3 de febrero de 2010 (LPAC).— Las naciones de Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España (el grupo de naciones a los cuales Londres denomina, en su sádico léxico, PIIGS, por sus siglas en inglés, que significa "cerdos") tienen que dejar de lloriquear por la necesidad de "cohesión social", y avocarse a la tarea de imponer una austeridad fascista a su población. Ese es el mensaje sin ambigüedad que envió el 30 de junio la revista londinense Economist y el 2 de febrero el diario Financial Times, ambos prominentes voceros de los intereses financieros de la monarquía británica.
En un artículo titulado muy al estilo Fabiano, "La crueldad de la compasión", la revista Economista plantea que "se ha abusado del deseo natural por la cohesión social para justificar la protección de privilegiados, esos que tienen empleos permanentes en los sindicatos o en las profesiones privilegiadas... La cohesión social se ha convertido en motivo [también] para defender los privilegios y prevendas del sector público, que es también ahora el último bastión de los sindicatos". Luego el Economist insiste en que los PIIGS deben hacer lo mismo que ha hecho Irlanda: "El gobierno irlandés ha despedazado su pacto social de 30 años con los empleadores y los sindicatos. Ha recortado el gasto público y ha recortado drásticamente los salarios. De hecho, los salarios ahora vienen cayendo en toda la economía", lo cual es un resultado encantador para el imperio británico.
En respuesta, Lyndon LaRouche comentó: "Como principal pronosticador económico del mundo, puedo decir con toda confianza que de acuerdo a nuestra evaluación actual, este es el momento para tirar la libra esterlina. La podemos recuperar siempre como moneda del Reino Unido; pero como moneda imperial, está acabada".
En cuanto a cómo hacer que las otrora naciones soberanas acepten tales niveles de austeridad y destrucción de la "cohesión social", la columna Lex del diario Financial Times le dice a los burócratas de Bruselas como hacerlo: "La respuesta de Bruselas a los afanes de Atenas, así como la de los inversionistas ante los afanes de Madrid, ha sido como el juego de la gallina: para forzar un ajuste, Grecia tiene que creer que se va ahogar en deudas".
En un artículo titulado muy al estilo Fabiano, "La crueldad de la compasión", la revista Economista plantea que "se ha abusado del deseo natural por la cohesión social para justificar la protección de privilegiados, esos que tienen empleos permanentes en los sindicatos o en las profesiones privilegiadas... La cohesión social se ha convertido en motivo [también] para defender los privilegios y prevendas del sector público, que es también ahora el último bastión de los sindicatos". Luego el Economist insiste en que los PIIGS deben hacer lo mismo que ha hecho Irlanda: "El gobierno irlandés ha despedazado su pacto social de 30 años con los empleadores y los sindicatos. Ha recortado el gasto público y ha recortado drásticamente los salarios. De hecho, los salarios ahora vienen cayendo en toda la economía", lo cual es un resultado encantador para el imperio británico.
En respuesta, Lyndon LaRouche comentó: "Como principal pronosticador económico del mundo, puedo decir con toda confianza que de acuerdo a nuestra evaluación actual, este es el momento para tirar la libra esterlina. La podemos recuperar siempre como moneda del Reino Unido; pero como moneda imperial, está acabada".
En cuanto a cómo hacer que las otrora naciones soberanas acepten tales niveles de austeridad y destrucción de la "cohesión social", la columna Lex del diario Financial Times le dice a los burócratas de Bruselas como hacerlo: "La respuesta de Bruselas a los afanes de Atenas, así como la de los inversionistas ante los afanes de Madrid, ha sido como el juego de la gallina: para forzar un ajuste, Grecia tiene que creer que se va ahogar en deudas".
No hay comentarios:
Publicar un comentario