Los alimentos  multiplican su precio hasta once veces desde el campo hasta la tienda


Desde su origen hasta  el punto de venta, el precio de los alimentos experimenta un notable  aumento que llega hasta el 1.000% en el caso de la patata, producto que  multiplica su precio por once entre origen y consumidor final. 
Según  datos de Mercasa relativos a enero de 2010, recogidos por Servimedia,  el precio del kilogramo (kg) de patatas en el campo es de 0,08 euros,  pasa a 0,23 euros tras su paso por el mayorista y finaliza el recorrido  en los 0,88 euros, lo que supone un encarecimiento total del 1.000%. 
Otros  productos, como la zanahoria, parten de los 0,14 euros/kg, salen del  mayorista a 0,43 euros/kg y se pagan, en el supermercado, a 0,99  euros/kg, lo que implica un aumento de precio del 607% desde el  agricultor hasta el cliente final. 
Una situación similar  se da con la cebolla (+586%), la clementina (+538%), la manzana "golden"  (+412,9%), la lechuga (+352,6%), el limón (+337,8%) y el plátano  (+224,5%). 
Los mismo sucede con los productos del mar, como el jurel, que pasa de los 0,82 euros por kilo en origen a los 2,86 euros/kg en el mayorista y a los 4,49% en la tienda (+447,5%); el mejillón se encarece un 310% en total y la dorada y la chirla un 142%.
En  cuanto a la carne, el kilogramo de ternera pasa de los 3,58 euros a los  15,73 euros (+339,3%) y el cerdo se encarece desde los 1,30 euros/kg  hasta los 5,55 euros/kg (+326,9%). 
Mercasa aclara que "es necesario considerar los diversos procesos que añaden valor al producto", como la limpieza, el calibrado, la clasificación, el envasado (mallas, bandejas, bolsas, etcétera), el transporte, los costes de gestión de residuos, los costes de embalajes, la ocupación del espacio en almacén y en el punto de venta, las mermas (por deterioro o desperfectos), los costes indirectos del establecimiento (locales, personal, limpieza, etcétera), la gestión comercial, los seguros y los impuestos.
Por otra parte, la variedad de preferencias y gustos entre los consumidores, "cada vez más exigentes en cuanto a trazabilidad, calidad y respeto medioambiental de los productos comprados" también tienen influencia en la formación final de los precios, concluye Mercasa.
 
 
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