martes, 24 de noviembre de 2009

En 1975 ya hubo un pánico de gripe porcina en EEUU

En 1975 ya hubo un pánico de gripe porcina en EEUU

Que acabó como el rosario de la aurora cuando de demostró que fue un fraude. Los fabricantes de vacunas en aquel momento – bajo el presidente Ford – fueron los responsables, ejecutores y beneficiarios de dicho fraude.
Veamos la historia tal y como la relata la doctora de la época Eleanora I. McBean en su libro “Denuncia de la Gripe Porcina“.
(libro completo: Swine Flu Expose by Eleanora I. McBean, Ph.D., N.D.)
Chapter 1 Swine Flu–Another Medically-made Epidemic
LA GRIPE PORCINA, OTRA EPIDEMIA ARTIFICIAL
Mientras escribo estas líneas, Octubre de 1976, un grupo de médicos oportunistas se han asignado el poder dictatorial de declarar una amenaza de la Gripe Porcina, una pandemia de rápida extensión que afirman se parece o está relacionada con la epidemia de Gripe Española de 1918 que se llevó por delante a 20 millones de personas en todo el mundo. La declaración va a suponer que la gente corra aterrorizada al centro de vacunación mas próximo para que le inyecten vacunas experimentales a placer, mientras ellos mismos, sus promotores, corren en dirección al banco con los beneficios. Durante el pánico de la Polio un representante de ParketDavis – una de las cinco empresas que fabricaban las vacunas – declaró que “Nuestra empresa cobrará mas de 10 millones de dólares por la vacuna Salk en 1955″. Antes de que acabasen de hacer caja ya habían estafado a la gente 4 millones con el fraude de la Salk (cer capítulo: La Polio la causan las Vacunas).


La mayoría de la gente ya había abierto los ojos durante el fiasco de la Polio así que ahora, con los mismos vendedores de venenos intentando a golpe de tambor atraer clientes para sus vacunas de gripe porcina, han sido lo suficientemente listos para ver la estafa y negarse a ser vacunados, incluso bajo la propaganda mete-miedo con eslóganes como “la gripe porcina es contagiosa” o “vas a morir si no te vacunas”.
A pesar de ello, las técnicas de inducción al pánico – y quizás otras compensaciones – funcionaron con el presidente Ford. Los doctores Salk Sabin, Sencer, Mathews Cooper, etc accedieron a la oficina presidencial y salieron con 135 millones en los bolsillos para financiar su timo privado. Ford les dio el dinero igual que un niño, sin ni siquiera exigirles garantías de que la nueva vacuna no mataría a la gente – como ocurrió anteriormente – o de que el pánico que le vendieron estaba justificado.





La supuesta seguridad, efectividad y necesidad de las vacunas resultaron falsas durante las semanas precedentes en que la vacuna mató a 113 personas por toda la nación, y solo en California les causó parálisis a 75. No tenemos los informes de los otros 50 estados, pero si la proporción de California se mantiene hablaríamos de 3.675 casos de parálisis. Muchos médicos han recibido orden de ocultar el número de víctimas.
NO HAY EPIDEMIA DE PORCINA
Todo el pánico surgió tras la muerte de un soldado en Fort Dix, N.J. en Octubre de 1975. Nunca se presentaron pruebas de que tuviese gripe porcina. Hubo gran diversidad de opiniones entre los médicos sobre la causa de su muerte. Algunos o achacaron a que salió a pasear estando enfermo. El diagnóstico oficial tras la muerte hablaba de gripe Victoria tipo A, no de gripe porcina. Todos los soldados del cuartel habían sido inoculados con la vacuna Port Chalmers, que según la propaganda ofrecería protección contra todo tipo de gripes. Poco después de las vacunaciones mas de 500 soldados enfermaron de gripe, como prueba de que la vacuna es un desastre total y no protege ni contra gripes ni contra nada. 66 hombres más fueron hospitalizados en Fort Knox en la misma época. Carecemos de informes de todos los cuarteles pero hay un gran número de casos seguros de toxemia por vacuna – sin duda alguna llamado por otro nombre y con certificados de defunción falsos como es usual con las muertes causadas por vacunas. Los certificados de muerte por vacuna solían poner: “murió de neumonía”, hepatitis, meningitis o cualquier otra cosa.
La vacuna contra la gripe que se aplica hoy a la población civil es igual de inútil y de peligrosa, sin embargo se promociona por todo el pais con resultados desastrosos. Están resueltos a usarla todo el tiempo que mientras se les permita y sin importar el número de víctimas, porque da muchísimo dinero. Es su único fin.





Los promotores de vacunas buscaban afanadamente por lo menos un caso de gripe porcina en cualquier lugar del mundo para justificar su campaña de miedo y vacunación. Pero no encontraron ni un solo caso – ni siquiera entre los cerdos. Oyeron de un tal Larry Hardison en Missouri que tenía síntomas de resfriado y se apresuraron a ir a verle y a extraer muestras de su garganta con el fin de convertirle en un caso. Pero se recuperõ antes de que llegasen. La mayoría de los casos de gripe que visitaban los había causado la vacuna misma.
No hay epidemia de gripe porcina en EEUU ni en ninguna otra parte del mundo, y nunca habrá ninguna a menos que los vendedores de vacunas consigan llevar a cabo su plan de vacunar a la gente. En ese caso se dará una epidemia catastrófica de toxemia por vacuna, no de gripe.
Ya se han dado 113 casos registrados de muerte por vacuna, lo cual es suficiente para declarar una epidemia de toxemia por inyección.
TODAS LAS VACUNAS SON VENENO
La vacunas contienen proteína descompuesta como la que se extrae de pústulas de animales enfermos o de huevos podridos mezcladas con químicos mortales como fenol, mercurio, formaldehído etc. Las proteínas descompuestas causan botulismo, salmonella y otras clases de toxemias. No es de extrañar que haya gente que se cae muerta tras la inyección.
Todos los doctores en la materia saben y reconocen que todas las vacunas son extremadamente tóxicas, y sus efectos secundarios imprevisibles. Ningún médico, técnico de laboratorio o científico es capaz de predecir qué reacción va a provocar la vacuna en cada individuo. Es imposible conocer con antelación la tolerancia de una persona ante el veneno. Por tanto son una apuesta mortal – una ruleta rusa – el que la vacuna cause muerte instantánea (lo que ocurre a veces), parálisis tras unas horas, cáncer, problemas cardiacos o tuberculosis unos años después, fallos renales, lesiones hepáticas, locura (las encefalitis son frecuentes tras las vacunas) o cualquier otra enfermedad crónica durante la vida del vacunado.
Las vacunas son aun peores que la ruleta rusa, que solo mata a deincuentes, mientras que las vacunas causan enfermedad y muerte a miles de personas inocentes.
LAS PRUEBAS DE LA VACUNA CONTRA LA GRIPE PORCINA DEMUESTRAN SU PELIGRO.
Mientras los vendedores de vacunas convencían a Ford de que habían sido comprobadas y eran seguras, seguían haciendo pruebas en animales de laboratorio, soldados y niños pequeños que no pueden defenderse.
En un INFORMA EL CLIENTE (Sept. 1975) , Ida Honorof presenta un compendio de datos del Instituto Nacional de la Salus – Departamento de Estándares Biológicos, Boletín de la Organización Internacional de ls Salud, con el Dr. J. Anthony Morris, antiguo director de una rama de investigación viral de al FDA, mostrando que la vacuna, tras ser inhalada por animales de laboratorio “tendía a empeorar los tumores cancerosos”.
Las embarazadas estaban en la lista preferente de vacunación hasta que se descubrió que ciertas sustancias de la vacuna “representaban una seria amenaza para el feto de mujeres expuestas a embarazo.”
En el informe se revisa un artículo de Aurora Reich, directora de Comunicaciones Científicas, que dice:
“El virus mismo (la vacuna) tiene propiedades tóxicas, incluso después de muerto, que pueden causar fiebre y convulsiones especialmente en los niños. En número de Enero del Journal or Pedriatics publicó las investigaciones de doctores en Atlanta y Sheffield que, en cooperación, sometieron a pruebas una vacuna purificada de virus gripales muertos. Comprobaron que incluso la vacuna purificada era demasiado tóxica para ser administrada a los niños. El estudio mostró que el 69% de ls niños sufrieron fiebres entre 6 y 12 horas tras la vacunación y uno llegó a sufrir convulsiones.”
Otros estudios revelaron que un 10% sufrieron convulsiones y uno falleció. Un doctor señaló que “hay 9 millones de niños menores de 9 años, si el 10% tuviese convulsiones habría 900.000 con este síntoma…La vacunación rutinaria de niños contra la gripe no se recomienda por el Servicio de Salud Pública.”
De vez en cuando hay algún doctor honesto que no teme levantar la voz y prevenir a la gente contra las vacunas. Uno de ellos es el Dr. James A. Shannon del Instituto Nacional de la Salud. Dijo: “LA ÚNICA VACUNA SI PELIGRO ES LA QUE NO SE USA”. Muchos médicos reconocen que no se aplican la vacuna ni a si mismos ni a sus hijos.
Muchos médicos consideran que los viejos enfermos son material desechable sin importancia. Vi un ejemplo de ello cuando asistí a un encuentro de promoción de vacunas en el campus de USC (Los Ángeles), donde los promotores intentaban vender sus servicios y conseguir que los estudiantes se sometiesen a la vacuna.
El público empezó a plantear preguntas al médico en su tarima. Le preguntaron sobre personas que murieron a las pocas de ser vacunadas. Se lo tomó a la ligera y respondió con indiferencia que “habrían muerto de todas formas” y que “eran viejos y probablemente sufrían enfermedades que les mataron”. Dijo claramente que los promotores de vacunas no estaban dispuestos a asumir responsabilidad alguna sobre las muertes que sus vacunas causaban.
Estas víctimas nunca se reconocieron como tales en los registros públicos. Los certificados de defunción se falsifican y se citan causas de muerte distintas de la vacuna que les mató (ver capítulo REGISTRO MEDICO FALSIFICADO).


La pandemia gripal del 18 también fue causada por el uso masivo de vacunas.

La epidemia de gripe de 1918


Extracto y traducción del libro de Eustace Mullins Murder by Injection (Homicidio por inyección).
“…Los historiadores médicos ya han llegado renuentemente a la conclusión de que la gran epidemia de gripe de 1918 (último año de la I G.M.) sólo es atribuíble al uso amplio y generalizado de vacunas. Se trató de la primera guerra con vacunación obligatoria para toda la soldada. El Boston Herald informó de la muerte de 47 soldados en un mes a causa de las vacunas. En consecuencia, los hospitales militares se vieron abrumados bo por las víctimas de los combates, sino de las vacunas. La epidemia se cobró 20 millones de víctimas. Sobrevivieron quienes no se habían vacunado.
Diez años después, la doctora Eleanora I. McBean relataba escenarios similares en su libro “Denuncia de la Gripe Porcina” (Swine Flu Expose):
Me entré de que siete hombres cayeron muertos en la consulta del médico nada mas recibir la vacuna. Ocurrió en un campamento del ejército así que le escribí al gobierno pidiendo información. Me enviaron el informe del Secretario de la Guerra, Henry L. Stimson. El informe no solo confirmaba el suceso sino que además reconocía 63 muertes directas y 28.585 casos de hepatitis como consecuencia directa de las vacunas contra la fiebre amarilla en un periodo de 6 meses de guerra. Esta vacuna era solo una de las 14 a 25 inyecciones que se daban a los soldados.
Cuando los médicos intentaron aliviar los síntomas del tifus con una vacuna aún mas fuerte, ocasionaron una forma aún mas letal de tifus que llamaron paratifoidea. Pero cuando inventaron otra vacuna aún mas potente y peligrosa para curar esta nueva fiebre, crearon otra enfermedad aún mas mortal para la que ni siquiera encontraron nombre. ¿Cómo la iban a llamar? No querían que la gente supiese de que se trataba en realidad. Trataron por todos los medios de que no les culpasen a ellos, así que la llamaron Gripe Española. Con toda seguridad su origen no estaba en España, y a los españoles no les gustó que les asociasen con una plaga mundial y que un día las culpas recayesen sobre ellos. Pero el nombre se quedó y ni los médicos estadounidenses ni los fabricantes de vacunas fueron acusados de aquella devastación criminal a tan gran escala: la epidemia de gripe de 1918. Solo en años recientes se han estado investigando los hechos y poniendo a los culpables en su sitio…”

YO FUI TESTIGO PRESENCIAL DE LA EPIDEMIA GRIPAL DE 1918

Los médicos y la gente que vivieron la época de la epidemia de gripe española del 18 cuentan que fue la enfermedad mas terrible que el mundo ha visto. Hombre fuertes, sanos y robustos un día estaban muertos al día siguiente. La enfermedad tenía las caracerísticas de la Muerte Negra además de las del tifus, la difteria, la neumonía, la viruela, parálisis y todas las enfermedades contra las que habían sido vacunados. La práctica totalidad de la población fue “sembrada” con mas de una docena de enfermedades en forma de sueros tóxicos. Cuando todas esas enfermedades distribuidas por los médicos explotaron al mismo tiempo el panorama fue trágico.
La pandemia duró dos años, sostenida por medicamentos tóxicos que los médicos administraban intentando combatir los síntomas. En todos los casos que pude comprobar, la gripe mortal solo afectó a los vacunados. Los que rechazaron las vacunas escaparon a la muerte. Mi familia había rechazado las vacunas y todos nos libramos de la epidemia. Por los trabajos médicos de Graham, Trail, Tilden y otros sabíamos que no es posible contaminar a la gente con tóxicos sin causar enfermedad.
Cuando la gripe alcanzó su máximo todas las tiendas estaban cerradas al igual que las escuelas, los negocios… incluso el hospital. Los médicos y las enfermeras tanbién se vacunaban y morían de la gripe. No había nadie por la calle, igual que en una ciudad fantasma. Pareciese que nuestra familia fuese la única sin gripe, asi que mis padres iban de casa en casa haciendo todo lo que podían para cuidar a los enfermos, ya que era imposible entonces encontrar a un médico. Si los gérmenes, bacterias, virus o bacilos realmente hubiesen causado la enfermedad, tuvieron miles de ocasiones de infectar a mis padres que se pasaban tantas horas en los dormitorios de los infectados. Pero no les dio la gripe y tampoco se llevaron ningún germen a casa que nos atacase a sus hijos y nos causasen daño alguno. Nadie en la familia enfermó de gripe y era invierno y había fuertes nevadas.
Se ha dicho que la epidemia de 1918 mató a 20 millones de personas por todo el mundo. En realidad los médicos les mataron con sus tratamientos burdos y rudimentarios a base de tóxicos y venenos. La incidencia de la enfermedad entre los soldados vacunados fue 7 veces mayor que entre la población civil sin vacunar, y sus enfermedades tenían los mismos síntomas que las enfermedades contra las que habían sido vacunados. Un soldado que volvió de Europa en 1912 me contó que los hospitales del ejército estaban atiborrados de casos de parálisis infantil y él se preguntaba por qué aquellos hombres adultos eran víctimas de una enfermedad infantil. Hoy sabemos que la parálisis es una secuela frecuente de la toxemia inducida por las vacunas. Los que permanecieron en EEUU nunca sufrieron parálisis hasta que empezó la campaña mundial de vacunación en 1918.
Los médicos y la gente que vivieron la época de la epidemia de gripe española del 18 cuentan que fue la enfermedad mas terrible que el mundo ha visto. Hombre fuertes, sanos y robustos un dia estaban muertos al día siguiente. La enfermedad tenía las características de la Muerte Negra además de las del tifus, la difteria, la neumonía, la viruela, parálisis y todas las enfermedades contra las que habían sido vacunados. La práctica totalidad de la población fue “sembrada” con mas de una docena de enfermedades en forma de sueros tóxicos. Cuando todas esas enfermedades distribuidas por los médicos explotaron al mismo tiempo el panorama fue trágico.
La pandemia duró dos años, sostenida por medicamentos tóxicos que los médicos administraban intentando combatir los síntomas. En todos los casos que pude comprobar, la gripe mortal solo afectó a los vacunados. Los que rechazaron las vacunas escaparon a la muerte. My familia había rechazado todas las vacunas y todos nos libramos de la epidemia. Por los trabajos médicos de Graham, Trail, Tilden y otros sabíamos que no es posible contaminar a la gente con tóxicos sin causar enfermedad.
Cuando la gripe alcanzó su máximo todas las tiendas estaban cerradas al igual que las escuelas, las tiendas… incluso el hospital. Los médicos y las enfermeras también se vacunaban y morían de la gripe. No había nadie por la calle, igual que en una ciudad fantasma. Pareciese que nuestra familia fuese la única sin gripe, así que mis padres iban de casa en casa haciendo todo lo que podían para cuidar a los enfermos, ya que era imposible entonces encontrar a un médico. Si los gérmenes, bacterias, virus o bacilos realmente hubiesen causado la enfermedad, tuvieron miles de ocasiones de infectar a mis padres que se pasaban tantas horas en los dormitorios de los infectados. Pero no les dio la gripe y tampoco se llevaron ningún germen a casa que nos atacase a sus hijos y nos causasen daño alguno. Nadie en la familia enfermó de gripe y era invierno y había fuertes nevadas.
Se ha dicho que la epidemia de 1918 mató a 20 millones de personas por todo el mundo. En realidad los médicos les mataron con sus tratamientos burdos y rudimentarios a base de tóxicos y venenos. La incidencia de la enfermedad entre los soldados vacunados fue 7 veces mayor que entre la población civil sin vacunar, y sus enfermedades tenían los mismos síntomas que las enfermedades contra las que habían sido vacunados. Un soldado que volvió de Europa en 1912 me contó que los hospitales del ejército estaban atiborrados de casos de parálisis infantil y él se preguntaba por qué aquellos hombres adultos eran víctimas de una enfermedad infantil. Hoy sabemos que la parálisis es una secuela frecuente de la toxemia inducida por las vacunas. Los que permanecieron en EEUU nunca sufrieron parálisis hasta que empezó la campaña mundial de vacunación en 1918.
Swine Flu Expose by Eleanora I. McBean, Ph.D., N.D. (one document)

LA “GRIPE ESPAÑOLA” DE 1918 FUE A CAUSA DE LAS VACUNAS

Todas las autoridades médicas y no médicas concuerdan en que las vacunas están diseñadas para producir un “cuadro leve” de las enfermedades que se supone van a prevenir. Pero también admiten que no hay manera alguna de prever si el cuadro va a ser leve o grave – incluso mortal. Con tanta incertidumbre respecto a la vida humana, el uso de la vacunación es a-científico y extremadamente peligroso.
Muchas vacunas son causa de enfermedades distintas de la que pretenden evitar. Por ejemplo, la de la viruela es causa frecuente de sífilis, parálisis, lepra y cáncer (ver capítulos sobre viruela y plagas). Las de la Polio, difteria, tifus, paperas, tetano y otras son a menudo causa de encefalitis (con posible daño cerebral), parálisis, meningitis de la médula espinal, ceguera, cáncer, tuberculosis, artritis, fallo renal, fallo cardíaco (a veces en tan solo unos minutos tras la vacunación). Lesiones nerviosas y muchas otras enfermedades graves son consecuencia de las inyecciones.
Cuando se reciben varias inyecciones (varias vacunas) en el curso de unos días o semanas, a menudo desencadenan cuadros intensos de todas las enfermedades al mismo tiempo, porque el cuerpo es incapaz de responder a tal cantidad de toxinas inyectadas directamente en la sangre. Los médicos le dan un nombre nuevo a dicha “enfermedad” y seguidamente se ponen a combatir los síntomas.
Cuando las toxinas se ingieren por vía oral el sistema inmunitario aún tiene una oportunidad de deshacerse de ellas rápidamente mediante el vómito, pero cuando los venenos se inyectan directamente en sangre, atajando todas las defensas naturales, los tóxicos se distribuyen rápidamente por todo el organismo en cuestión de segundos, y continúan circulando hasta que contaminan todas las células.
Se dijo que siete hombres cayeron muertos en la consulta del médico nada mas recibir la vacuna. Ocurrió en un campamento del ejército así que le escribí al gobierno pidiendo información. Me enviaron el informe del Secretario de la Guerra, Henry L. Stimson. Dicho informe no solo confirmaba el suceso de los hombres repentinamente muertos tras la vacuna, sino que además reconocía 63 muertes directas y 28.585 casos de hepatitis como consecuencia directa de las vacunas contra la fiebre amarilla en un periodo de 6 meses de guerra. Esta vacuna era solo una de las 14 a 25 inyecciones que se daban a los soldados. Es fácil imaginar los estragos que estas inyecciones ocasionaron en la tropa.
La 1a. Guerra Mundial fue de corta duración, de modo que los fabricantes de vacunas no pudieron agotar todas sus existencias. Como estaban – y aun están – en el negocio por dinero, decidieron vendérselas al resto de la población. De este modo convocaron la mayor campaña de vacunación de la historia en EEUU. Como no había epidemia alguna que la justificara emplearon otros trucos. En su propaganda afirmaban que los soldados regresaban de países lejanos portando toda clase de enfermedades y que todo el mundo se tendría que inmunizar con las vacunas que ellos sacaban al mercado.
La gente les creyó porque en primer lugar confiaban en sus médicos, y en segundo lugar los soldados regresaban realmente enfermos. El público ignoraba que eran enfermedades causadas por las vacunas, los médicos militares no les contaban esas cosas. Muchos de los soldados de vuelta quedaron inútiles de por vida a causa de las enfermedades inducidas por las vacunas. Muchos enloquecieron a causa de la encefalitis, pero los médicos lo llamaron “shell shock” (shock de bombardeo) aun cuando muchos de ellos nunca abandonaron territorio americano.
El conglomerado de enfermedades traídas por los soldados dejó a los médicos estupefactos, ya que nunca antes habían sido testigos de una manía vacunatoria con tanta variedad de inyecciones. La “nueva enfermedad”, la gripe que ellos crearon presentaba todos lo síntomas de todas la enfermedades que inyectaron al personal. Estaban la fiebre alta, la fatiga extrema, las erupciones en el abdomen y los problemas intestinales propios del tifus. La vacuna contra la difteria les causaba congestión pulmonar, escalofríos y fiebre, garganta hinchada y obstruida por la falsa membrana, asfixia y ahogamiento por la dificultad para respirar seguida de estertores y de muerte, tras al cual el cuerpo ennegrecía a causa de la sangre privada de oxígeno. Lo llegaron a llamar La Muerte Negra. Las demás vacunas causaban sus reacciones propias – parálisis, daño cerebral etc.
Cuando los médicos intentaron aliviar los síntomas de la tifoidea con una vacuna aún mas fuerte, ocasionaron una forma aún mas letal de tifoidea que llamaron paratifoidea. Pero cuando inventaron otra vacuna aún mas potente y peligrosa para curar esta nueva fiebre, crearon otra enfermedad aún mas mortal para la que ni siquiera encontraron nombre. ¿Cómo la iban a llamar? No querían que la gente supiese de que se trataba en realidad. Trataron por todos los medios de que no les culpasen a ellos, así que la llamaron Gripe Española. Con toda seguridad su origen no estaba en España, y a los españoles tampoco les hizo gracia que les asociasen con una plaga mundial y que un día las culpas recayesen sobre ellos. Pero el nombre se quedó y ni los médicos estadounidenses ni los fabricantes de vacunas fueron jamás acusados de aquella devastación criminal a tan gran escala: la epidemia de gripe de 1918. Solo en años recientes se han estado investigando los hechos y poniendo a los culpables en su sitio.
Puede que algunos soldados visitasen España antes de volver a casa, pero sus enfermedades proceden de sus propios cuarteles en los EEUU. Nuestros médicos siguen esquivando su responsabilidad del mismo modo. Cuando sus propias vacunas (que se recomiendan antes de viajar) son causa de enfermedad en el extranjero, las usan como justificación de sus campañas de terror para hacer que la gente vaya en masa a vacunarse. ¿Se acuerdan ustedes de la Gripe de Hong Kong? ¿de la Gripe Asiática? ¿de la Gripe de Londres? Todas fueron epidemias de origen iatrogénico (causadas por los propios médicos) mezcladas y confundidas con el resfriado común que la gente padece todos los años.
Hoy en día (1976) nos la están dando de nuevo los fabricantes de vacuno-epidemias en su esfuerzo por colocar otro fraude multimillonario de venta de sus productos. Sus estafadores ya han convencido al presidente Ford para que les entregue 135 millones con los que comenzar su campaña fraudulenta. Hasta las compañías de seguros rechazaron participar en un fraude tan retorcido y peligroso, así que los estafadores hicieron que los mismos funcionarios gubernamentales garantizasen un seguro que les protegiese de las posibles demandas judiciales que podrían surgirles.
La campaña de terror de la gripe porcina afirma que es similar a la gripe de 1918 que mató a 20 millones de personas. Sin embargo no hay muestras de sangre de 1918 que permita demostrarlo. Aquello ocurrió hace 58 años, y los médicos de entonces estaban tan desorientados y eran tan ineficientes como los de hoy. Sin embargo una cosa es cierta: la gripe española de 1918 fue una colección de enfermedades inducidas por la aplicación conjunta de múltiples y diferentes vacunas al mismo individuo. Los soldados de Fort Dix que supuestamente enfermaron de gripe porcina habían recibido una gran variedad de vacunas al igual que se hizo en 1918 con los soldados enviados al frente. La epidemia gripal de Fort Dix no tiene relación alguna con los cerdos. No había cerdo alguno en los cuarteles (excepto por los traficantes de vacunas).
Para mas confusión, los médicos le dicen a la gente que existen muchas variedades de gripe. La de los soldados de Fort Dix era gripe A-Victoria, hay otras cepas de del virus de la gripe, y también dicen que la vacuna contra la porcina que tanta gente ya se ha puesto no les protegerá contra los otros tipos de gripe. Esto lo utilizan como “cláusula de escape” en caso de demanda judicial cuando las víctimas comiencen a aflorar. Los médicos dirán que la vacuna falló porque la gripe era de otra cepa. Por supuesto, nadie puede demostrar lo contrario porque se supone que los virus son organismos elusivos, invisibles, inestables e impredecibles. Virus en latín significa “veneno morboso”. Las vacunas que se inyectan son venenos y causan las reacciones típicas ante un tóxico. Los virus no andan por ahí volando y atacando a las personas.

EL MITO DEL CONTAGIO AÉREO.

La cultura occidental tiene muchos mitos y tabús que tienen que ver con la medicina. Mitos en los que la gente cree y me refiero a gente muy educada porque tales mitos se transmiten incluso en las aulas universitarias.
El contagio aéreo de la gripe ES UN MITO tan insostenible como el del Heliocentrismo.
NO EXISTE NI UN SOLO ESTUDIO que demuestre científicamente tal forma de transmisión. Sí existen experimentos que demuestran que el mito es falso.
PLoS Pathogens: Influenza Virus Transmission Is Dependent on Relative Humidity and Temperature
“…at 30 °C, no transmission was detected…”
Flu Transmission
“Transmission via contaminated hands and fomites has been suggested as a contributing factor in some studies. However, there is insufficient data to determine the proportion of influenza transmission that is attributable to direct or indirect contact…”
There is no evidence that influenza transmission can occur across long distances (e.g., through ventilation systems)
Aparte de los estudios mencionados, recuerdo haber visto un documental en el que encerraban a personas en una habitación y estudiaban el contagio del catarro por vía aérea (había personas con resfriado en ella). Ninguna, ninguna digo, se contagió, lo que desarma el mito del contagio aéreo.
NO EXISTE NINGÚN ESTUDIO que demuestre que los virus “vuelan” de víctima en víctima. Es así de crudo y de claro.
Todo estos tabús son leyendas del tiempo de la bisabuela, tan viejas que se dan por hechas sin someterlas al más mínimo escrutinio científico.
LAS MÁSCARAS NO TE PROTEGEN DE NADA. No tires el dinero.
EL MITO DE LA TRANSMISIÓN POR VIA AÉREA DE LOS “VIRUS” DE LA GRIPE.
Scientific Working Meeting on Occupational Influenza Prevention and Control in Health Care Settings – Public Health Agency of Canada
Scientific Working Meeting on Occupational Influenza Prevention and Control in Health Care Settings
Meeting Summary Report

Mississauga, Ontario
October 26 – 27, 2006

Michael Gardam MD MSc FRCPC
University of Toronto

How is Influenza Transmitted in Humans? A Systematic Review
Dr Gardam’s systematic review included much of the same literature on survival of influenza in the environment, on experimental infections in laboratory animals and in humans, and epidemiological studies of outbreaks as that reviewed by the Queen’s University team. (This paper is now in press in Lancet Infectious Diseases)He concluded that:
* The literature supports the idea that close contact is required for transmission to occur. Whether this occurs through droplet, contact, or indirect contact is unknown.
* The literature does not support transmission over long distances. Although there is no evidence that long-distance (airborne) transmission occurs, this has not been conclusively ruled out in the current literature. It was further concluded that if this type of transmission occurs, it is rare.
* There are no data in the literature to define the conditions under which influenza might become opportunistically airborne (i.e., during a bronchoscopy).
LAS CREENCIAS QUE SE ENSEÑAN EN NUESTRAS CONSULTAS, UNIVERSIDADES Y HOSPITALES SON INFUNDADAS Y SIGUEN INDEMOSTRADAS.
SON CREENCIAS DE LA ABUELA, TRANSMITIDAS POR COSTUMBRE Y NO POR CIENCIA.

¿Cuando es un virus real y cuando es ruido de medición?

Un virus es tan real como la precisión de los medios utilizados para aislarlo y secuenciarlo. No andan por la calle con gorra roja, zapatillas de tenis y el carne de identidad en la mano, ¿sabes?
Pero no se acaba ahí el problema, luego todavía falta relacionarlo inequívocamente con la efermedad de modo causal.
Desgraciadamente, la viromancia se sirve de disciplinas que no entiende – como la bioquímica y la informática – ignorando sus limitaciones por lo que acaba interpretando como “virus” lo que es un simple ruido de medida (artifacts). Al ser ruido su estructura cambia continuamente, lo que el viromante interpreta como mutaciones. De demostraciones causales ya pasan directa y olímpicamente.
Las dos fuentes principales de ruido son la amplificación (PCR y similares, ej: PCR-induced sequence artifacts and bias) y la secuenciación mediante algoritmos de alineamiento que por naturaleza son no-deterministas y extremadamente sensibles a las condiciones iniciales:
Alineamiento de secuencias
Filogenética computacional
…calculan después un alineamiento múltiple de secuencias a partir del árbol de mayor puntuación (de entre muchos árboles y funciones de puntuacón posibles). Los métodos comunes de construcción de árboles filogenéticos son principalmente heurísticos* (de error arbitrario). puesto que el problema de seleccionar el árbol óptimo, al igual que el problema de seleccionar el alineamiento múltiple de secuencias óptimo, es NP-complejo (solución exacta impracticable).

Funciones de puntuación

Puede resultar muy útil e instructivo intentar el mismo alineamiento diferentes veces con diferentes elecciones de matrices de puntuación y/o diferentes valores de penalización por huecos, (ojímetro y gusto personal) y comparar los resultados. Las regiones donde la solución sea poco consistente, o no sea única, pueden ser identificadas a menudo observando qué regiones del alineamiento son robustas a variaciones en los parámetros de alineación.
….
Secuencias repetitivas en la base de datos o en la consulta también pueden distorsionar tanto la búsqueda de resultados y la valoración de su significación estadística. BLAST filtra automáticamente tales secuencias repetitivas en la consulta para evitar éxitos aparentes que correspondan a artefactos estadísticos. (ruido de medición)

Como se ve, el “descubrimiento” de nuevos virus y su afiliación está plagado de conjeturas. También es altamente subjetivo porque de entre los diferentes resultados producidos, el operario goza de plena libertad para escoger los que sean acordes con su idea preconcebida de lo que tiene que ser una solución “correcta”.
En tales circunstancias, con tanto “artefacto estadístico” donde elegir y tanto parámetro a ojímetro, la puerta queda abierta a teorías “autoproféticas” que ignoran resultados adversos y ven solo los que apoyan a las hipótesis favoritas.
Resumiendo: la identificación del supuesto virus tiene un margen de error arbitrariamente grande, imposible de acotar.
Lo mas chocante es que todo el mundo acepte una teoría de la enfermedad que falla en sus predicciones, no describe la epidemiología y es incapaz de producir remedios eficaces. Siempre tienen que salir del paso con la excusa de supuestas mutaciones.
El caso que nos ocupa es el mas grotesco de la historia, los errores de medida se interpretan como cruce a tres bandas de un virus porcino, otro humano y un tercero aviar:
Un nuevo virus híbrido con componentes de porcino, aviar y humano
Nada les parece ya suficientemente absurdo como para hacerles tirar sus instrumentos de medida por el water abajo junto a sus estériles teorías.

(*) En computación, dos objetivos fundamentales son encontrar algoritmos con buenos tiempos de ejecución y buenas soluciones. Una heurística es un algoritmo que abandona uno o ambos objetivos. Se espera que encuentren buenas soluciones “subóptimas”, aunque no hay pruebas de que la solución no pueda ser arbitrariamente errónea. La heurística se usa cuando no hay método conocido para encontrar una solución óptima o no hay recursos para ejecutarlo.

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