jueves, 17 de junio de 2010

La persecución del islam en el mundo

A principios del siglo XXI los musulmanes son perseguidos a lo largo del planeta, en muchos casos tan sólo por tratar de vivir libremente según sus leyes y creencias.

Imagen de un pogromo anti-musulmán en Gujarat, India
Imagen de un pogromo anti-musulmán en Gujarat, India
A principios del siglo XXI numerosos grupos musulmanes sufren sangrientas persecuciones a lo largo del planeta, por causas que oscilan entre lo étnico y lo religioso, pero con motivaciones económicas de fondo. Al margen de sus valores intrínsecos como religión, el islam tiene asignado un determinado papel en la situación política internacional. La demonización del islam y la llamada “guerra contra el terrorismo” son componentes de la globalización corporativa y el Nuevo Orden Mundial, una nueva forma de colonialismo y de expansionismo occidental, con el objetivo de apoderarse de los recursos energéticos. La Organización Mundial del Comercio y el Banco Mundial son los brazos seculares de dicho expansionismo. 

A principios del siglo XXI los musulmanes son perseguidos a lo largo del planeta, en muchos casos tan sólo por tratar de vivir libremente según sus leyes y creencias. Esta persecución va desde la represión más violenta hasta simples discriminaciones, y varía según las circunstancias y los intereses geoestratégicos de cada zona. Sería arduo referirse a todos los conflictos donde los musulmanes luchan por sus derechos, a veces en situaciones de gran precariedad material, frente a ejércitos profesionales armados por las potencias de occidente. Esto hizo decir a Samuel Huntington en su Choque de civilizaciones que “las fronteras del islam están teñidas de sangre”. El analista del Departamento de Estado Norteamericano se refiere a los conflictos de Cachemira, Bosnia, Chechenia o Mindanao. Según él, estos conflictos muestran el carácter violento del islam, a pesar de que en todos estos casos los musulmanes son los agredidos. Los musulmanes de Bosnia sufrieron una invasión militar y fueron sometidos a una política de limpieza étnica por parte de Serbia. Matanzas y campos de exterminio donde eran recluidos cientos de hombres y mujeres por el simple hecho de ser musulmanes/as, donde los hombres eran torturados insistentemente y las mujeres violadas en masa y maltratadas con toda impunidad. Una vez más, se culpa a la víctima por la barbarie de los agresores (y en todos estos casos, se trata de países de mayoría cristiana).

Chechenia
Una situación trágica que continúa es la de Chechenia. Para comprender la inmensa tragedia de este pueblo hay que remontarse al 1944:

El 23 de febrero de 1944, Stalin ordenó la deportación de toda la población chechena e ingush a Asia Central. Más de la mitad de las 500.000 personas que fueron trasladadas a la fuerza murieron en el camino o en las masacres cometidas por las tropas soviéticas. Los chechenos fueron esparcidos en grandes colonias penales, situadas en lugares remotos de las actuales Kazajistán, Uzbekistán y Kirguizistán. En los años siguientes miles murieron de neumonía y hambre. En 1956, Nikita Kruschev reconoció los errores cometidos con los chechenos y se inició el retorno. Los chechenos a menudo se llevaron con ellos los huesos de sus seres queridos para enterrarlos en sus ancestrales cementerios. Pero sus vidas realmente nunca volvieron a ser lo que eran. Muchos de los antiguos Auls de la montaña estaban en ruinas y no estaban habitables, lo que obligó a la mayoría de los chechenos vivir en las llanuras, y a alterar irrevocablemente sus costumbres. Además, la pérdida masiva de vidas entre los ancianos rompió una rica tradición oral mantenida durante siglos, causando un grave daño a la cultura chechena.

En 2004, sesenta años después, el Parlamento Europeo aprobó una moción que reconocía esta catástrofe como un genocidio, declarando el 23 de febrero como Día Mundial de Chechenia. Y sin embargo, la tragedia continúa. Tras la desmembración de la Unión Soviética, los chechenos proclamaron su independencia de Moscú, un sueño que no se ha hecho realidad. Rusia invadió Chechenia, a causa de su importancia estratégica en el plan para los grandes gaseoductos del Asia Central. Durante el conflicto armado, se calcula que murieron unos 250.000 chechenos, una cuarta parte de la población. Entre ellos, 42.000 niños en edad escolar, menores de 11 años. También aquí se trata de demonizar la resistencia de los chechenos a su destrucción, olvidando su historia de sufrimientos y sus derechos como pueblo, y presentando sin contextualizar acciones terroristas deleznables, pero que no llegan ni a la ínfima parte de lo que los chechenios han sufrido como pueblo.

Mindanao

La situación de los musulmanes en Mindanao es una vez más una herencia de la colonización. La incorporación de Mindanao a Filipinas es un hecho artificial, que se deriva de la derrota de los españoles, quienes cedieron la isla a los EEUU. Los primeros contactos del islam con Mindanao se produjeron en una época tan temprana como el siglo X, a través de comerciantes musulmanes. Pero no será hasta el siglo XIV cuando se inicia un proceso de islamización, que dio paso a la creación de los sultanatos locales de Sulu y de Maguindanao. Se habla, una vez más, de un “islam sincrético” con tradiciones locales (ritos de paso y celebraciones propias), apegado a la tierra y alejado de modelos rigoristas. La islamización se vio frenada por la ocupación española (1565-1898), con un proyecto de evangelización agresiva y de persecución de las creencias musulmanas que duró varios siglos, en los cuales la población musulmana (llamados moros) fue reduciéndose drásticamente, a causa tanto de las muertes como de las emigraciones. Mindanao nunca fue totalmente ocupada por los españoles, quienes a pesar de ello la cedieron a los norteamericanos en el Tratado de París. La denuncia de este proceso está en la base de la demanda de independencia para Mindanao, una isla que fue autónoma hasta la unificación forzosa realizada por los colonizadores. Como resultado de la dominación norteamericana (a partir de 1896), se fomentaron las conversiones al cristianismo y se creó una clase dirigente cristiana, desplazando a los Moros a la marginalidad. La resistencia islámica a estas dominaciones los convirtió en enemigos del Estado creado por los colonizadores.
El Estado filipino independiente fomentó la colonización masiva de Mindanao por parte de las tribus del norte, leales al régimen, especialmente tras la segunda guerra mundial. Se hicieron concesiones de tierra y se ofrecieron amplias ventajas a los colonos, como un instrumento de ocupación y de erosión de la resistencia al dominio filipino, dando paso al conflicto actual por la disputa de la tierra. Los descendientes de estos colonos constituyen hoy la población mayoritaria de Mindanao. A la cuestión territorial y religiosa se une la existencia de diferentes tribus, con su idiosincrasia y su lenguaje. Desde los años 70 del siglo pasado existe una creciente conciencia de la islamicidad como hecho diferencial, frente al control por parte del ejército (ley marcial de 1972). Diferentes guerrillas musulmanas lucharon por la auto-determinación del Bangsmoro o Nación Musulmana en Mindanao. El año 1996 se firmó un acuerdo de paz que todavía está en proceso de ser completado. El Frente Moro Islámico de Liberación y el Frente Moro de Liberación Nacional trabajan por el reconocimiento de los derechos históricos y de la cultura de los Moros y de los Lumadnon (tribus nativas no musulmanas), convertidas hoy en “culturas minoritarias”. Actualmente, se calcula que tan solo el 5% de los filipinos son musulmanes, unos 4 millones de personas. La mitad de ellos viven en la llamada Región Autónoma del Mindanao Musulmán, creada tras un referéndum en la única región del archipiélago donde los musulmanes son la población mayoritaria, hasta el 90%. Los musulmanes de Mindanao tienen su propia historia, sus lenguas, sus tradiciones y referencias culturales, y luchan por su preservación.

Tailandia

Existen otros países —como China, Tailandia o Birmania—, donde se viven situaciones de persecución abierta del islam y falta de reconocimiento de los derechos de los musulmanes. Muchos de estos conflictos son el resultado de las fronteras arbitrarias legadas por la colonización, y de las dificultades de encajar una zona étnica, cultural y religiosamente muy diversa en un modelo de Estado-nación occidental.

En Pattani, al sur de Tailandia, se ha tratado durante años de imponer el budismo (un budismo concebido como religión de Estado, no el enseñado por el profeta Buda, que la paz y las bendiciones de Al-lâh sean sobre él) por la fuerza. Los enfrentamientos entre grupos separatistas y el ejército tailandés han sido constantes desde finales de la Segunda Guerra Mundial. Durante años, se prohibió todo signo externo que pudiese pasar por islámico, como llevar barba, el uso de turbantes o el hiyab. Se prohibieron las escuelas coránicas y los dialectos propios (de origen malayo), en los cuales está escrita la literatura de los musulmanes de Pattani. A pesar de siglos de dominio militar e imposición cultural tailandesa, los habitantes de Pattani permanecen fieles a sus tradiciones. Al igual que sucede con el budismo tailandés, estas aparecen muy imbricadas con prácticas animistas. En los años ochenta se calcula que había más de 2000 mezquitas en las 38 provincias tailandesas, la inmensa mayoría de ellas en el sur. Los musulmanes tailandeses son mayoritariamente de etnias malayas, pero también proceden de Pakistán, China, Camboya, en el norte. En mayo del 2004, cuando murieron más de cien jóvenes musulmanes que protestaban por la represión de sus creencias. Los jóvenes, en su mayoría adolescentes, se refugiaron en la histórica mezquita de Krue Se, construida en el siglo XVI, que fue tiroteada por el ejército de ocupación con fuego de ametralladoras y mortero. Según la “prensa libre”, se trataba de fundamentalistas islámicos que habían asaltado un arsenal de armas. Sin embargo, tal y como narró el corresponsal de The Angeles Times, entre las víctimas de la masacre (la mayoría adolescentes) no se encontraron más que machetes y pistolas.

India

La situación de los musulmanes es trágica en muchas zonas de la India. En este gigantesco país se calcula que viven 150 millones de musulmanes, entre ellos decenas de millones de niños no contabilizados por el censo. Superan el 15% de la totalidad de la población, y la inmensa mayoría se ha quedado en la cuneta del despegue económico que experimentó el país en el último lustro. Si el atraso es palpable en el campo, en las ciudades la marginación de los musulmanes se hace más lacerante. Viven amontonados entre montañas de basura de barrios semiderruidos o nunca acabados de construir, sin apenas servicios públicos.

Al dividirse India y Pakistán, el porcentaje de musulmanes que quedó bajo control de Nueva Delhi apenas llegaba al 12% de la población, pero ahora se acerca al 15%. En el distrito de Rampur (40 % de población musulmana), la media de las familias es de cinco hijos. Los niños suelen ir a la escuela hasta los 9 o 10 años, cuando muchos la abandonan para trabajar. Las niñas a esa edad hace ya tiempo que se dedican a cuidar a sus hermanos menores, mientras la madre trabaja en el campo. Pocas son las que acuden a la escuela. El analfabetismo entre musulmanes dobla al de los hindúes, y en zonas rurales supera el 60%.

Hablamos de la construcción de los Estados-nación modernos. Este problema es especialmente dramático en países del llamado tercer mundo, donde no existían hasta la colonización unas estructuras de Estado centrales a través de las cuales construir esa “nación homogénea y gobernable”. En esta tesitura, el Partido fundamentalista hindú BNJ representa un intento de cohesión social bajo la bandera de la religión, una de las más peligrosas en un contexto tradicionalmente abierto, plural, abigarrado. Este intento de homogenización lo sufren especialmente los musulmanes. La construcción de la historia nacional los excluye. Se habla del islam como de una religión extranjera, presente en el subcontinente asiático a raíz de feroces invasiones. El hinduismo es presentado como la religión autóctona, lo propio de los indios. Los musulmanes son, por tanto, unos renegados. Este tipo de planteamientos están presentes en muchos otros países del mundo. En España, sin ir más lejos, se ha tratado de construir una historia nacional en oposición al islam, tratando de inculcar a generaciones la absurda idea de que los musulmanes españoles entre los siglos VII y XVI eran todos árabes y extranjeros.

En los últimos años, la violencia contra los musulmanes ha estallado con una crueldad a veces increíble. Turbas de fundamentalistas hindús asesinando a hombres, mujeres y niños, en pogromos perfectamente calculados desde las instancias del poder. Un caso extremo fue la matanza de Gujarat. El año 2001, fueron asesinados más de dos mil musulmanes, y ciento cincuenta mil musulmanes tuvieron que huir, abandonando sus hogares, sus tierras ancestrales. El escritor indio Arundhati Roy definió lo sucedido del siguiente modo:

“El pasado marzo [del 2001], en la India, en Gujarat, turbas hinduistas de la derecha asesinaron a dos mil musulmanes en una orgía de violencia, haciendo gala de una destreza espeluznante. Tras violar de forma multitudinaria a las mujeres, las quemaron vivas. Arrasaron tumbas y altares musulmanes. Más de ciento cincuenta mil musulmanes han tenido que abandonar sus hogares. La base económica de la comunidad fue destruida. Informes de testigos y de comisiones investigadoras acusaron al gobierno estatal y a la policía de colusión con los actos de violencia. Yo estuve presente en una reunión donde un grupo de víctimas clamaba: Por favor, ¡sálvenos de la policía! Es todo lo que pedimos...”

Cachemira

Cachemira es una de las regiones más ricas del mundo, donde se encuentran grandes yacimientos de oro, esmeraldas y rubíes, localizada en una zona montañosa entre el Himalaya y la cordillera de Pin Panjal. El conflicto se inició en 1947, cuando el marajá de Cachemira, Hari Singh, un gobernante hindú apoyado por los británicos en un Estado con un 90% de población musulmana, decidió arbitrariamente la incorporación de su territorio a la India, para impedir el triunfo de los movimientos populares a favor de la anexión a Pakistán. Desde entonces, tanto Pakistán como la ONU han exigido en varias ocasiones un referéndum sobre el estatuto de Cachemira, nunca celebrado. La negativa India fue el detonante de una primera guerra, entre 1947 y 1948. En 1965 hubo una segunda secuencia de fuertes enfrentamientos. En 1971 se produjo la guerra que llevó a la independencia de Bangladesh. Tras casi tres décadas de frecuentes escaramuzas comenzó la escalada nuclear.

Pero no se trata tan solo de un asunto entre Estados por apoderarse de una rica tierra: al margen de los partidos indio y pakistaní, en Cachemira se ha desarrollado un fuerte movimiento separatista autóctono. Los grupos de liberación que operan en Cachemira se dividen en dos grandes tendencias: la favorable a la independencia de Cachemira y a la unificación de las zonas que están actualmente en poder de la India y de Pakistán, y la que busca una unión a Pakistán de la Cachemira India. El problema no puede tener otra solución satisfactoria que una consulta democrática sobre la autodeterminación.
La situación de violencia continua se ceba sobre los civiles. Según Human Rights Watch (HRW), en las zonas de Cachemira controladas por la India, se producen habituales violaciones a los derechos humanos, tanto por parte de los rebeldes que luchan por la independencia, como por parte de las fuerzas de seguridad indias y sus grupos paramilitares. Las acusaciones son concretas, e incluyen casos documentados de ejecuciones sumarias, violaciones, tortura y desapariciones.

El 90 % de la población de Cachemira, de 4 millones de habitantes, es musulmana. Para controlarles, se ha establecido un contingente permanente de 700.000 soldados indios. Entre 1990 y 1999, fueron asesinados en “operaciones de limpieza” 65.000 cachemires, incluyendo mujeres y niños. Una media de 20 personas mueren diariamente y hospitales y escuelas han sido bombardeados.

A principios de los años 90, la persecución de musulmanes se recrudeció; el gobierno indio emprendió una brutal política de “hiduización” de Cachemira, acompañada de una represión despiadada contra la población: cierre de los centros de educación islámicos, encarcelamientos masivos, incendio de viviendas, prohibición de los medios de comunicación de orientación musulmana, etc. En Octubre de 1993, en Srinagar, capital de Cachemira, se realizó una operación terrorista a gran escala para eliminar a supuestos activistas musulmanes radicales. Durante la celebración del Namaz (plegaria de los Viernes), se puso cerco a todos los que estaban reunidos en la mezquita de Hazrabtal, ya que las autoridades consideraban esta mezquita como cuartel general de los extremistas musulmanes. El asedio se mantuvo durante un mes y como resultado del mismo, alrededor de 100 personas fueron asesinadas y otras 300 fueron enviadas a prisión sin ningún cargo. Al clima de violencia generalizada contribuye el discurso oficial de las autoridades indias. El Ministro Farooq Abdullah declaró públicamente que las áreas en las que existe presencia islamista deben ser “saneadas”. Para que no queden dudas, el 15 de enero del año 2003 explicó que se debe matar a los islamistas “ya que no hay espacio suficiente en las cárceles”.

Palestina

El caso de Palestina es uno de los casos más flagrantes de genocidio en marcha en estos momentos en el mundo. Asistimos a la colonización, subordinación y guetización de los habitantes de un país, con la intención de desplazarlos y ocupar su territorio. La ideología en la cual se apoya esta política es conocida: una forma extrema de nacionalismo que combina lo racial con lo religioso: el sionismo. El conflicto palestino-israelí es político antes que religioso. Tiene que ver con la pervivencia del colonialismo y con políticas de Estado. Para comprender la naturaleza de Israel, varios modelos similares pueden mencionarse: la España inquisitorial, la colonización americana y el exterminio de los indios, el apartheid sudáfricano, además del caso de la Alemania nazi, tantas veces evocado para describir la situación de Palestina. La principal diferencia es que el caso de la limpieza étnica en Palestina está teniendo lugar en el siglo XXI, a los ojos del mundo entero, en la era de las telecomunicaciones, y en un período en el cual ya casi nadie evoca el derecho de los occidentales a colonizar (y mucho menos a exterminar) a los salvajes. Todo lo contrario: en un tiempo histórico en el cual a los mismos políticos que permiten el genocidio se les llena la boca con el discurso de los derechos humanos, la democracia, la libertad, la modernidad occidental, como panaceas universales que deben ser impuestas. Es más: para realizar el genocidio cuenta con el apoyo incondicional de los EEUU, que se manifiesta tanto a nivel político (bloqueo de resoluciones en el Consejo de Seguridad de la ONU) como en ayuda económica, que según un informe del Congressional Research Service ha alcanzado en la década 2000-2010 la increíble cifra de 28,9 billones de dólares, utilizados por Israel para reforzar su poderío militar. Y cuenta con el apoyo masivo de los medios de comunicación y de centenares de mercenarios de la pluma, que se hacen pasar por analistas políticos y justifican abiertamente los crímenes más abominables ante las opiniones públicas occidentales.

Aunque el inicio de la colonización se dio bajo el amparo del mandato británico, el inicio de la limpieza étnica en Palestina puede fecharse en el año 1948, el año de la Nakba (catástrofe). Tras la independencia, y ante la resistencia de los palestinos, Israel mató a 13.000 palestinos y forzó el éxodo de otros 750.000 de sus ciudades y de sus pueblos. Cerca de 400 pueblos palestinos fueron arrasados. La ONU adoptó la Resolución 194 donde pide a Israel que permita el retorno de los refugiados. Seis décadas después, Israel sigue ignorando la resolución. Los expatriados se han convertido ya en cuatro millones. El segundo gran momento de expansión fue el año 1967, durante la guerra de los Seis Días, con la ocupación israelí del resto de la Palestina histórica (Cisjordania, Gaza, Jerusalén-Este), el Sinaí egipcio y el Golán sirio. La Resolución 242 de Naciones Unidas exigió la retirada de las tropas israelíes de los territorios ocupados. Israel ha ignorado la resolución, con la implantación de un sistema de control militar cada vez más violento en los territorios ocupados. Desde entonces, la ONU ha ido condenando a Israel, resolución tras resolución, sin que esto afectase en lo más mínimo al desarrollo de sus planes. La política israelí ha sido la de colonizar las tierras palestinas mediante asentamientos ilegales ferozmente armados, con licencia para matar, sitiando a los legítimos habitantes en guetos, destruyendo sus casas para crear asentamientos de colonos y ahogándolos día tras día para forzar su exilio. Cualquier atisbo de resistencia es calificado como “terrorismo” y es aprovechado para realizar castigos colectivos sobre la población civil.

Israel es un Estado no-democrático sino etno-crático, regido por leyes étnicas que otorgan precedencia a los judíos en todos los ámbitos, un Estado racista creado al amparo del colonialismo. Los dirigentes israelíes están llevando a cabo su plan de genocidio de forma sistemática desde su fundación, con total impunidad. Las atrocidades cometidas por Israel en los últimos 60 años sobrepasan lo imaginable. El objetivo último del Estado israelí es expulsar al pueblo palestino de su tierra y construir el Gran Israel, una utopía política fascista. De hecho, los propios líderes israelíes no han ocultado su proyecto: “Tenemos que expulsar a los árabes y ocupar su lugar” (David Ben Gurión); “La partición de Palestina no es justa. Nunca la aceptaremos. Eretz Israel será restituido al pueblo de Israel. Todo él y para siempre” (Menahem Beguin); “No existe nada que se pueda considerar un Estado palestino. Nosotros podemos llegar, echarlos y ocupar el país” (Golda Meir); “No puede haber sionismo, colonización ni Estado judío sin la expulsión de los árabes y la expropiación de sus tierras” (Ariel Sharon a la Agencia France Press, el 15 de noviembre de 1998); “He creído siempre en el eterno e histórico derecho de nuestro pueblo a toda esta tierra” (Ehud Olmert, ante al Congreso de Estados Unidos el 30 de junio de 2006).

Las últimas matanzas perpetradas por Israel se fechan en los años 2006 (bombardeo del Líbano) y en el 2009 (bombardeo del gueto de Gaza). Las autoridades israelíes hablan de “guerra contra Hezbollah” y “guerra contra Hamas”, pero en realidad no hay ninguna guerra, sino la continuación de una política iniciada mucho antes de que Hamas o Hezbollah existieran. Hamas y Hezbollah son calificados como grupos terroristas, tan solo por oponerse al genocidio de sus pueblos. La resistencia armada ha sido convertida por Israel en la única opción posible, de forma perfectamente calculada. Lo que quiere Israel es que haya atentados y una resistencia que se llame a si misma “islámica”, aprovechándose de la islamofobia dominante en occidente para justificar ante la opinión pública occidental (especialmente en los EEUU) la continuación del genocidio. Estos planes son básicamente los mismos desde antes de la existencia de Hamas y Hezbollah. Esta es la lógica del opresor: oprímeles hasta lo insoportable, mata a unos cuantos niños para que otros padres y madres lleguen a la conclusión de que es mejor marcharse o se decanten por la lucha armada, de forma que se pueda seguir matando impunemente, con la excusa del “derecho de Israel a defenderse”. Y mientras, se continúa con la repoblación de territorios con colonos étnicamente puros, lo cual implica traer extranjeros judíos de todo el mundo para ocupar las tierras de los palestinos desplazados.

Toda la política de Israel desde su fundación ha girado entre dos posibilidades: o la expulsión en masa de los palestinos o su concentración en guetos, reservas tribales. Y ha ido moviéndose de un polo al otro según las ocasiones, según los vaivenes de la política internacional. En los intermedios, como táctica de distracción, se emprenden “negociaciones de paz”, como un modo de dar tiempo a la política de hechos consumados. Pero Israel nunca ha querido la paz, ya que la guerra le ofrece el único marco posible para ejecutar sus planes. Cuando se habla de “negociaciones de paz”, se pasa por alto la naturaleza de Israel: se trata de un Estado étnico-religioso en el cual los no-judíos no tienen los mismos derechos que el resto, y son sujetos a todo tipo de arbitrariedades.

A pesar de que existen otros conflictos incluso más graves (Congo o Birmania, por ejemplo), la causa palestina está en el centro de la política internacional. Ha generado una simpatía en todo el mundo, incluidos judíos partidarios de los derechos humanos, que consideran como una infamia la manipulación que el Estado de Israel hace de su tradición milenaria, y que han dejado claro que Israel no es solo la antítesis del judaísmo, sino su peor enemigo actualmente. El Estado de Israel es una afrenta a todos los judíos perseguidos a lo largo de la historia, una afrenta a sus tradiciones y a sus sabios, a sus gentes y a su legado milenario. La causa palestina es hoy considerada en los cinco continentes como la causa de la humanidad, de los derechos humanos, de la supervivencia del hombre en tanto criatura solidaria, de todos aquellos que siguen pensando que los seres humanos pueden reunirse en torno a valores compartidos, más allá de la religión o de la raza, y fundar comunidades respetuosas con la diferencia. Todos somos palestinos.

Birmania

Tal vez el caso más trágico que padecen los musulmanes en el mundo actual sea el de Birmania (o Myanmar). El islam está presente en Birmania desde el siglo IX, a causa de la llegada de mercaderes, marinos y otros viajeros, venidos especialmente del subcontinente indio, pero también de Persia y de Anatolia. A lo largo de los siglos se han ido mezclando con las poblaciones locales, creando una cultura específica, claramente diferenciada de otras poblaciones musulmanas de Asia. A consecuencia del terror inherente a la colonización británica se produjeron desplazamientos masivos de población desde la India a algunas zonas de Birmania, donde los musulmanes son mayoritarios.
Desde el golpe de Estado de 1988 la situación de los derechos de estos colectivos es crítica. Organizaciones internacionales denuncian la práctica habitual de asesinatos extrajudiciales, la tortura, las relocaciones forzadas de poblaciones enteras, la confiscación de tierras, la destrucción de viviendas, los trabajos forzados, el tráfico de seres humanos y la persecución de toda oposición a la Junta Militar gobernante. Las comunidades musulmanas y cristianas han sufrido todos estos abusos, además de otros específicamente anti-religiosos, debidas a que el Estado considera la etnia birmana y la religión budista como elementos vertebradores de la identidad nacional. Una vez más nos situamos ante una manipulación de la religión, utilizada como signo de una identidad nacional refractaria al pluralismo.
Musulmanes y cristianos se enfrenten a graves dificultades a la hora de practicar su religión. La adscripción religiosa de los ciudadanos figura en la carta oficial de identidad, que éstos están obligados a llevar permanentemente. La literatura racista y difamatoria contra el cristianismo y el islam es distribuida ampliamente. La presencia de musulmanes es presentada reiteradamente como una amenaza para la supremacía del budismo y de la raza birmana. En los últimos años han sido documentados casos de asesinatos de líderes religiosos, confiscación de escuelas coránicas y destrucción de templos. Estos crímenes son tolerados e incluso realizados por el propio Ejército. Existe una fuerte censura y restricciones a la edición o entrada en el país de literatura religiosa no budista, hasta el punto de que está prohibida la traducción de la Biblia a las lenguas locales. Resulta muy difícil conseguir permisos para realizar la peregrinación a Meka.

Existen zonas donde se prohíbe la construcción de mezquitas, e incluso se deniega el permiso a reparar las mezquitas existentes. En algunas zonas, los musulmanes son forzados a pagar impuestos especiales, que son destinados a la construcción de pagodas budistas. En ocasiones, éstas son levantadas mediante el trabajo forzado de los propios musulmanes, al lado de las mezquitas en estado ruinoso, y eso en poblaciones sin apenas presencia de población budista. Desde 1983 algunos pueblos han sido declarados como “zonas libres de musulmanes”, y en otros se ha prohibido la ubicación de nuevos residentes musulmanes.
Al margen de la política del Estado, se repiten los pogromos anti-musulmanes. El año 1997 monjes budistas asaltaron una mezquita, armados con palos, y realizaron destrozos de consideración. El 2001 en Taungoo, cerca de 20 musulmanes que rezaban en la mezquita de Ha Tha fueron asesinados. La mezquita fue demolida a petición de monjes budistas locales, en retaliación por la destrucción de los Budas de Bamiyan, en el Afganistán de los talibanes. En casos como este, los musulmanes denuncian la pasividad del ejército, que solo aparece tras dos o tres días de violencia.

La situación se agrava en los distritos de Shan y de Arakan, donde viven importantes poblaciones musulmanas. Los musulmanes de etnia Rohingya, en el distrito de Arakan, no comparten los dos elementos principales de la ideología del Estado: la religión budista y la etnia birmana. El Estado les niega la ciudadanía, lo cual implica restricciones a la libertad de movimiento, la prohibición de realizar determinadas actividades económicas, y la denegación del acceso a servicios públicos básicos, incluidos sanitarios y educativos. El ejército ha realizado confiscaciones masivas de tierras, quemas de pueblos, destrucción de mezquitas, relocaciones forzadas de poblaciones y violaciones sistemáticas. Existen sectores de la población sometidos a trabajos forzados en granjas del Estado, bajo la custodia del Ejército. Estas prácticas han provocado el éxodo de miles de personas, 250.000 de los cuales malviven en campos de refugiados en la frontera con Bangla Desh, mientras unos 110.000 lo hacen en la frontera con Tailandia. La inmensa mayoría de estos refugiados son musulmanes.

Musulmanes contra musulmanes

Hay que mencionar las persecuciones sufridas por musulmanes/as en países de mayoría musulmana, tales como Sudán, Marruecos, Uzbekistán o Turquía.
Uzbekistán es un caso típico de Estado con mayoría de población musulmana donde el islam es cruentamente perseguido. Por supuesto, no se puede encarcelar a todos los musulmanes en un país con el 80 % de población musulmana, pero la represión hacia todas las manifestaciones islámicas que se consideran fuera del “islam oficial” es rigurosa. Existen leyes que establecen horarios estrictos para la asistencia a las mezquitas, y que prohíben cualquier reunión de carácter islámico “fuera de programa”. La descripción de la represión realizada por Steve Crawshaw, director en Londres de Human Rigths Watch, es muy gráfica:

“La policía en Uzbekistán lleva a cabo descargas eléctricas, palizas y violaciones con el fin de lograr ‘confesiones’ de los detenidos. Los miembros de los servicios de seguridad asfixian a los detenidos con bolsas de plástico, les hacen respirar cloro y les cuelgan de sus muñecas o tobillos en las celdas. El pasado año, unos médicos extranjeros descubrieron que el cuerpo de un preso, que había muerto en custodia, había sido sumergido en agua hirviendo. Sus manos no tenían uñas. Éste es el estilo del régimen de Karimov”.

Esta brutal represión tiene lugar con la complacencia del gobierno de EEUU y otros países occidentales, que han estado ayudando económicamente al régimen, reforzando su ejército en nombre de la “lucha contra el terrorismo”. El régimen recibió 500 millones de dólares de ayudas económicas el año 2003. En un documento dado a conocer en mayo del 2004, el Departamento de Estado de EEUU señalaba que Uzbekistán estaba haciendo “sustanciales y continuados progresos” en lo referente a los estándares sobre derechos humanos y la democracia.

Tal vez el caso más extremo de represión y violencia del islam ejercida por otros (supuestos) musulmanes se está viviendo en Sudán, en la región de Darfur. Las milicias árabes llamados janjaweed irrumpen en las aldeas incendiando casas y matando a todos aquellos que se les oponen. En un informe elaborado por Human Rights Watch se documenta la destrucción de mezquitas, el asesinado de imames y líderes religiosos y la profanación de ejemplares del generoso Corán (aunque resulta difícil de creer, se cagan sobre ellos). En una escuela, los janjaweed violaron a 41 alumnas delante de sus padres. Se habla de ejecuciones sumarias, incendios de pueblos y de aldeas, de la hégira forzada de cientos de miles de personas ante la connivencia del ejército.

Islamofobia

Dentro de la creciente persecución del islam en el mundo hay que situar el auge de la islamofobia, la demonización del islam y el acoso en el que viven las comunidades musulmanas en occidente, en el marco de la llamada “guerra contra el terrorismo”. Sucesivos informes de la ONU, la UE y la OSCE vienen alertando sobre el auge de la islamofobia en occidente.
No podemos obviar que la islamofobia ocupa un lugar destacado en la política contemporánea. No se trata tan sólo del rechazo irracional de un sector de la población, sino de una fobia social inducida desde determinados centros de poder para justificar la suspensión del habeas corpus y el mayor control de los individuos por parte del Estado. La demonización de los musulmanes es parte fundamental de la geopolítica energética de Occidente, y se sitúa entre los mecanismos económicos y políticos que caracterizan el Nuevo Orden Mundial. Existe además una conexión entre la islamofobia y la ocupación israelí de Palestina, actuando la demonización del islam como ideología legitimadora de la colonización y la represión sin límites de la resistencia palestina. Se trata de la ideología marco mediante la cual se genera consentimiento respecto a actuaciones militares (a nivel global) y policiales (a nivel local) que en una situación normal no serían aceptadas.

Esta dimensión ideológica goza hoy en día de gran aceptación en círculos académicos y políticos, y se sitúa en consonancia con las políticas neoliberales de la globalización corporativa. La dimensión ideológica de la islamofobia la vincula con el orientalismo y con el antisemitismo clásico europeo. La islamofobia es un fenómeno con una larga historia, pudiéndose trazar una continuidad desde la Edad Media hasta nuestros días. La demonización del Islam como una religión opuesta a los valores de la cristiandad occidental fue forjada en un momento en el cual los diferentes países (en el contexto de la emergencia del Estado-nación) se configuraban en relación con una religión determinada. Es en algunos sectores del mundo académico y universitario donde se forjan y se mantienen en pie algunos de los mitos más divulgados sobre el Islam.

La aceptación e incluso respetabilidad de la islamofobia en amplios sectores del mundo intelectual y académico occidental resulta significativa, y la diferencia de otras formas de rechazo hacia otros colectivos. Es inimaginable hoy en día encontrar discursos racistas contra negros, judíos o gitanos entre la intelectualidad europea, y sin embargo se constata que numerosos intelectuales aceptan de forma acrítica todos los estereotipos característicos del discurso islamófobo.
Todo ello conduce a las crecientes dificultades que los musulmanes tienen a la hora de practicar su religión (abrir mezquitas, ser enterrados según sus ritos, acceso a la alimentación halal, enseñar su religión, etc.), así como a los cada vez más numerosos casos de ataques a mezquitas, profanación de cementerios y violencia física contra individuos. La islamofobia justifica ante la opinión pública la ausencia de derechos de los musulmanes y los miles de encarcelados sin cargos presos en cárceles de los EEUU, de Francia, de España, de Inglaterra... En todos estos países se reproduce la farsa de las detenciones arbitrarias de supuestas células terroristas, mediante la cual se trata de mostrar a la opinión pública la eficacia de los servicios de seguridad, dar ‘realidad’ a la amenaza terrorista y justificar políticas securitarias frente a las políticas sociales.

Guerra contra el terrorismo

En paralelo al crecimiento de la islamofobia se sitúa la construcción del “terrorismo islámico”, como instrumento del imperio. No nos detendremos en este tema, pues es suficientemente conocido. Bajo el paraguas mediático de la “guerra contra el terrorismo” se esconden intereses financieros y de geo-estrategia internacional. Más allá de si atentados como el 11-S son obra de “yihadistas musulmanes” o de auto-atentados, no cabe duda de que sirven a los intereses de las grandes multinacionales de occidente. Por un lado, justifican intervenciones militares y apoyo a dictaduras, que garantizan el control de las economías y del petróleo y el gas natural de los países musulmanes. Y por otro, sirve para deslegitimar a movimientos de resistencia, como los de Palestina, Chechenia, Cachemira o Mindanao. En estos y otros casos, los musulmanes sufren la ocupación violenta y la tiranía, y su lucha está plenamente legitimada por los convenios internacionales, incluida la propia Carta de los Derechos Humanos de Naciones Unidas. Se trata de movimientos de liberación idénticos a los movimientos anti-colonialistas del siglo XX. Piden elecciones libres, un referéndum controlado por observadores internacionales que decida su futuro. Sin embargo, la paranoia global sobre el peligro del islam y su carácter expansionista sirve para demonizar estos movimientos.

En todas partes donde existe un movimiento legítimo de liberación que choca contra los intereses de las multinacionales, aparece necesariamente el terrorismo, para justificar lo injustificable. La creación de estos grupos y la proliferación de acciones criminales contra la población civil constituyen la excusa perfecta para aplastarlos. Son calificados como “grupos terroristas”, para justificar el envío de tropas y apoyo financiero a regímenes corruptos. Se pretende cortar con la solidaridad tradicional de los musulmanes con los oprimidos. Al mismo tiempo, ofrece la excusa perfecta para aumentar el control policial sobre la población civil, llevando a cabo recortes en los derechos civiles de los ciudadanos. Estos son los que siempre pierden: quienes sufren la violencia terrorista a raíz de la cual se les recortan sus derechos. Para combatir el sentido igualitario del islam, se trata de crear “Estados-nación islámicos” que impongan el “islam moderado” (y muy reaccionario) que interesa a las multinacionales de occidente. Todo ello responde a una lógica perversa, la de los Estados totalitarios que se amparan indistintamente (e incluso alternativamente) en el islam o en los derechos humanos y la democracia, siempre como cobertura de los intereses de las grandes multinacionales.

La destrucción y colonización de Irak y Afganistán se sitúan dentro de esta lógica perversa. Como antaño se utilizaba el discurso de la evangelización de los infieles, hoy en día se apela a su democratización. Tal y como dijo Nietzsche sobre las Cruzadas, se trata tan solo de "piratería a gran escala". Occidente no ha cambiado tanto, al fin y al cabo.

miércoles, 16 de junio de 2010

La psicosis sionista

La utilización de las víctimas fue y es un planteamiento estratégico del sionismo para la creación del Estado de Israel

Casajuntoalrío


(Arabes a las cámaras de gas)
Podría decirse que los israelíes no han aprendido nada. Que lejos de asumir el exterminio de europeos por los nazis como una experiencia universal de la que extrapolar una actitud contra todo tipo de totalitarismo, segregación, racismo y violencia han convertido ese exterminio en una psicosis persecutoria en la que por sistema todos somos antijudíos, antisemitas, etc. (Goebbels , su maestro en la mentira y la propaganda ha sido ampliamente superado por el sionismo). En esa línea, cualquiera que critique al Estado sionista es acusado de antijudío y nazi en una perversa y psicótica maniobra para descalificar a sus oponentes.
Con toda seguridad el papel que da al exterminio de judíos el sionismo mesiánico que controla Israel y cuyas principales víctimas, después de los palestinos, son los propios israelíes, es decisivo. La historia de Israel es la historia de la explotación y de la utilización sesgada de las victimas de la II Guerra Mundial. No hay que olvidar que junto a europeos (eran europeos, como muy bien dice Helen Thomas, decana de los periodistas en la Casa Blanca) de religión judía murieron en esos campos todos los contrarios a Hitler. No todos fueron judíos. La guerra se saldó con cerca de 80 millones de muertos y, sin duda, si hubiera que enaltecer a alguien sobre los demás serían los 16 millones de rusos que murieron para salvar a Europa (no fueron los EEUU, ni el desembarco de Normandía los decisivos).
Pero ni la utilización grosera de sus propias víctimas que debería avergonzarles ni el empleo de todo su poder político, económico y militar para desviar la atención pueden ya convencer a nadie. El mostrar a sus comandos de élite armados hasta los dientes en el ataque a la flotilla de la libertad como victimas de un grupo de pacifistas desarmados es rizar el rizo esquizoide, hipócrita e interesado del sionismo que vende que sólo con su supremacia militar nunca será atacado por un mundo que siente contra él.
De ahí que Israel sea un polvorín nuclear. De ahí que cuando Irán dice que enviará dos buques con ayuda humanitaria el sionismo (y prefiero llamarlo así porque, insisto, son sus dirigentes los responsables de los asesinatos y no la población de Israel que también es víctima) envía tres submarinos nucleares a sus costas.
Todo el mundo debería saber a estas alturas que el sionismo pagó a Hitler. Que la banca sionista (Rotschild´s, Rockefeller, Warburg, Kun-Loëb, Bush etc etc) y sus conglomerados militares e industriales auspiciaron y financiaron el nazismo y que es más que probable que el propio sionismo mesiánico propiciara el exterminio de los judíos pobres o de los que no querían emigrar a Palestina para hacer valer el papel de víctima y dar el aldabonazo definitivo para la creación del Estado-error que es Israel. La guerra fue financiada en sus dos bandos por la banca de Wall-Street y consolidó el complejo industrial, militar y químico ligado al sionismo y que domina la política estadounidense y de la UE. Durante la guerra y en los años inmediatamente posteriores se ocultó, pero hoy día existen pruebas concluyentes de que nazis y sionistas colaboraron estrechamente hasta casi el final de la guerra. Himmler, por ejemplo, estuvo en nómina de la Standar Oil hasta casi el final del régimen nazi.
La masacre de Gaza y los asesinatos en los barcos de la Flotilla de la libertad han abierto los ojos a muchos que aún permanecían expectantes y probablemente nada sea igual para Israel a partir de ahora.
Por suerte hay hombres de religión judía contrarios al sionismo, como los de la Liga judía antisionista. Hay disidentes conscientes como el físico nuclear Modechai Vanunu que denunció el arsenal nuclear israelí (ha sufrido cárcel y sigue sufriendo persecución). Hay incluso soldados, que pese al barrido y a la alienación mental a la que son sometidos, mantienen la dignidad y denuncian el abuso. De esos soldados arrepentidos es la foto que acompaña la entrada.
Fuente: http://casajuntoalrio.wordpres.com/

domingo, 13 de junio de 2010

Bienvenidos a una verdad que la farmafia se empeña en esconder

El Dr. John Virapen trabajó por 35 años de su vida en la industria farmacéutica y ahora -fuera del negicio sucio- se decidió a hablar, a contarnos la verdad que se esconde tras esa verdadera mafia.

Bienvenidos a una verdad que la farmafia se empeña en esconder de nosotros, los consumidores, los mismos que sufren las consecuencias y que pagamos por enfermar y morir.

Video traducido especialmente para: http://detenganlavacuna.wordpress.com




sábado, 12 de junio de 2010

“LA AGRICULTURA NATURAL es el único futuro posible”: entrevista a Panos Manikis, discípulo de Fukuoka

(se pueden pasar las hojas y ampliar
la imagen a pantalla completa)
“Fue como una revelación. Apenas leí una línea dije: Esto es. Estaba convencido de que EL SER HUMANO PUEDE VIVIR UNA VIDA SANA SIN MEDICAMENTOS, si se rodea de un entorno sano y se alimenta de forma sana. Buscaba autores que hubieran trabajado en esa dirección y fue así como descubrí a Fukuoka. A los pocos meses lo dejé todo y me fui a Japón. Tenía 30 años”
“Nuestros retos no sólo son sembrar bolas de arcilla en todo el mundo, sino crear GRANJAS AUTOSUFICIENTES, en Grecia y en todos los países subdesarrollados de Asia, África y América Latina”
“En los últimos diez años hemos sembrado grandes superficies, de 500, 1.000, 10.000 hectáreas. Nunca cobramos nada. Todo el mundo cree que necesitamos dinero para hacer cosas. Yo creo que necesitamos corazón”
“Hace cien años, cualquier tipo de agricultura alternativa era buena. Pero en estos momentos ya no nos queda tiempo. Con la agricultura natural y las bolas de arcilla podemos sembrar grandes áreas de una sola vez con la ayuda de aviones, y de esta manera hacer reverdecer la tierra. Ningún otro método tiene una propuesta a este nivel”
“Hasta ahora, la ciencia, la religión y la filosofía han estado desconectadas. Es la mente científica la que nos ha marcado el camino y hemos llegado a un punto muerto. HEMOS DESTRUIDO LA NATURALEZA Y POR ESO SUFRIMOS”
Panos Manikis, discípulo de Masanobu Fukuoka
Continuamente nos venden la idea de que para acabar con el hambre en el mundo y progresar necesitamos más tecnología, más transgénicos, más pesticidas y siempre más y más. Pero hay otra forma de ver la cosas, discreta pero eficaz desde hace décadas y que cada día va ganando más adeptos entre los que se acercan a ella. Se trata de LA REVOLUCIÓN DE LA BRIZNA DE PAJA de Masanobu Fukuoka de quien hablamos aquí.
Uno de sus discípulos y Director del Centro Europeo de Agricultura Natural, Panos Manikis, nos explica en qué consiste esta revolución en la entrevista realizada por Eva Terol en la revista de la Fundación +árboles donde se homenajea la figura del científico y sabio japonés y su filosofía del “no hacer”.
Panos Manikis nos habla de cómo cambió su vida tras leer y conocer a este autor, expone porqué es más efectivo sembrar semillas nendo dango que plantar árboles, nos recuerda la gran dependencia de la agricultura actual del petróleo y nos hace reflexionar sobre nuestro modelo de vida.
Él dedica su vida a a difundir las enseñanzas de Fukuoka y hacer del planeta un paraíso con la ayuda de otras personas.
Esto no son utopías, son decisiones personales y colectivas.
Toda la revista es recomendable pero destacamos este entrevista a Panos Manikis:
“LA AGRICULTURA NATURAL ES EL ÚNICO FUTURO POSIBLE”
Fue una grave enfermedad la que llevó a Panas Manikis a buscar respuestas. Hasta que leyó “La revolución de una brizna de paja“, y ya nunca fue el mismo. Hoy, Manikis dedica su vida a difundir las enseñanzas de Fukuoka. A reverdecer este planeta mediante siembras de nendo dango y a fundar granjas naturales autosuficientes. Dirige desde Edessa (Grecia) el Centro Europeo de Agricultura Natural, acude allí donde le invitan a compartir su sabiduría y cree que sólo la apertura del corazón puede cambiar el mundo.
¿Qué significó para usted leer la obra de Fukuoka?
Fue como una revelación. Apenas leí una línea dije: Esto es. Estaba convencido de que el ser humano puede vivir una vida sana sin medicamentos, si se rodea de un entorno sano y se alimenta de forma sana. Buscaba autores que hubieran trabajado en esa dirección y fue así como descubrí a Fukuoka. A los pocos meses lo dejé todo y me fui a Japón. Tenía 30 años.
Era una oportunidad única, vivir como un granjero y traspasar de la idea romántica de lo que creemos que es ser granjero. Trabajando con Fukuoka comprendí que no se trataba simplemente de ser granjero, sino que aquello era un camino espiritual.
¿Cómo recuerda aquel tiempo?
Cuando llegué a Japón, en el año 1980, Fukuoka estaba inmerso en una investigación para descubrir porqué morían los pinos. Pasaba mucho tiempo en su laboratorio, pero cuando venía a la montaña y nos hablaba, su energía era como la de un torrente, fluyendo muy rápido.
Muchas veces no entendía de qué estaba hablando. Vivíamos en unas cabañas de caña y barro aprendiendo las tareas campesinas. Durante el día trabajábamos. De noche, nos reuníamos para hablar de nuestras vidas. Recuerdo aquel tiempo como algo único. Hice muy buenos amigos allí. Todos compartíamos el sueño de un mundo mejor.
¿Seis meses fueron suficientes para aprenderlo todo del maestro?
Lo cierto es que aprendí el idioma muy pronto. Y aunque cuando llegué pensaba que me quedaría allí varios años, permanecí solo seis meses. Luego me enamoré de una mujer brasileña y decidimos marcharnos a Brasil. Más tarde, en el verano de 1991 acompañamos a Fukuoka en su primer viaje a Europa.
Durante dos meses recorrimos siete países europeos, entre ellos Italia, Holanda, Austria y Suiza. Para mi fue una experiencia muy importante. En Japón aprendí cómo usar las herramientas, cómo trabajar la tierra, como leer los mensajes de la naturaleza, pero en Europa mi experiencia se completó con un aprendizaje teórico. Se organizaron muchísimos encuentros, charlas en universidades y reuniones informales en diferentes granjas. Aquello fue como una universidad para mí.
Y decidió regresar a casa…
Llegó un momento en que era obvio que quería vivir mi vida como un granjero. Trabajé durante un tiempo, gané algo de dinero y compré un terreno en el norte de Grecia, cerca de Edessa. Cinco años después de comprar la granja, Fukuoka me hizo llegar una copia de “La revolución de Dios, el ser humano y la Naturaleza en japonés”. Mientras abría el paquete con manos temblorosas, supe que algo importante iba a suceder en mi vida.

Hasta el momento había creído que bastaba con crear un pequeño paraíso en mi granja y vivir feliz. Después de leer su libro, me puse enfermo. Pasé un tiempo con mucha fiebre y con taquicardias. Recuerdo que era invierno, nevaba y no tenía mucho trabajo en la granja. En dos meses estaba lista la traducción de aquel libro. En él me encontré con el corazón de su filosofía. Y supe que desde ese momento dedicaría mi vida hacer del planeta un paraíso, con la ayuda de otros. Cuatro meses después hacíamos la primera siembra de nendo dango en Grecia, con 30 voluntarios de diferentes lugares del país. Sembramos un área de cinco hectáreas. Fue un éxito.
¿Cómo resumiría la filosofía de Masanobu Fukuoka?
Con tres frases.
  • La primera sería: “La verdadera belleza, la verdadera verdad y la verdadera bondad solo existen en la naturaleza”
  • La segunda: “El ser humano sufre porque se ha separado de la naturaleza y la única manera de volver a estar sano, de cuerpo y mente, es regresar a la naturaleza”
  • Y por último: “Si la naturaleza muere, la humanidad muere y Dios muere”
Precisamente a difundir sus enseñanzas dedica buena parte de su tiempo…
Desde 1993, cada año, durante la primera semana de agosto, hacemos bolitas de arcilla y las sembramos. En los últimos diez años hemos sembrado grandes superficies, de 500, 1.000, 10.000 hectáreas. Nunca cobramos nada. Todo el mundo cree que necesitamos dinero para hacer cosas. Yo creo que necesitamos corazón. El resto del año, de octubre a abril viajo allí donde me invitan a compartir las enseñanzas de la agricultura natural. Nuestros retos no sólo son sembrar bolas de arcilla en todo el mundo, sino crear granjas autosuficientes, en Grecia y en todos los países subdesarrollados de Asia, África y América Latina.
¿Porqué es mejor sembrar semillas con nendo dango que plantar árboles?
Hace cien años, cualquier tipo de agricultura alternativa era buena. Pero en estos momentos ya no nos queda tiempo. Con la agricultura natural y las bolas de arcilla podemos sembrar grandes áreas de una sola vez con la ayuda de aviones, y de esta manera hacer reverdecer la tierra. Ningún otro método tiene una propuesta a este nivel.
Hoy sabemos que las plantaciones de árboles en las montañas han fracasado en todo el globo. Ningún científico serio se atreve a hacer propuestas en ese sentido, porque se necesita mucho dinero, mucha tecnología y mucha energía. Y requiere mucho tiempo. Otra desventaja de las plantaciones es que requieren agua durante los primeros tres años v eso genera un gran coste. La agricultura natural es el único método de cultivo que no utiliza energía.
¿Qué ocurrirá cuando el petróleo empiece a escasear, qué clase de agricultura haremos sin tractores, sin maquinaria? La simplicidad es la clave de la verdadera agricultura y la agricultura natural es el único futuro posible.
Usted insiste en que estas semillas pueden cambiar el mundo.
Es que no se trata sólo de sembrar semillas en el desierto o en las montañas. Se trata de sembrar semillas en el corazón de las personas. Creo que vivimos en una sociedad que nos anima a ser cada vez más ricos, inteligentes, guapos. A alimentar nuestro ego. Creo que si la gente corriente entendiera que ellos son la sal de la tierra, que Dios está dentro de cada uno, que son perfectos tal y como son… Si entendieran esto, todo sería muy fácil.
Estas bolitas de arcilla, son también, según usted el camino para unir ciencia, religión y filosofía, ¿qué quiere decir con esto?
Hasta ahora, la ciencia, la religión y la filosofía han estado desconectadas. Es la mente científica la que nos ha marcado el camino y hemos llegado a un punto muerto. Hemos destruido la naturaleza y por eso sufrimos. La solución no es regresar a la edad de las cavernas. Pero creo que debemos detenernos aquí y mirar lo que estamos haciendo. Y si la manera en que vivimos no nos da alegría, gozo, felicidad nuestra civilización no tiene sentido. Incluso el desarrollo sostenible es, en mi opinión, un error.

Lo que tenemos que entender es que acumular bienes materiales no nos hace más felices. Si entendemos esto, el cambio se dará solo. Pero para ello debemos volvernos humildes, y abandonar el conocimiento, el apego a las posesiones y la necesidad de actuar. Esas son las tres grandes ideas que resumen la obra de Fukuoka “La revolución de Dios, el ser humano y la Naturaleza”: No saber, no tener, no hacer. Y esas son las tres claves para detener la destrucción de la tierra.
  

Fundación +árboles

viernes, 11 de junio de 2010

REVOLUCION Los bomberos toman la Bolsa de Madrid

Llega un momento en la vida en el que debemos tomar partido. Es la hora de LEVANTARSE como acto de responsabilidad, es la hora de despertar y recordar que somos Seres Humanos, y que no estamos aquí para arrastrarnos por el barro.
¡¡¡HA COMENZADO LA MUNDIALIZACION DE LA REBELION!!!

LOS BOMBEROS EN REVOLUCIÓN

La Tierra no pertenece a nadie

La canción es de Javier krahe y Joaquón Sabina, es de los años 80 y se la dedicaron a Felipe González. El título es "Cuervo Ingenuo"
 

Vea "Dossier" con Walter Martínez (10.06.10)

10 junio 2010.-En el programa "Dossier" se transmiten los sucesos internacionales y noticias de resonancia mundial en "pleno desarrollo" analizados por el periodista y corresponsal de guerra, Walter Martínez

“Dossier”, único en su estilo en la televisión , es una herramienta necesaria, que brinda información de actualidad, en un lenguaje directo y de fácil comprensión.

La bombilla de bajo consumo, la bombilla “chuqui” cerca de tí.

Arriba el inventor de la bombilla CFL de bajo consumo, también llamada bombilla “chuqui”.
Hace unos días hablaba con un amigo militante de Ecologistas en Acción sobre la forma en que se manipula,  desde el “Poder“,  al movimiento ecologista y toda la ideología del reciclaje para ir implantando, paso a paso, el sistema de control orwelliano en la sociedad. Mi amigo reconocía que había cosas que eran ciertamente contradictorias en muchos aspectos relacionados con el movimiento, pero que la mayor parte de la gente  que conocía tenía bellas intenciones en esto.
“Por supuesto”, le dije yo. “Siempre se emplea la misma fórmula de tomar una gran Verdad y construir sobre ella una montaña de Mentiras que hunden la Verdad en lo más profundo, y a nosotros con ella”.
Un buen ejemplo de todo esto me parece la ideología del reciclaje. Está basada en una idea muy básica y extensamente compartida por todo el mundo de que en las sociedades de consumo generamos demasiados deshechos , lo que nos obliga a producir más productos y tirar más deshechos en una espiral sin fin, con el consiguiente daño al ecosistema.
En esa idea básica, tan obvia, se ha construido el modelo ideológico y práctico de la sociedad del reciclaje que está llegando a extremos como que espíen tus basuras. Las cámaras “espía” de los contenedores de basura aun no han llegado a España, pero sí lo han hecho la “polícia” de la basura que puede mirar el contenedor de tu vecindario de improviso y multar a tu comunidad de vecinos si encuentra algún elemento fuera del ciclo de reciclaje.
Esto que llaman ya en Gran Bretaña el “Bin Brother” (Bin  o “contenedor de basura” en inglés) se va implementando en muchos países de forma silenciosa, pero segura y el ritmo es exactamente el mismo que sigue la  introducción  del personal a  la ideología del reciclaje a golpe de propaganda  y programas “educativos” de todo tipo, con los que, cómo no, los medios de comunicación de masa, colaboran solidariamente.
Le comenté a mi amigo el extremo al que están llegando las cosas cuando a programas de radio, con espacios dedicados en exclusiva a este tema, llaman oyentes con preguntas dirigidas al “experto” en reciclaje preocupados por  la forma  en la que habría que reciclar convenientemente un preservativo usado,la virtud está en el equilibrio y de que tal vez no haya que llegar a estos extremos de neurosis obsesiva por el reciclaje, pero no. Ante mi sorpresa el experto le contestó que la pregunta era buena, pero que, lo más conveniente, para evitar problemas era resolver tirarlos en el contenedor de residuos plásticos.  Todos podemos hacer un ejercicio  para intentar imaginar esos problemas. dado que contiene material plástico por un lado y restos orgánicos por el otro. Este es un hecho real. Opino que el “experto” tenía en ese momento la oportunidad de recordar a sus preocupados fieles oyentes de que
No es ninguna sorpresa para mí comprobar que se ha alcanzado ya este grado de neurosis en la sociedad cuando veo a tantas personas con 4, 5 y hasta 6 cubos de basura en su casa, para separar incluso la botella de leche vacía de su etiqueta de papel.
Pero volviendo al inicio, el tema de conversación con mi amigo derivó al final en otra cuestión tanto o más importante que todo lo anterior cuando le dije que otro buen ejemplo de cómo se construía una mentira dañina y venenosa sobre una verdad incontrovertible, como es la necesidad de moderar el gasto energético, era el asunto de las bombillas de bajo consumo.
- “¿Qué pasa con las bombillas de bajo consumo?”
- “¿No os han informado del problema de las bombillas de bajo consumo?”
- “No tengo idea de que exista problema alguno con esas bombillas y tengo toda mi casa iluminada con esas bombillas”.
Inmediatamente supe cual sería el tema de mi próximo post.
El Gobierno aprobó el 1 de agosto de 2008 el Plan de Ahorro y Eficiencia Energética 2008–2011, un plan, que constaba de 31 medidas que, supuestamente,  nos permitiría ahorrar el equivalente al 10 por ciento de nuestras importaciones anuales de petróleo y alcanzar un ahorro de cerca de 50 millones de barriles de petróleo. Una de esas medidas, un tanto exótica, incluía el reparto de 44 millones de bombillas de bajo consumo que se distribuyeron mediante reparto gratuito y vales de regalo (uno por hogar) que llegaban a los usuarios con la factura de la luz y que podían canjear  en las oficinas de Correos.
No sólo resultaba exótico el modo de distribución, una forma de campaña de marketing pocas veces vista en países capitalistas, empleando incluso el servicio de Correos, sino además el hecho de que esa gigantesca campaña de marketing se ponía en marcha para unas bombillas que estaban fabricadas en China, lo cual, apoyado por el Ministerio de Comercio e Industria, no deja de tener mucha gracia.
Las bombillas de bajo consumo se han vendido como más eficientes que las tradicionales, lo que debería compensar la diferencia de precio enorme que existe  y en España, al menos, las autoridades en salud pública y medioambiente han hecho la vista gorda ante los enormes peligros para la salud pública y el medioambiente que comportan estos nuevos “chuquis” venenosos en nuestros hogares y lugares de trabajo.
Desde luego, algunas asociaciones ecologistas y medios de comunicación han alertado sobre algunos de los peligros pero, dado que mi amigo, tan comprometido con el medioambiente, no se había enterado a estas alturas, presumo que el mensaje no ha quedado muy claro, sino ha sido barrido por completo.
Las lámparas compactas fluorescentes o CFL están rellenas con mercurio tóxico que sin las convenientes medidas de seguridad dañan enormemente el medioambiente.
Un informe publicado en 2008 por el Departamento de Protección del Medioambiente de Maine reveló que la CFL cuando se rompe, libera altos niveles de mercurio al aire. Los estándares admiten generalmente 300 nanogramos de mercurio por metro cúbido en el aire, pero si una de estas  chuqui-bombillas se rompe se liberan automáticamente 50.000 nanogramos por metro cúbico o más de 166 veces el nivel de seguridad.
Aunque las bombillas CFL no están consideradas, ni son tratadas como residuos peligrosos, deberían serlo por el enorme perjuicio que conllevan para el medioambiente.
A estas alturas, me imagino que el que jamás haya oido hablar de este tema estará balbuceando atónito preguntándose “có…có…..mo….es….po…no…pu….imposible”,  pensando en la enorme maquinaria de propaganda puesta en marcha para introducir ese peligro potencial en millones de hogares donde muchas personas ancianos, niños, mujeres embarazadas, no tienen la menor idea de lo que es un residuo peligroso, ni se plantean que hayan podido llegar estos “chuquis” luminosos desde China (también se fabrican en otros países) con la ayuda inestimable del Gobierno de España.
Los residuos peligrosos pueden contaminar los ríos, lagos, reservas de aguas, aguas subterráneas…de manera que si las bombillas de bajo consumo no son separadas en contenedores apropiados (y no veo mucha alarma social , ni medioambiental al respecto) las CFL podrían causar consecuencias desastrosas para el medioambiente.
Pero es que, por si todo lo anterior fuera poco, las bombillas CFL emiten altos niveles de radiación, causando dolores de migraña, alteraciones en el sueño y fatiga, entre otros problemas. A diferencia de las bombillas incandescentes tradicionales, las CFL emiten “energía sucía” en exceso, o frecuencias electromagnéticas, un hecho que ha sido poco entendido por los ecologistas, o por los medios de comunicación de masas,  a la hora de valorar su rosario de perjuicios para la salud, enfocados tal vez en exceso en la calentología, una pseudo-ciencia construida en base a  mentiras convenientes para algunos, como muchos ya sabemos.
Si el mercurio y sus efectos son el problema cuando las CFL se rompen y están fuera de uso, las altas cantidades de polución de FEM (Frecuencias Electro-Magnéticas) son el problema cuando las bombillas están en funcionamiento. Hay tecnología para tratar de protegernos de estas frecuencias tóxicas, y aparatos para medir los niveles de toxicidad pero la mayor parte de la gente, ni siquiera es consciente de sus peligros. De forma similar a las antenas de telefonía o la irradiación de los alimentos, la radiación FEM supone serias amenazas a los humanos  y animales que son expuestos en exceso.
Dicho de otro modo más directo para que no generes dudas respecto a esta información: las bombillas “chuqui-CFL de bajo consumo” llegadas de China que te regalaron con la factura de la luz (que seguro que subió ese mes) polucionan tu casa de frecuencias electromagnéticas tóxicas para tu salud.
Según David Stetzer de Stetzer Electric, las lecturas por encima de 50 GS (Gauss) son indeseables y dañinas. En esta página, dedicada en exclusiva a este tema, el autor asegura que después de medir los efectos de las bombillas de CFL en casa con un contador Graham/Stetzer, siete de las 11 bombillas testadas generaron niveles superiores a 50 GS, algunas incluso muy superiores. Este es el resultado de su test con marcas comerciales en venta en USA:
Lumacoil 15W ~700+ GS unidades
Commercial Electric 4W ~200+ GS, ~220+ GS
n:vision 14W ~200+ GS
n:vision 9W ~140+ GS
Commercial Electric 9W ~70+ GS
n:vision 9W ~70+ GS
Lights of America 13W ~70+ GS
Lights of America 20W ~35+ GS
Sylvania 13W ~ 20+ GS
Compax (GE) 15W ~0+ GS, ~0+ GS
IKEA 11W ~0+ GS

La cuestión es que estamos hablando de niveles de GS de una sola bombilla y los niveles de seguridad de 50 GS tendrían que ser la lectura máxima superior combinando todo lo que hay en tu espacio (ordenadores, televisores, wifi, teléfonos..) por lo que en realidad cualquier nivel de 20 GS o 35 GS en una sola bombilla es una barbaridad.
Por cierto, Greenpeace en lugar de alertar a la población, aclara que todo está de maravilla. Que no nos preocupemos.
Las bombillas LED, por otro lado, son mucho más seguras que las CFL. Los que estén preocupados por el medioambiente pueden investigar estas LED como forma alternativa para ahorrar energía, ya que aunque son más caras, emiten menos FEM y son más seguras para el medioambiente.
La razón por la que nos bombardean con Frecuencias Electromagnéticas dañinas para el ser humano por medio de: chemtrails, HAARP (y similares), antenas de “telefonía”, alimentos radiados, genéticamente modificados etc. etc. etc. es la misma por la que han introducido e implantado exitosamente la TDT y tiene que ver con el  intento desesperado de tomar el C O N T R O L. Respecto a esto último, la TDT, que merece un post aparte, un empleado de IBM durante 31 años, Patrick Redmond, asegura que el paso obligatorio de la televisión análoga a la digital se hace principalmente para liberar frecuencias UHF y VHFpara que los escáners puedan leer los microchips RFID implantables y, de esa forma, poder hacer seguimiento de las personas chipeadas por todo el mundo. y hacer sitio en la banda de frecuencias
En otras palabras, la TDT está aquí ya para implantar el RFID.Y ahora añade a eso CFL, HAARP, GMO y ya tienes una buena sopa de letras. ¡Que aproveche!.

martes, 1 de junio de 2010

HABLANDO EN PLATA (RELOADED)

Os voy a hablar claro, españoles: la mayor parte de vosotros sois una caterva de hijos de puta que no os ocupáis ni un minuto en vuestro prójimo, excepto cuando lo envidiáis. Y sólo unos pocos sois gente de bien. Por eso, los gobiernos mantienen el garrote en una mano mientras, con la ley en la otra, os esquilman como a siervos. Y es así, porque no entendéis otro lenguaje, ni respetáis otro derecho, que el respaldado por la coerción o por la fuerza bruta.

Como confundís la libertad política con la económica, y el

derecho a deponer a vuestros gobernantes con el “pásalo” en un SMS; como cualquier mérito intelectual os resbala y no reconocéis más valor que el que otorga el dinero; como confundís el libre albedrío con el desmadre del botellón, las baladronadas, el sexo ligero y el fútbol, que sólo con eso ya estáis más contentos que los curados de cólera morbo; como, en vez de la sensatez de las ideas y la razón, preferís los mezquinos sentimientos, los símbolos excluyentes y las sobrevaloradas tradiciones pueblerinas; como cambiáis de opinión en lo político, en lo social y en lo económico caóticos como girasoles en un eclipse, y siempre en función de vuestros coyunturales intereses; como sois, en fin, así de ruines e indecentes, os merecéis la clase política que os gobierna, que os engaña y os chulea, y ante cuyos excesos sólo os cabe cambiar cada cuatro años de proxeneta que venda vuestros culos, que suele ser siempre peor que el anterior, porque sabe que vuestra única alternativa es el chulo cesante, que será aún más malo cuando regrese en consuetudinaria alternancia; y porque saben ambos que, en este proceso iterativo, vuestros culos están cada vez más dados de sí, y huelen cada vez peor.

Sabed que los políticos son y están obligados a ser siempre amorales porque, de no serlo, no llegarían al poder, y de llegar, lo perderían ipso-facto, víctimas de un atentado, una revuelta o un accidente; y también son amorales porque no es a la gente honrada a la que escogéis para que os lidere y dirija vuestros destinos, sino a una chusma delincuente, carne de juzgado, cuyos rostros, gestos y palabras apenas pueden ocultar el oportunismo, la indecencia y lo temporal de sus intereses personales, que siempre acaban por confundir con los de la cosa pública.


No es extraño que súbditos y políticos sean esclavos y lacayos, respectivamente, del poder financiero internacional, infinitamente más inteligente, organizado y despiadado, que sojuzga a unos y a otros mediante el arma inagotable del crédito a interés, esa monstruosidad que todos habéis asumido y disfrutado en tiempos de vacas gordas de modo manifiestamente irresponsable y egoísta, y ante el que ahora os sentís más asustados que novicias tras incierto corte de la regla.


Ahora que los excesos del mammonismo oligárquico financiero podrían poner en riesgo su autoridad y su absoluto control social, no duda éste en utilizar a los entrampados e insolventes partidos en el Gobierno y en la oposición para aprobar leyes injustas que ensanchan aún más el abismo entre los ricos y los explotados; y en emplear la coerción legal, la fuerza bruta o pandemias de diseño vírico-alarmista para la represión de los descontentos y los desesperados. Y saben que pueden obrar así porque sois cobardes, débiles, inconstantes y emocionalmente inestables. Que hasta cuando reaccionáis, y salís a protestar y manifestaros, lo hacéis blandamente; y se os ve más fuera de lugar que a las serpentinas en Semana Santa.


Por pura cobardía, no queréis daros por enterados de que España está administrada en realidad por una élite despótica, linajudo-financiera, convencida de que la civilización no es cosa de las masas, sino de quien las dirige. Una élite que os desprecia, sojuzga y explota, aunque se hagan retratar yendo a votar, como unos ciudadanos más; personajes que son capaces de mandar ejecutar sin piedad a quien se atraviese en su camino perfectamente trazado, mientras gritan hipócritamente: “¡Libertad, igualdad, fraternidad!” Pero ¿cómo van a creerse iguales que vosotros, si están infinitamente más formados, son más inteligentes, tienen más carácter y son mucho más decididos? ¿Cómo van a concederos la libertad si no sois capaces de organizaros para luchar por ella, si es que la llegáis a querer siquiera? ¿Cómo van a sentiros hermanos suyos si lo que les parecéis es bestias de tiro?


El mal de esta sociedad ovejuna es su falta de formación y su pereza para corregirla. Y ese mismo mal se extiende a los enlistados que los partidos extraen de entre los más sumisos del pueblo, y que son tiparracos con la misma avidez de notoriedad de las putas novatas. Razonad, cojones: Si para volar un aeroplano con 45 personas a bordo, de un aeropuerto a otro, se exige un título de comandante de aeronave y miles de horas de vuelo, ¿cómo es posible que para conducir los destinos de 45 millones de personas no haga falta ninguna clase de preparación? ¿Qué pensáis que es la democracia, más allá de la tolerancia y el consenso, o, como mucho, la imposición del criterio de la mayoría a las minorías? ¿Acaso no veis que el derecho a la democracia, como el derecho a ser padre, se tiene que adquirir con una cierta mínima formación personal, sabiendo al menos qué es y qué no es la democracia, y exigiéndola luego íntegra, sin tolerar un no por respuesta?


Como de vosotros depende, la III República Constitucional Española, que tendría que resultar de la consciencia, del esfuerzo y del sacrificio de todos los españoles, no será nunca; o peor: será falsa y estará dominada por las mismas castas de siempre. Porque, si no es en una democracia real cuyo control sea asumido cabalmente por todos los españoles, la facultad de elegir a los responsables del Gobierno y del Legislativo de la nación no es más que un señuelo para que el verdadero poder, mediante el uso de los medios formadores de opinión de que es propietario, los designe por vosotros, escogiendo a aquellos que son más corrompibles por su debilidad, por su ambición política, y por su codicia, herramientas éstas suficientes para controlar su voluntad y abortar cualquier atisbo de libertad del pueblo, porque ¡siempre sale más barato comprar que rogar!


No habrá, pues, ningún cambio político y social si no arranca desde millones de cambios personales que transformen a este pueblo lanar, más asiduo de la basura que el borde de una empanada, en una horda de hombres libres, guerrilleros peligrosos, a los que ya no sea posible engañar ni someter nunca más. Pero habré de terminar, y bien que lo siento, hablando tan claro como empecé: eso no va a sucederos jamás.


MALDITO HIJO DE PERRA

Dossier (31-05-10)