Pablo Jato
Rebelión
20/01/10
Resulta que Haití está ayudando a los bancos españoles. En plena crisis, los bancos de España, actual presidencia de Europa, están cobrando comisiones que llegan en algunos casos al 70% por cada donativo que se ingresa en la cuenta solidaria creada para la ayuda a Haití. Si donas 10 euros, algunos bancos están cobrando hasta 7 euros por la operación.
Si en la cuenta hay recaudados cerca de 2 millones de euros, quiere decir que los bancos han ganado aproximadamente un millón en comisiones. Dinero ganado con la muerte de miles de personas, con el hambre, la desgracia y el sufrimiento. Nunca antes la banca española había sido tan mezquina. Ha traspasado todos los límites, y se pavonea delante nuestro como si no hubieran ocurrido nada.
El Banco Santander dice que las devolverá a quien las reclame. ¿Han reclamado alguna vez una comisión a un banco? La banca se defiende, trata de limpiar su imagen de agiotistas sin escrúpulos diciendo que ha sido un "error informático" sin importancia y que más adelante devolverán las comisiones... ¿Más adelante? Si los bancos españoles no son capaces de organizarse y unirse en esto, ¿cómo pretenden organizar Haití ?
Se supone que hay un convenio para que este tipo de cuentas bancarias solidarias no tengan esta tara, pero no se hace efectivo, y ya sabemos por qué.
Las palabras bonitas nunca van acompañadas por hechos. Me pregunto qué hubiera pasado si estas comisiones no hubiesen trascendido a la prensa.
Estamos viviendo el campeonato mundial de "a ver quién cae más bajo" entre políticos, instituciones, organizaciones... y esto de los bancos tiene pinta de aspirar al primer premio. Está claro que ningún haitiano va a presentar reclamación.
La gente desconfía y cada día es más reacia a dar dinero a las supuestas causas humanitarias, cansada de los fraudes que salpican a las Ong´s, Este tipo de noticias hará que muchos ya no donen ni un euro. Las dudas son claras: ¿Quién controla ese dinero? ¿Dónde va? ¿Cómo se usa? ¿Reparten el efectivo entre la gente? ¿Contratan empresas? ¿Quién lo administra? No se sabe; nunca se sabe y esa sombra oscura retrae toda buena intención.
Es duro ver que los donativos españoles en la cuenta no llegan a dos millones de euros, cuando el gobierno se va a gastar 19 millones solo en la seguridad de la absurda reunión entre Obama y Zapatero, actual presidente de la Unión Europea. No se sabe cuánto gastarán en banquetes. Para eso sí hay organización, si hay coordinación, para eso sí son discretos.
Con el dinero que dicen que dan los gobiernos pasa algo similar: ¿Cómo, dónde y quién lo administra? No se sabe. ¿Llega donde tiene que llegar o son solo promesas vacías para evitar perder votos? La Unión Europea dice que dará 200 millones ahora y otros 200 millones de euros después, pero lo dicen mientras la ayuda humanitaria de emergencia se acumula en el aeropuerto de la capital de Haití, sin poder ser repartida entre la gente de forma adecuada. No podemos repartir una simple caja de galletas, ¿cómo vamos a repartir 400 millones de euros?
En este escenario, están ya involucrados países y presidentes de gobierno... dando un tristísimo espectáculo de egos en plena ebullición, intentando hacerse la foto, ver quién es el protagonista, peleándose por ver quién administra, quien ayuda, quien se hace con el mando... Zarcozy sabe de esto, no pierde ocasión de usar cualquier asunto controversial para ampliar su imagen... como una especie de síndrome del "héroe del comic". Es adicto al espejo. Se están literalmente peleando por ver quién es el que más limpia su conciencia. Todos hablan, todos han hecho grandes discursos, han salido en los medios de comunicación como buenos samaritanos... todos dicen querer llegar al mismo objetivo, pero hasta ahora ninguno lo ha conseguido. Solo han logrado sembrar desesperación y caos.
Si tan preocupados estaban, si tan buenos son, ¿por qué no dieron ese dinero antes del terremoto, cuando la gente pasaba hambre y la ONU pedía a gritos ayuda? Está claro que EEUU es más efectivo destruyendo, invadiendo o bombardeando que ayudando. Cuestión de práctica.
Incluso juntando los 400 millones de la Unión Europea, y los 200 de EEUU, apenas llegaríamos a la cifra que la última película de James Cameron ha recaudado en taquilla hasta el momento: 500 millones de dólares y sumando.
Eso quiere decir que cuando la gente, la gente de la calle, no los gobiernos, quiere algo, puede. Si la gente en vez de ir al cine a pasar dos horas de distracción lúdica, hubiera dado ese dinero para Haití, no harían falta todos estos políticos hablando y hablando de lo que van a dar.
Por desgracia, si juntamos la taquilla de Avatar, con los 700 millones de ayuda internacional, no llegaríamos ni por asomo, a la cifra que EEUU entregó al banco Citygroup para protegerle de la crisis, más de 10. 000 millones. Ni llega a la que la Unión Europea se ha gastado (como ya dije en un artículo anterior) en el avión de guerra A400M. Esto pone en evidencia las verdaderas ganas de ayudar que tiene el primer mundo.
Nadie se ha fijado que mientras los periódicos llenaban sus portadas con Haití, dentro leíamos que las bolsas europeas en esos mismos días recogía importantes beneficios, o la NASA esperaba sonidos de una sonda que está en Marte, y que ha costado mil veces más de lo que se hubiera necesitado para que Haití y algún país más saliera para siempre de la pobreza.
Es sospechosa la manera, la insistencia con que se está llevando el tema. Nunca antes se había dado este tipo de cobertura a una desgracia, capaz incluso de ahogar los peores datos de la crisis económica. Sería lamentable averiguar que se está utilizando la tragedia de este país para manipular la opinión pública o para influir en cómo afrontamos la crisis.
No sé cuánto pretenden alargar esta agonía en directo, vía satélite, pero sé que dentro de una semana o de un mes... cuando ya Haití deje de ser noticia y desaparezca de los medios, nadie se preocupará. La gente dará por hecho que la ayuda llegó y se repartió con éxito. Los haitianos volverán a ser invisibles. Volverán a ser el tranquilo e insignificante país más pobre del mundo y todo volverá a estar en su sitio.
Haití, con su dolor y en toda su crudeza, nos ha demostrado lo egoístas que somos. Nos ha mostrado que hacen falta muertes, para que se nos abran un poco los ojos a la realidad.
Se ha caído Haití, pero tambien el decorado que tapaba nuestra hipocresía. Hemos ignorado la desgracia de una manera tan inhumana que pareciera la conciencia, quien está realmente conmovida. Mientras morían en cámara lenta no hacíamos caso. Han tenido que morir de una forma más rápida para empujarnos fuera de nuestros sillones. ¿Hay que llegar a este extremo?
Los haitianos no tenían nada, ahora tienen menos que nada. ¿Qué tenemos nosotros?
Ayudemos. Ayudemos aunque no haya terremotos o huracanes. Abramos los ojos, y las manos a las desgracias aunque no salgan en la tele.
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