Una de las pruebas más concretas que ni los escépticos más duros pueden negar es el reporte que hizo oficial el gobierno de Inglaterra en el 2002 que confirma haber utilizado aviones para fumigar a la población (chemtrails) entre 1940 y 1979. La mayoría se trataron de experimentos para analizar la capacidad de esparcimiento que podría llegar a tener un virus lanzado por la Alemania nazi o por la URSS en tiempos de Guerra Fría. Sin embargo, cientos de ciudadanos reclamaron (y aún lo hacen) por haber sufrido duros golpes a la salud como cáncer, problemas en la natalidad y hasta muerte.

Los experimentos se realizaban con sustancias que se decían inofensivas como el zinc y sulfuro de cadmio, pero se conoce su peligrosidad por generar cáncer de pulmón y hasta los propios Aliados lo utilizaron como arma qúimica.
También expusieron a la población a la bacteria E. coli, al bacilo globigii que imita el ántrax, y a la bacteria Serratia.
En la actualidad este informe (que se dio a conocer gracias a Norman Baker, por aquel entonces congresal) continúa formando parte de un debate para iniciar una investigación de dominio público.
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