegar el mismo día que ocurrió el terremoto y continúa. Esta semana dos buques de la Armada Venezolana y otros dos del ALBA zarparon desde ese país con cinco mil 517 toneladas de alimentos.
El ministro de Interior y Justicia Tareck El Aissami precisó que los dos buques de la Armada llevaban a bordo 616 toneladas de alimentos y diferentes rubros, más 116 toneladas de maquinarias pesadas.
A su vez, 120 integrantes de la Brigada Humanitaria Simón Bolívar laboran en las tareas de reconstrucción, y con anterioridad viajó un primer grupo de 79 personas, entre ellos médicos, rescatistas y bomberos, que portaban medicina, herramientas y agua potable.
Otro de los países del ALBA, Nicaragua, envío esta semana más medicinas y seis mil libras de arroz, frijol, aceite y leche para los niños, a la vez que viajaron ocho médicos nicaragüenses.
También desde Bolivia llegó la ayuda solidaria con una tonelada de sangre y plasma, donada por el pueblo, además de varias toneladas de medicamentos y alimentos.
Aunque algunos de estos países y otros procedentes de Europa y Asia organizaron brigadas de rescate éstas son insuficientes. Miles de fallecidos permanecen en las calles, mientras otros resisten el dolor y es grande el desorden en las calles antes la falta de electricidad, agua y la destrucción de cientos de edificaciones.
Los países del ALBA, al igual que lo han hecho otras naciones del mundo, han criticado la presencia militar de Estados Unidos en Haití, un territorio en ruinas que no necesita de soldados sino de batas blancas para atender a los miles de heridos que dejó el terremoto.
Mientras miles de hombres, mujeres y niños se encuentran entre la vida y la muerte y ese enlutado país depende de la ayuda internacional para socorrer a las víctimas de esta catástrofe, irónicamente Barack Obama, el presidente de la nación más poderosa del mundo, se ocupa en gastar millones de dólares en guerras injustificadas.
Según medios de prensa, Obama pedirá al Congreso otros 33 000 millones de dólares para financiar las guerras de Afganistán e Iraq, que han costado la vida a miles de seres inocentes, una cifra que bien podría ayudar a reconstruir un país en ruinas.
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