Sí he visto a monjas con sayos encerradas de por vida entre muros de conventos; a obispos y curas revestidos con capisayos, bonete y báculo en iglesias y calles, a curas obligados a castidad por voto y ley, a jueces, reyes, reinas, maceros vestidos de carnaval y Edad Media presidir paradas, dictar sentencias, encabezar acontecimientos públicos importantes…, y sobre todo he visto y veo en muchos pueblos y ciudades del mundo, fuera y en casa, defendiendo al poder y acorralando al crítico, apoyando a los pocos y atacando a los muchos a poliburkas, embozados sin costura, con escafandras de muerte, negros apistolados, buzos oscuros de una pieza, gente toda ella opaca revestida de autoridad, burkas vigilantes del poder, brazo de alcaldes, de ediles, de jueces, de banqueros, de reyes y reinas… disparar contra la gente de la cercanía, contra reivindicantes de la ecología, del reparto de riqueza, de humanidad sin fronteras, les he visto golpear desde el blindaje, desde el cristal tintado a diestra y siniestra, romper huesos, quebrar esperanzas, dejar a gente inerte en el suelo… Y me pregunto, ¿por qué ayuntamientos y ediles prohíben burkas afganos y aplauden y sientan en su mesa a poliburkas, que tanto proliferan en nuestros días?
jueves, 17 de junio de 2010
El poliburka
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