viernes, 7 de mayo de 2010

LOS LOBOS AÚLLAN DESDE LISBOA


Tal como advertíamos desde estas mismas páginas que sucedería, España está ya en el ojo del huracán de la crisis financiera internacional, con la credibilidad política y económica a la altura de los caballos. Como Zapatero y sus secuaces han dejado pasar dos largos años tocándose el morrón, no es de extrañar que la confianza en la solvencia española haya caído como un tiroteado en la nuca, y que cada día salga más caro el coste del crédito. Estos días, para no perder su propia credibilidad, la agencia Standard
& Poor’s ha recalificado la nueva emisión de deuda española con un triste AA(1). Lo más grave no es la calificación en sí, sino la coyuntura, el momento bien inoportuno. La rebaja, que se queda corta como las mangas de un chaleco si Ácratas acierta en sus pronósticos, refleja la estupefacción de muchas instituciones políticas y financieras internacionales ante la inoperancia del Gobierno Español para contener el desbocado gasto público; ante sus faraónicos excesos en el programa de rescate de las entidades financieras ordenado por Botín; y ante lo absurdo de su mercado de trabajo, inundado de funcionarios, de políticos y de ensopados, que es la cola que muerde el pez del gasto(2).

España tiene un soterrado pero serio conflicto con el resto de estados de la UE, algunos de cuyos responsables empiezan a cagarse en la madre que parió a Zapatero: el problema económico-financiero de Europa no es Grecia ni Portugal, sino la prostituta España, cuyo PIB llegó a representar el 12% del total de la economía de la moneda única; y que ahora está cayendo al mismo ritmo que el empleo, pues la economía española ha descansado estos últimos años en sectores como el de la construcción, cuya dependencia de la mano de obra era capital. Zapatero, ese presidente tontorrón y simpático cuyas salidas hacían partirse de risa a sus colegas de profesión durante la bonanza, es ahora el estúpido fantasma, el soñador perplejo que los lleva de cabeza; porque ahora saben que no tomará ni una sola medida impopular, y que concentrará todos sus esfuerzos y todo el dinero de España y de Europa, toda la pasta que pille, en sostener su imagen de progresista iluminado, sin otro objetivo en la chola que la quimera de ganar aún las próximas elecciones.

Mientras la solvencia financiera de España se hunde en el abismo, el Ejecutivo, que emergió de un pacto entre fuerzas políticas del Legislativo de intereses diversos y hasta opuestos(3), no actúa, no concreta un plan económico de salida de la crisis, no hace nada mínimamente efectivo. Aunque esperar que el Gobierno despierte y piense alguna medida coherente, algo que no sea gastar más y peor, es como esperar que el pedo de una burra cante un fandango, desde Ácratas, constantes y dispuestos a molestar como el goteo de un grifo en medio de la noche, vamos detallarle una vez más al hijo de mondonga de Zapatero lo que tiene que hacer, mejor hoy mismo que mañana:

—Un ERE en el sector público que reduzca a la mitad la jornada laboral de la mayor parte de los funcionarios burócratas (esos que están mano sobre mano, esperando que el reloj marque las tres, desde que la crisis los dejó sin trabajo real), junto con sus sueldos. Y expulsar a las decenas de miles de asesores de altos cargos políticos para que los mantengan en sus partidos respectivos, en cuyas sedes es donde de verdad sientan sus culos todo el día. ¡Eso es ahorro, señora Salgado, y no cesar a unos cuantos altos funcionarios no afectos!(4)

—Una ley orgánica que autorice a las comunidades autónomas a agregarse —unirse entre sí en una sola— para reducir costos, y que permita que acaben por reintegrarse en el Estado. ¡Eso es patriotismo, señora Aguirre, y no sólo hablar de retrotraer la educación a la Administración Central!

—La puesta bajo el control del regulador de todas las cajas de ahorros para recapitalizalas, racionalizarlas y rebautizarlas como pulidas y saludables oficinas del Banco de España. ¡Eso es solvencia, señor Botín, y no llevarse a altos funcionarios españoles, como el Secretario de Estado Campa, a vender papel tóxico a Londres!

—Un tremendo ajuste de los costes sociales. Podar la prestación máxima por jubilación a 18.000 euros/año, eso sí, libres de impuestos. Nadie puede cobrar más. Tras la salida de la crisis, todas las pensiones subirán linealmente. Especial hincapié en las pensiones de los políticos jubilados, para dar ejemplo de algo que no sea sinvergonzonería. ¡Eso es sostenibilidad de las cuentas, y no el Pacto de Toledo, señor Corbacho!

—Racionalizar de una puta vez la Sanidad Pública para que deje de estar al servicio de las multinacionales farmacéuticas. ¡Eso es servir al pueblo español, señora Jiménez, y no comprarle 37 millones de vacunas contra una gripe imaginaria!

—Una reforma laboral bien diferente de la que piden patronales y sindicatos: que iguale a todos los españoles que trabajan por cuenta ajena en cuanto a derechos, incluidos los que trabajan para el Estado. Ahí es nada... Ineficiencia vergonzante, absentismo sistemático o corrupción deben ser causas de despido inmediato. ¡Eso es justicia social, señor Fernández Toxo, y no hablar de apartar a los sindicatos minoritarios del pacto con la patronal y el Gobierno!

Si el Gobierno no actúa rápido como el gargajo de un corneta, la financiación para toda la economía española va a ponerse por las nubes y a estrangularse hasta desaparecer. Entonces —es ya mismo—, los españoles soportaremos atados de manos la extorsión de los mercados financieros, los desgarros de los especuladores que, manipulando el nerviosismo y la irracionalidad del dinero, van a llevar al Estado a una quiebra a la griega: o sea, por todo el culo; y sin contemplaciones, porque van a ganar inmensas cantidades de pasta a nuestra costa. Sabed que, tras la ruina de Grecia, ya andan los lobos del capital internacional especulando contra el régimen de Lisboa (recién rebajado a A- por S&P), pero olisqueando babeantes en el aire la sangre del de Madrid (España posee un tercio de la deuda total emitida por Portugal, por lo que el fenómeno de arrastre sería inmediato). Después de que nos hinquen el diente, otras reformas socialmente menos justas y mucho más gravosas nos serán impuestas por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (ese lacayo de Wall Street), aunque los españoles se vean obligados a comer del rendimiento de los coños de sus hijas jóvenes, oreados por las esquinas. Así que atentos todos, porque estamos ya muy cerca del punto de no retorno. Las decisiones que se tomen (o se omitan) en los próximos días van a tener consecuencias sobre la economía y el bienestar o el desbarajuste de los españoles en los próximos cinco lustros.

MALDITO HIJO DE PERRA


NOTAS:


(1) Desde el AAA que llegó a ostentar. "Creemos —dicen los de S&P— que las condiciones económicas y financieras actuales del mercado, que subrayan la debilidad estructural de la economía española, son incompatibles con el rating AAA"

(2) Frente a una infinidad de contratos basura, sin ningún derecho, que pagan el pato.

(3) Si hubiera salido directamente de las urnas, a doble vuelta, el Ejecutivo —sin hipotecas— estaría tomando medidas desde hace dos años, o habría habido ya nuevas elecciones generales para Ejecutivo y Legislativo.

(4) El Gobierno suprimirá 40 altos cargos y 200 directivos de empresas públicas. Ya ves, Rompetechos.

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