sábado, 4 de diciembre de 2010

¿GOLPE DE ESTADO?

Zapatero, que tiene más peligro que beber agua del grifo en Haití, contempla desde febrero la posibilidad de usar el Ejército para someter a los controladores aéreos de España a los designios del Poder Omnímodo. En vez de negociar con ellos, contratar controladores extranjeros, o convocar oposiciones abiertas para aumentar el número de capacitados para dirigir el tráfico aéreo, se decide por la militarización. ¿Por qué? Un buen gestor, con tantos meses por delante, habría hallado una solución satisfactoria para
el problema. Y más un gestor con fama de talante negociador, vendedor de burros cojos y crecepelo milagroso, como Zapatero. ¿Qué está pasando aquí?

Ya en julio y agosto pasados, el cielo español amenazó con cerrarse como mejillón de muñeca. Entonces, la huelga de controladores se desconvocó ante las talantudas promesas de Pepiño de buscar soluciones entre todos. Pero el insigne Ministro de Fomento, que antes prefiere ser puta que casarse con el pobre, les mentía. Lo que preparaba era un decretazo que militarizaba el sector en caso de huelga. Y así ha sido exactamente, en el Consejo de Ministros de 3 de diciembre, tal decreto ha sido aprobado, con efectos desde las 21:30 de ese mismo día.


Lector de este diario, que eres más incrédulo que Ratzinger viendo bajar a Jesucristo del Cielo: ¿Acaso vas a tragarte ahora casualidades tan, tan improbables? ¡Todo esto sucedió justo horas antes de que empezara el Puente de la Constitución!
(1) Naturalmente, la consecuencia era predecible: los controladores aéreos se movilizaron de urgencia, mediante una huelga encubierta con bajas por estrés, pues no había tiempo para convocarla en tiempo y forma, según la Ley. La lucha colectiva no era para menos: acababan de ser considerados militarizables por el Gobierno, a voluntad; y la empresa pública a la que pertenecen, AENA, una de las joyas de la Corona, iba a ser vendida a propietarios particulares (algunos de los que se reunieron con Zapatero en Moncloa el 27 de noviembre, quizás). Lo declaró Zapatero en el Congreso, leyendo literalmente una nota en respuesta a preguntas de Rajoy, el día 1 de diciembre, ¡sólo dos dían antes! Los controladores perdían su estatus funcionarial y sus condiciones de trabajo se volvían draconianas: a partir del 3 de diciembre habrían de trabajar unas 1680 horas anuales que debian ser efectivas, controlando en torre, sin contar guardias ni retenes, sin horas extras pagadas. Como si fueran controladores griegos, que son los únicos que están peor tratados que los españoles.

Añadamos que había el 3 de diciembre por la tarde 250.000 viajeros en los aeropuertos de la España que aún puede volar, la acomodada, la que se va de puente en Jumbo, y las condiciones para el golpe estaban perfectamente diseñadas. Y en efecto, ante la negativa del colectivo de controladores aéreos a trabajar, arrollados por la estrategia del PSOE, sirvieron como detonante y como chivos expiatorios. Con la aparente aquiescencia de la jaleante parte del pueblo español que aún maneja dinero ("¡No sois españoles, sólo unos hijos de puta!") y de los medios de comunicación que sirvieron, como buenos lacayos lamedores, de caja de resonancia de los efectos sobre "el público" ("¡Cuéntenos su caso! ¿Cómo le han perjudicado este colectivo de privilegiados sin alma?"), se orquestó una imparable campaña de desprestigio del colectivo de controladores
(2)... Y el Ejército del Aire, como un Perceval salvador de doncellas, tomó el control del cielo español, con la ciudadania aplaudiéndoles al entrar en los aeropuertos. Ver para creer: parece que han vuelto a reverdecer los laureles de los mismos de siempre, el PSOE y los militares. Y como suelen hacer los socialistas, han mencionado el pecado, la bicha, pero dando un gambito de pecador: en la SER, anoche mismo, el Ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, acusaba al colectivo de controladores aéreos de haber tratado de dar un golpe de estado en España, que se hallaba, a la sazón en "Estado de Alarma". Este hombre es, creo yo, un cínico admirable, un genio de la mentira, puesto ahí por Zapatero justo para movidas como ésta, que va a haber muchas más, sin lugar a dudas. Estoy seguro de que, si no fuera calvo, ni siquiera se le habría movido un pelo del tupé mientras regurgitaba tamañas falacias. Un genio, lo repito, no me duelen prendas. Un genio.

Ahora vamos de verdad al meollo de la cuestión: El hecho incontestable es que, en España, hay muchos millones de ciudadanos —la inmensa mayoría— que no vuelan ni este puente ni nunca, porque no pueden pagar lo que les parece un lujosísimo servicio; porque no tienen dinero ni siquiera para darles de comer cada día a los suyos. Exactamente 1.800.000 familias no ingresan ni un chavo cada mes, tras la derogación de la ayuda de 426 euros mensuales, precisamente en el mismo paquete de medidas que vendía AENA y militarizaba al colectivo de controladores aéreos. ¿Acaso la toma de los aeropuertos por parte del Ejército tiene algo que ver con los hambrientos? ¿Espera Zapatero que ese colectivo de nuevos indigentes le aplauda por sus actuaciones en El Prat, Barajas o Son San Juan?
(3)

Parece, a primera vista, que la medida de militarización de los controladores aéreos de AENA no tenga nada que ver con los pobres y desvalidos del Estado. Pero sí, claro que tiene que ver, más que un mozo virgen en un prostíbulo. Lo que pasa es que los acontecimientos se aceleran en España, y los derechos fundamentales se tornan efímeros como pedo en cuévano. Estábamos todos avisados: la sociedad civil está sometida al poder financiero multinacional, ése mismo 37 de cuyos principales representantes estuvieron con Zapatero el 27 de noviembre en el Palacio de la Moncloa. Allí recibieron probablemente la oportuna información de la jugada, lo que fue
metaforizado por la prensa como la promesa de Zapatero de "acelerar las reformas".

Antes de que me corten el abrigo de madera, voy a dar mi opinión, aunque por ser la de un viejo chocho que se considera a sí mismo como un maldito hijo de perra, carezca de importancia para los españoles: lo que está pasando aquí es que este Gobierno deja claro que es menos democrático que la Filarmónica de Berlín tocando a Beethoven; lo que está pasando aquí es que a la sociedad civil le ha sido retirada la capacidad de resolver sus problemas por sí misma, mediante la negociación y el sentido común, y el Gobierno aporta puntual la ayuda del sable; y lo que está pasando aquí es que acabamos de asistir a una comedia perfectamente orquestada para enseñar a las ovejas del rebaño, más secas ya que arenques pillados en una puerta, los dientes de los perros del pastor. A partir de ahora, cuando toque esquilarnos un poco más, cuando nos arañen ya el pellejo con nuevos impuestos o recortes de derechos humanos fundamentales (que es lo que han hecho con los controladores aéreos de una manera flagrante), cuando pisoteen nuestros derechos laborales, ya sabemos que puede sucedernos lo mismo que a los controladores aéreos: ser demonizados y, si nuestro trabajo tiene la suficiente enjundia, militarizados. De momento, el Gran Hermano ha tomado el cielo de España, desde donde nos observa a todos, con el CETME en prevengan. "Hala, a trabajar" —parece que nos admonicen, ceñudos guerreros—. "Y los que no tengan en qué, a callar como ovejas mudas".


MALDITO HIJO DE PERRA



NOTAS:
(1) Paradojas de la vida, precisamente el Día de la Constitución, las Fuerzas Armadas en las Torres de Control aéreo de toda España.

(2) ¿Y qué dicen los sindicatos de todo esto? Anda, adivinadlo.


(3) No os extrañe: al Pueblo Español le gusta la mano dura, porque es masoquista. LE ENCANTAN LOS DICTADORES. A Franco lo disfrutó desde 1939 a 1975. Durante ese tiempo, Franco fusiló a 50.000 españoles, casi todos al principio de su tiranía, pero algunos cuando estaba casi muerto ya. El 23F (1981) escuché a mis vecinos decir que "es que no podía ser, tantas libertades; que aquello era libertinaje". Y estaban tan contentos con la vuelta de los militares, y dispuestos a chivarse a ellos de las actividades de cualquier demócrata de su edificio. Los miserables, los chivatos, gozan en esas situaciones, porque tienen una gran ventaja sobre el resto: Su capacidad de deshumanización es muy superior a la del ciudadano corriente, y son mucho más rápidos degradándose. Por eso salen bien parados, en general, como ratas de sentina. Y consiguen, de paso, vengarse de algunos a los que envidian desde hace tiempo.

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