Hermoso documental que narrando la visita de unos niños a un museo explica las aportaciones que los musulmanes han hecho a la ciencia y cultura del mundo moderno occidental.
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miércoles, 5 de mayo de 2010
El velo, ¿principio fundamental del Islam?
Introduccion
¿Por qué el velo es un tema de tanta actualidad y crea tanta polémica? Para poder contestar debemos tener en cuenta diversos factores: lo que dicen las fuentes islámicas, su historia en las diferentes tradiciones, la percepción y uso del velo por parte de los musulmanes en general y la percepción del velo por parte de los no musulmanes. Pero la cuestión que debemos plantearnos es si el velo tiene un fundamento teológico o si se trata de un asunto político y/o cultural. Es necesario llevar a cabo un análisis minucioso porque como dice el Qur’an: Y no te ocupes de aquello de lo que no tienes conocimiento: en verdad, el oído, la vista y el corazón --todos ellos-- habrán de responder por ello [en el Día del Juicio]! (Surat 17: aleya 36)[1].
Mi intención no es crear una polémica innecesaria sino, todo lo contrario, mostrar la necesidad de plantear un debate interno, un debate legítimo porque nos afecta directamente como mujeres musulmanas. Yo diría que se trata de resposabilidad y coherencia ya que no debemos aceptar algo porque "solamente" lo digan los demás sino que debemos cotejar las informaciones e intentar buscar nosotros mismos la Verdad.
El Islam se caracteriza, entre otras cosas, por carecer de iglesias, de sacerdotes o intermediarios entre Al-lâh y sus siervos. Así, pues, sin querer negar la aportación inestimable de los grandes eruditos en Islam, en mi opinión el verdadero yihad personal es la lectura e interpretación del Qur’an. Todo musulmán ha de intentar encontrar las respuestas a sus preguntas en el Libro Sagrado, puesto que éste es la Palabra Divina, completa, perfecta, verdadera. En el Qu’an podemos leer acerca del mensaje divino:
Di: "¿Qué testimonio de la verdad tiene el mayor peso?" Di: "Dios es testigo entre vosotros y yo; y este Qur’an me ha sido revelado para que, por medio de él, os amoneste a vosotros y a aquellos a quienes alcance."
¿Atestiguaríais, en verdad, que hay otras deidades junto con Dios? Di: "¡No atestiguo [tal cosa]!" Di: "¡Él es el Unico Dios; y, ciertamente, estoy lejos de atribuir divinidad, como vosotros hacéis, a algo junto con Él!" (6: 19)
(...) aunque no hay animal que camine sobre la tierra ni ave que vuele con sus dos alas, que no forme comunidades como vosotros: ningún detalle hemos descuidado en Nuestro decreto. (6: 38)
[Di:] "¿Voy acaso a buscar un juicio distinto del de Dios [sobre lo que es correcto o incorrecto], cuando es Él quien ha hecho descender para vosotros esta escritura divina, que expone claramente la verdad?"
Y aquellos a quienes dimos la revelación con anterioridad saben que esta, también, ha sido hecha descender, gradualmente, por tu Sustentador con la verdad. No seas, pues, de los que dudan porque, en verdad y en justicia, se ha cumplido la promesa de tu Sustentador. No existe poder capaz de alterar [el cumplimiento de] Sus promesas: y sólo Él todo lo oye, todo lo sabe. (6: 114, 115)[2]
Nosotros sabemos mejor lo que dicen. Tú no tienes poder de coacción sobre ellos, así pues llama con el Corán al recuerdo, a quien tema Mi amenaza. (50: 45)[3]
Todas estas surat nos recuerdan que el Qur’an es la Palabra de Al-lâh transmitida a la humanidad a través de su Profeta Muhammad (saw). El hecho de que éste fuera analfabeto no es un azar. Simboliza la pureza del mensaje divino.
Las fuentes de la Sharia: diferentes interpretaciones y niveles de comprension
La primera fuente de referencia de todo musulmán y en la que también se apoyan los fervientes detractores del Islam es el Qur’an. Pero se plantea el problema de las interpretaciones y, en consecuencia, el de las traducciones.
Por lo que se refiere a las interpretaciones, los propios ulema no están de acuerdo en ciertos temas y no por ello unos y otros dejan de ser musulmanes, aunque también es cierto que su credibilidad puede verse mermada. En general, hay dos corrientes opuestas en cuanto a la manera en la que se debe interpretar el Qur’an: por un lado, una interpretación única y exclusivamente literal y dogmática; y por otro, una lectura además de literal, metafórica y contextualizada del Qur’an que, evidentemente, requiere mucho más esfuerzo.
Podemos establecer tres niveles de lectura del Qur’an. En algunas surat, se habla de situaciones concretas que tuvieron lugar en el momento de su revelación. En un primer nivel, pues, se lleva a cabo un estudio dialéctico del texto y del contexto para extraer una serie de principios.
En un segundo nivel de lectura, el texto coránico, transmite un contenido moral. Se necesita llevar a cabo un enfoque global del mensaje para extraer más tarde los principios y valores de dicha moral, en función de los diferentes ámbitos de la conducta humana.
Por último, un tercer nivel de lectura, que requiere una inmersión espiritual e intelectual profunda en el texto y el mensaje revelados. Se trata de extraer los preceptos islámicos en cuanto a las exigencias de fe (arkân al-iman), a la práctica religiosa y a sus fundamentos (arkân al-islam). Aquí únicamente la lectura del Qur’an no basta sino que se ha de recurrir a los ahadiz (por ejemplo, para saber cómo se debe hacer salat)[4]. Así pues, vamos a intentar analizar lo que suponen estos tres niveles de lectura.
Por lo que se refiere al primer nivel de lectura, todos hemos podido comprobar en la vida diaria cómo la misma frase dependiendo en qué momento se dice y a quién se dice, cambia por completo nuestra interpretación inicial. ¿Por qué entonces les cuesta tanto a algunos entender que eso también puede pasar con el Qur’an? El Texto es único, pero las lecturas son múltiples, ya que hay múltiples lectores y esa es la gran riqueza del Libro Sagrado, el hecho de que su conocimiento profundo es inabarcable. Tampoco sería acertado oponer "fe" y "razón" en la lectura del Qur’an puesto que ambas son necesarias. Un ejemplo de interpretación literal y metafórica lo podemos encontrar en la surat del Hierro: "Y así fue como enviamos a Nuestros mensajeros con las pruebas claras e hicimos descender con ellos el Libro y la Balanza, para que los hombres pudieran establecer la equidad. E hicimos descender el hierro, que encierra tanto un gran poder de agresión como utilidad para los hombres (...)"[5] (57:25). A partir de estudios recientes se ha demostrado científicamente que el hierro proviene del espacio gracias a los meteoritos que cayeron en la Tierra hace millones de años, lo que confirma el sentido literal sobre el "descenso" del hierro del espacio, e igualmente, Al-lâh el Omnipotente hizo "descender" el hierro en un sentido metafórico.
El Qur’an tiene una cualidad única y es que habla a personas con diferentes niveles de conocimiento. Cada uno saca del Qur’an aquello que su intelecto puede entender. Para mí, lo importante es vivir de manera coherente según lo que cada uno entiende del Qur’an, evidentemente dentro de un marco y no por ello se debe estar a favor de cualquier tipo de licencia para hacer lo que se quiera y como se quiera. Pero insisto en la importancia de la coherencia y la sinceridad con respecto a lo que entendemos. Lo fundamental es que para entender hay que leer, reflexionar, cuestionarse constantemente sobre nuestros conocimientos porque eso es lo que nos hace avanzar y adaptarnos a nuevas situaciones.
Eso es lo que intentan hacer algunas musulmanas que se "atreven" a interpretar el Qur’an aún con todo el rechazo y los prejuicios de algunos musulmanes[6]. Algunas de las mal llamadas "feministas islámicas" proponen una lectura del Qur’an diferente de la lectura masculina omnipresente. "Feminismo islámico" debe ser entendido en el sentido de que son musulmanes y musulmanas que reivindican la igualdad de los derechos de la mujer basada en una validez teológica: su derecho a educarse, a trabajar, a tener su propio estatuto legal, la mujer puede divorciarse por propia iniciativa, por ejemplo si no está satisfecha sexualmente de su marido (lo que muestra hasta qué punto el islam es revolucionario). Pero sobre todo iguales ante Al-lâh. Evidentemente se habla de igualdad de derechos y de estatuto, no en cuanto a "igualdad" intrínseca, puesto que es obvio que el hombre y la mujer no son "iguales", es decir, no son "idénticos".
La mayoría son mujeres intelectuales (abogadas, políticas, investigadoras, profesoras universitarias, etc.). Pero muchos hombres y mujeres musulmanes intentan desacreditarlas diciendo que sus interpretaciones no son válidas porque no son ulema. ¿Pero quién decide quién merece llevar esa etiqueta y en base a qué criterios?¿Por qué nadie conoce a mujeres ulema en la actualidad?¿O es que las mujeres no tienen capacidad para serlo?
Si nos remitimos al Qur’an, Bilqis, la reina de Saba, discutía con el rey Suleimán sobre la justicia y la política de su reino. Según la Sira (historia de la vida del Profeta (saw)), Aisha (rAa), mujer del Profeta (saw), además de reglamentar gran parte de la Sunnah ejerció durante 40 años la función de Mufti. Umm Salama, fue consejera política del Profeta (saw) durante el tratado de «Al Hudaybia». Zaynab (rAa), la hija del Profeta (saw), declaró en la mezquita de Medina delante de la salat a todos los hombres y mujeres que estaban allí que su ex-marido (no musulmán y perteneciente a la tribu que estaba en guerra contra los musulmanes de Medina) se encontraba bajo su protección. Después de la salat, el Profeta (saw) aceptó que esa persona circulara libremente. Toda la comunidad respetó la protección asegurada por una mujer a un incrédulo. Asma Bint Yazib Bin Sakan fue la primera mujer que reivindicó el yihad…[7] Todos estos ejemplos muestran que ya en los inicios del Islam las mujeres se expresaban libremente, defendían sus puntos de vista e interpretaban las enseñanzas del Profeta (saw). Es cierto que debemos esforzarnos por recuperar esa memoria perdida pero no debemos vanagloriarnos sin más de ese pasado esplendoroso, ni debemos olvidar la dura realidad que les toca vivir a muchas musulmanas, privadas de los derechos más básicos. ¡La historia ha de servir para recordar y sobre todo para avanzar y no retroceder en los derechos adquiridos hace ya catorce siglos!
En el Qur’an la palabra "velo" (hiyab en árabe) aparece ocho veces. Ninguna de ellas hace referencia al velo para cubrir el pelo, sino que tiene un claro sentido de "cortina" (7: 46, 17: 45, 19: 17, 33: 53, 38: 33, 41: 5, 42: 51, 83: 15). Se trataría, pues, de un doble contrasentido: lingüístico y de objetivo. Lingüístico porque el Qur’an no habla nunca de velo para cubrir el pelo y de objetivo, puesto que si en sus orígenes el velo se asociaba a la liberación de las mujeres que se convertían, hoy en día produce más bien el efecto contrario al deseado[8].
Como explica la escritora marroquí Fátima Mernissi (Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2003) en su libro El harén político[9], "El hiyab, literalmente ‘cortina’, ‘descendió’’ no para hacer de barrera entre un hombre y una mujer, sino entre dos hombres. El hiyab es un suceso datado al que corresponde la aleya 53 de la azora 33, que fue revelada durante el año 5 de la hégira (627)". El Profeta (saw) se acababa de casar con su prima Zaynab (Raa), y por la falta de delicadeza de algunos de sus compañeros que no veían el momento de irse, "la aleya del hiyab ‘descendió’ en la alcoba nupcial, para proteger su intimidad y excluir a una tercera persona, en este caso a Anas b. Málik, uno de los discípulos del Profeta. Anas fue excluido por el hiyab, en su calidad de testigo y símbolo de una comunidad que se había hecho demasiado cargante, y es el propio testigo el que cuenta el suceso".
Si a toda esta complejidad añadimos la fiabilidad o no de las traducciones en otros idiomas, basadas en un problema de interpretación inicial, cómo podemos estar seguros de que la traducción sea la correcta y por lo mismo, donde en español dice "velo", ¿no debería decir "cortina"?
La Surat 24, An Nur (La Luz), se ocupa en gran parte de las relaciones entre los sexos y de ciertas normas éticas.
Di a los creyentes que bajen la mirada y que guarden su castidad: esto conviene más a la pureza [y,] ciertamente, Dios está bien informado de lo que hacen[10]. (24: 30)
Como vemos, aquí Al-lâh se dirige a los creyentes en general, hombres y mujeres. La castidad puede ser entendida tanto física como emocional.
En cuanto a la vestimenta y a la conducta de las mujeres, podemos leer la aleya siguiente:
Y di a las creyentes que bajen la mirada y que guarden su castidad, y no muestren de sus atractivos [en público] sino lo que de ellos sea aparente [con decencia]; así pues, que se cubran el escote con el velo. Y que no muestren [nada más de] sus atractivos a nadie salvo a sus maridos, sus padres, sus suegros, sus hijos, los hijos de sus maridos, sus hermanos, los hijos de sus hermanos, los hijos de sus hermanas, las mujeres de su casa, aquellas que sus diestras poseen, aquellos sirvientes varones que carecen de deseo sexual, o a los niños que no saben de la desnudez de las mujeres; y qué no hagan oscilar sus piernas [al caminar] a fin de atraer la atención sobre sus atractivos ocultos[11]. (24: 31)
Aquí, la palabra velo no hace referencia a la palabra árabe hiyab, sino al jimar, que era el tocado usual de las mujeres árabes antes y después de la llegada del Islam y que dejaba al descubierto los senos porque era muy holgado. "Lo que de ellos sea aparente [con decencia]" (il.la ma dahara minha). En el comentario de esta aleya que propone Muhammad Asad, nos llama la atención sobre esta expresión que, "al contrario de lo que han venido haciendo los expositores tradicionales de la Ley Islámica, que han restringido su significado al rostro de la mujer, sus manos y sus pies; tiene un significado más amplio y su deliberada imprecisión permite tomar en consideración los cambios ligados al paso del tiempo"[12].
Las creyentes no deben enseñar el escote (sus senos) por pudor y decoro, evidentemente, pero sobre todo para evitar el estado de frenesí y violencia sexual que existía en las sociedades preislámicas, es decir, como protección. Por lo tanto no debemos ignorar el contexto en el que se estableció esta conveniencia. Lo que nos debe quedar claro es que no se menciona en ningún momento la necesidad de cubrirse el pelo. Por otro lado, la decencia puede ser interpretada en su sentido espiritual y no sólo en relación con la apariencia. Puesto que, si como algunos piensan la mujer debe ir completamente cubierta, ¿qué sentido tiene que se insista en la modestia y el pudor?¿Y qué hay entonces de la modestia y el pudor de los hombres evocada anteriormente?¿O es que eso sólo es cuestión de mujeres?
Como decíamos al hablar del tercer nivel de lectura del Qur’an, para establecer los preceptos islámicos es necesario remitirse a la segunda fuente en importancia para la gran mayoría de los musulmanes que son los ahadiz. No obstante, hay que diferenciar los ahadiz, que son la narración de los dichos del Profeta (saw) recogidos después de su muerte y que contienen algunas narraciones que son incorrectas y contradictorias con el Sagrado Qur’an, la Sunnah o con otros ahadiz; de la Sunnah, que se refiere a la enseñanza práctica del Profeta (saw). Para saber si un hadiz es auténtico se deben tener en cuenta las técnicas selectivas y rigurosas llevadas a cabo por parte de los ulema en las ciencias del hadiz a través de la cadena de transmisión (isnad) y los relatores, y lo que debe premiar es que todo hadiz que contradiga el espíritu de las enseñanzas del Qur’an debe ser descartado, como señala, entre otros muchos, el reformador tunecino Mohamed Talbi[13]. Así que antes de aventurarnos a afirmar que tal cosa o tal otra es así porque "lo he leído u oído de algún hadiz", debemos preguntarnos sobre su fiabilidad. El Libro Sagrado es completo y acabado, es perfecto y divino. Al-lâh no ha olvidado nada, si hubiera querido hubiera transmitido veinte tomos, pero si no lo ha hecho es porque hay una razón. Nosotros la desconocemos pero creo que los "silencios" del Qur’an son importantes porque nos permiten utilizar nuestro sentido común y nuestro intelecto. Si todo hubiera estado "estipulado", hasta el ínfimo detalle de nuestras vidas, no habría espacio para el progreso, ni para el avance, ni para la diversidad, ni para el cuestionamiento. Eso sería contrario a la idea misma del Qur’an. Esos "silencios" pueden representar esa parte de libertad responsable que Al-lâh nos ha dado. Como dice Riffat Hassan, eminente doctora en Filosofía islámica:
"Ser musulmán hoy en día, significa tomar una posición contra aquellos que insisten en el hecho de que ser musulmán quiere decir seguir los caminos trazados y santificar la tradición sin someterla a un examen profundo o a una reflexión profunda. Según el Corán, Adán fue elevado por encima de las criaturas celestes por su capacidad para "nombrar" las cosas, es decir, para formar conceptos o ejercer su facultad racional (2:30-34). Y en uno de los pasajes más importantes del Corán (33:72), nos dice que Al-lâh ofreció la resposabilidad de la libertad de elección a toda la creación, pero que sólo la humanidad aceptó." [14]
En el Qur’an no aparece en absoluto la idea de que la mujer se deba cubrir el pelo y para justificarlo, se ha de recurrir únicamente a algunos ahadiz. Uno muy conocido entre los musulmanes cuenta que Ayesha contó que Asmaa, hija de Abu Bakr, se fue hacia el Mensajero de Al-lâh llevando ropas finas. Él se acercó a ella y dijo: "¡Oh Asmaa! Cuando una chica llega a la edad menstrual no debe dejar ver nada más que esto y esto". Y señaló la cara y las manos (Transmitido por Abu Dawud). ¿Pero qué fiabilidad tiene este hadiz?¿Está influido o no por la tradición preislámica?¿Está en contradicción o no con el espíritu del Qur’an? Es necesario llevar a cabo un análisis profundo de los ahadiz antes de aceptar sin más lo que oímos o leemos. ¿Cuántos musulmanes pueden afirmar que los ahadiz que conocen son qudsi (divino), sahih (auténtico) o maudu’ (inventado)?¿Cuántos saben que existen diferentes categorías de ahadiz y que por lo tanto no podemos considerarlos todos de la misma manera?
Las otras dos fuentes de la sharia son el ijma (consenso de la Umma) y el qiyas (razonamiento analógico) que indiscutiblemente no son de origen divino y, en consecuencia, no son inmutables. Así, entre las cuatro fuentes de la sharia (el Qur’an, los ahadiz, el ijma y el qiyas) sólo la primera es de origen divino. ¿Por qué entonces la sharia de los tres primeros siglos se ha establecido como "Ley divina" inmutable y trascendental? En principio, en base a un hadiz que dice "Mi comunidad (Umma) no se unirá jamás en el error", es decir, que el ijma está libre de todo error, en contra de la mayor evidencia que consiste en afirmar que la infalibilidad sólo pertenece a Al-lâh. Esa posición provoca que se impida cualquier avance, discusión y dinamismo con el pretexto de que se trata de "innovaciones" en lugar de aceptar que se trata de "reformas" necesarias.
La historia del velo en las diferentes tradiciones
El uso del velo era una costumbre preislámica que no sólo compartían las otras dos religiones monoteístas (pensemos en las monjas) sino que podemos encontrarla en otras culturas (pensemos en los saris de la India, etc.). En los inicios del Islam se pidió a las mujeres que se convertían que lo llevaran para mostrar que debían ser respetadas y que habían adquirido nuevos derechos (no se las podía repudiar sin ninguna razón y poseían medios para subsistir en caso de divorcio). Pero se ha de tener en cuenta el contexto histórico en el que se estableció esta medida, básicamente como protección. El uso del velo no se generalizó hasta tres siglos después de la Revelación, en los tiempos de la dinastía de los Fatimidas de Egipto (909-1171). En esa época el velo servía para diferenciar socialmente a las mujeres: las nobles llevaban un velo y las esclavas y prostitutas no tenían derecho a llevarlo para distinguirse de esta manera. Pero aun así, éstas se las ingeniaban para llevar una especie de velo porque no querían sentirse estigmatizadas por la sociedad ya que no debería ser fácil para ellas que se les recordara constantemente esa diferencia social. Así que su imposición tenía que ver con una distinción social más que con la simple represión femenina. No obstante, como apunta Malek Chebel, "la función coercitiva del velo apareció más tarde. Es coetánea del ciclo de decadencia que caracterizó a la sociedad arabo-islámica después de la caída de Granada (1492). Además, cuando en tiempos de la colonización francesa en Argelia, las autoridades coloniales quisieron quitar el velo a las mujeres de este país para controlarlas mejor, surgió un movimiento unánime a favor del velo junto con el rechazo de este acto. Asociado a las luchas de los pueblos, el velo puede convertirse en el símbolo de la feminidad preservada."[15]
En los años 60 en los países de mayoría musulmana muchas mujeres con formación intelectual no llevaban velo; en cambio , las mujeres de medio rural lo llevaban. El hecho de no llevar el velo se interpretaba como símbolo de la emancipación de la mujer musulmana. Actualmente, la tendencia está cambiando, y cada vez hay más mujeres jóvenes con formación universitaria que reivindican el derecho a llevar el velo libremente. Las mujeres con velo entran en la vida pública con el lema "la personalidad es lo que cuenta y no la feminidad". En ese sentido, se ha de agradecer la contribución del velo por cuanto permite una mayor salida hacia el mundo exterior pero esa salida se "disimula" ya que el velo siempre remite al espacio del mahrem. Otra cuestión es saber cómo van a utilizar esas formaciones universitarias; si van a permitir el acceso al mundo laboral o si supone solamente un paréntesis antes de la vuelta al espacio privado.
El caso de países como Arabia Saudí, Afganistan e Irán que "institucionalizan" la vestimenta de las mujeres es contrario al principio islámico de libre elección ya que "En Islam no hay coacción" (2:256).
La percepcion del velo en occidente
Por otro lado, en Occidente el velo también crea crispación y polémica. En general, la sociedad occidental piensa que las mujeres musulmanas son sumisas y que el velo denigra a la mujer porque se las trata como a objetos. No obstante, después del revuelo creado con la ley que prohíbe los signos religiosos ostensibles en las escuelas en Francia[16], algunas feministas francesas se han alzado en defensa del uso del velo alegando que hay que respetar el "multiculturalismo" y eso ha provocado la reacción de intelectuales y de algunas feministas musulmanas como la abogada argelina Wassyla Tamzali[17]. Esta última denuncia que el uso del velo no es una cuestión cultural sino que a lo largo de la historia islámica los que están en el poder lo han perpetuado intencionadamente y han "impuesto" interpretaciones que confirman el supuesto orden social que debe reinar con el uso del velo y la segregación sexista (exclusión de la mujer del espacio público: el acceso a la educación, al mundo laboral, identidad individual y no supeditada a la identidad como madre o esposa, etc.).
Francia, país que se erige como defensor del laicismo a ultranza, quiere negar cualquier expresión a favor de la "diferencia" de forma paradójicamente "autoritaria". En lugar de alentar un debate interno sobre la cuestión (buscar un consenso desde las diferentes interpretaciones islámicas), el Estado francés se cree legitimado para decidir por su cuenta, al estilo colonialista "hay que civilizar a los pobres salvajes". ¿Qué fue de los ideales de la Revolución de 1789: libertad, igualdad, fraternidad? ¿O es que el "caso" musulmán es una excepción? Que haya racismo en la calle, puede tener sus explicaciones sociales, económicas y políticas que no lo justifican evidentemente. Que haya racismo institucional es igual de inadmisible y aberrante y es muy grave en cuanto a las consecuencias que conlleva.
Si piensan que prohibir el velo en las escuelas va a llevar a una "liberación" de las mujeres/niñas musulmanas, van muy descaminados. Lo único que puede provocar es una respuesta contraproducente y que se legitime el uso del velo puesto que ahora se trata de luchar contra una injusticia directa, que atenta contra la libertad religiosa.
Además, el cinismo de Occidente llega hasta límites insospechados cuando van de paternalistas y se preocupan por la supuesta (y falsa) opresión de las inocentes musulmanas víctimas de las "atrocidades" del Islam, y en cambio, muchas editoriales exigen que en las portadas de los libros que hablen de Islam aparezca una musulmana con el velo, "porque eso vende más". Y en los últimos veinte años, ¿quién tenía más interés en desviar la atención del comunismo inventando a un nuevo enemigo? Y si ese enemigo choca de frente con el progreso, los avances y los derechos humanos, mejor que mejor. Así es más fácil legitimar su lucha. Occidente tenía mucho interés en que el uso del velo no sólo se mantuviera, sino que se extendiera.
La percepcion del velo por parte de los musulmanes
Los musulmanes tienen percepciones diferentes del velo que pueden llegar a ser antagónicas. Evidentemente no se trata de enumerar una "lista" de casos exhaustiva, sino simplemente de tener una idea de cuáles son las tendencias generales.
Algunos musulmanes defienden el uso del velo porque, según piensan, lo dice el Qur’an. Es decir, para mostrar modestia, decoro y pudor, y permitir así que se viva en una sociedad en armonía, en la que cada uno debe desempeñar un papel preciso e inalterable. Desde este punto de vista, la mujer sigue una obligación divina y se somete a la voluntad de Al-lâh y no a la del hombre. Se trata pues de la aceptación voluntaria "impuesta" por Al-lâh. Paradoja aparente...
Otros piensan que además simboliza una resistencia contra el modelo occidental y utilizan el velo como símbolo de ese Islam "de oposición". Los casos de agresión contra mujeres con velo refuerzan esa necesidad de "resistencia militante", que algunos resumen con la idea "estás con nosotros o contra nosotros, y para demostrar tu lealtad has de llevar el velo". Esa idea en sí está en contradicción con la primera percepción, es decir, únicamente por Al-lâh y no por los hombres.
En el extremo opuesto, hay musulmanes que piensan que es una imposición de los hombres y les parece un aspecto "oscurantista" del Islam basado en la política del miedo que consiste en razonar de la siguiente manera: puesto que la mujer es "tentadora" (es culpable del pecado original heredado del Génesis y que no aparece en el Qur’an), debe cubrirse como Se lo ha ordenado Al-âh. Si no Le obedece se irá al Infierno. Todo se resume a haram y halal, al bien y al mal, al Paraíso y al Infierno, sin ningún matiz ni cuestionamiento. Recordando viejos tiempos ya superados en España con la Santa Inquisición.
Por último, otros piensan que sólo se trata de una cuestión cultural que hay que respetar.
Conclusion
Como hemos visto, el debate sobre el velo tiene una gran importancia debido a la carga simbólica que lleva consigo. Muchos musulmanes creen que la "buena" musulmana es la que lleva el velo, y la que no lo lleva es "impúdica". Por extensión, eso sería acusar al resto de la población femenina del mundo de impúdica, lo que no sería ni justo ni cierto. Pienso que no debería entenderse el velo como una meta en sí, sino como un camino hacia una espiritualidad y un modo de vida diferente (que no opuesto) del modelo capitalista-consumista-pragmático imperante. El futuro del Islam pasará por encontrar una salida a esa aparente dicotomía entre Oriente y Occidente, Modernidad e Islam. No debemos olvidar que los grandes avances de Occidente se deben al mundo musulmán que penetraron a través de al-Andalus. Así que tanto los occidentales no musulmanes que piensan que el Islam es retrógrado, como los musulmanes que creen que toda modernidad es cosa de shaytan, deberían revisar la historia[18].
Hay musulmanas que viven en perfecta armonía y coherencia el uso del velo. Para éstas, una interpretación literal del Qur’an, apoyada además en algunos ahadiz (discutibles) les parece conveniente y plausible y se sienten realizadas y felices así, porque para ellas significa seguir los preceptos de Al-lâh. Es su manera de someterse a Al-lâh y exigen el derecho a profesar su fe abiertamente. El problema clave que señalan algunas feministas musulmanas es que para que la mayoría de las mujeres quieran ser libres y exijan sus derechos, deberían ser conscientes de que justamente no son libres y de que se les priva de sus derechos ya que están condicionadas por una visión utilitarista del Islam fomentada por los hombres para perpetuar su statu quo y su necesidad de hegemonía. Lo que no se puede aceptar es que ningún país (como el intrusismo de Francia) interfiera en un cambio que se ha de llevar a cabo desde una reforma y un debate internos. Si se defiende teológicamente que el velo no tiene ningún fundamento en Islam, será mucho más fácil que cambien las actitudes.
Las musulmanas que decidimos no llevar el velo "voluntariamente" debemos luchar contra los prejuicios tanto de los musulmanes como de los no musulmanes. El camino que hemos elegido es diferente porque hemos optado por el velo interior, el que uno lleva siempre y no se puede quitar y al que hace referencia el Qur’an. Quizás ese camino sea más largo, más tortuoso, más complicado pero sin duda será sincero y con el puro convencimiento de las cosas y no una aceptación fácil de lo que no lo es. La cuestión es llegar a ese camino que nos da la certeza de Al-lâh. Es tan difícil llevar el velo para las musulmanas en Occidente, como no llevarlo cuando la mayoría de los musulmanes insisten en su obligatoriedad y Occidente les recuerda incesantemente los estereotipos sobre la mujer musulmana. ¡Irónicamente piensan que si una mujer no lleva el velo no puede ser musulmana!
Nosotros como musulmanes podemos expresar nuestro punto de vista para que cambien las cosas, para que el espíritu fundamental del Qur’an (el de justicia en el amplio sentido de la palabra) sea respetado y no sea alterado. Tanto la mujer como el hombre tienen el derecho a opinar libremente porque Al-lâh nos ha dotado de entendimiento y nos ha hecho el mejor regalo que podía ofrecernos: Al-Hurriya (la libertad) que forma parte de nuestro destino.
[1] El Qur’an,Traducción del árabe y comentarios de Muhammad Asad, Centro de documentación y Ediciones de Junta Islámica. http://www.webislam.com
[2] Idem.
[3] El Corán, Traducción de Abdel Ghany Melara Navío.
[4] Ramadan, T. Le Coran et le cœur: un dialogue (partie 1), http://oumma.com
[5] El Corán, Traducción de Abdel Ghany Melara Navío.
[6] Shaaban, B. The muted voices of women interpreters. Dossier 17, WLUML, 1997.
[7] Lamrabet, A. Féminisme islamique? http://oumma.com
[8] Nourel, A. Entretien avec le Professeur Mahmoud Azab : « Le voile n’est pas un principe fondamental de l’Islam » http://oumma.com
[9] Mernissi, F. El harén político, el Profeta y las mujeres,
[10] El Qur’an,Traducción del árabe y comentarios de Muhammad Asad, Centro de documentación y Ediciones de Junta Islámica. http://www.webislam.com
[11] Idem.
[12] Ibidem.
[13] Sobre Mohamed Talbi.
http://www.lintelligent.com/gabarits/articleAfricain_online.asp?art_cle=LIN28123mohamiblatd0
[14] Hassan, R. Selección de artículos. Grenoble, WLUML, , 1986.
[15] Fragmento de un artículo de Malek Chebel, aparecido en Libération, el 8 de febrero de 1995.
[16] Ley del 15-03-2004, relativa al "uso de señales o prendas religiosas en escuelas, colegios y liceos públicos"
[17] Tamzali, W. Feministas, os escribo desde Argel:
[18] Vernet, J. Lo que Europa debe al Islam. Barcelona, El acantilado, 1999.
¿Por qué no?
Permítasenos una pregunta en medio de este universo del pluralismo. ¿No es un poco sospechosa en sí misma esta convergencia casi unánime de izquierda y derecha, de cristianos y ateos, de feministas de ayer y machistas de toda la vida en torno a esta cuestión de las chicas musulmanas que aparecen con el velo en nuestras escuelas? La ideología democrática, ésta que ha entronizado lo público como el reino de ciertos poderes privados, ¿se ha convertido ahora en religión verdadera ?
Al condenar el pañuelo descubrimos nuevas supersticiones, propias de una religión que no admite ningún signo de espiritualidad. Desconociendo en profundidad los motivos culturales para cubrirse la cabeza, el velo es interpretado a toda prisa como una manifestación de la sumisión de la mujer frente al hombre. Nos arrogamos una interpretación casera de una prenda que, en principio, no debería molestar a nadie, sobre todo porque la mayoría no conocemos de su significado más que habladurías refritas en tertulias y artículos de opinión sobe el tema.
La campaña de intolerancia que se extiende por nuestro país nos hace dudar de que la condena del uso del velo esté cargada con alguna razón. Sinceramente, detrás de todo el debate que se ha generado a propósito de la expulsión de una niña musulmana –y conocemos casos anteriores que no se airearon- sólo encontramos, y no hay una palabra más precisa, superstición. Escuchamos falsos razonamientos dominados por el miedo a la pobreza, a la resistencia de una cultura que lucha por mantener su identidad al margen de la ideología occidental.
Este arrebato de xenofobia no lo habíamos conocido en España ni siquiera en los momentos de libertad más restringida en la época de Franco. ¿Se ve realmente nuestra democracia amenazada por una prenda que han llevado nuestras madres hasta hace bien poco?
La ideología desde la que se condena el uso del “velo” está emparentada con una Ilustración algo tendenciosa. No estaría mal, a estas alturas del despropósito, recordar el sensus communis que para Kant era “lo menos que se puede esperar siempre del que pretende el nombre de hombre”. Su primera máxima le obligaba a pensar por sí mismo, libre de prejuicios, desde una razón autónoma. Por la segunda máxima, especialmente indicada en este caso, tendríamos que pensar siempre en lugar de cualquier otro, pensando en los demás como fines en sí mismos, sin utilizarlos como medio para nuestros fines. ¿Se está cumpliendo en ese triste caso?
Nos preguntamos si entre la mayoría de los “racionalistas” a ultranza que se han pronunciado sobre el tema (profesores, políticos, periodistas) hay alguien que no se haya dejado llevar en estos días por la corriente de opinión, conformada por el griterío de los medios. Difícilmente encontraremos, entre los que se han opuesto a la entrada de la muchacha del velo en las aulas, a alguien que haya tenido el valor de ponerse en la situación de una joven que se encuentra a dos meses de alcanzar el título de la ESO.
Queremos ser europeos, parecernos a los belgas, a los franceses, a los suizos. Si ellos lo hacen nosotros también debemos hacerlo. Pero Europa no es necesariamente una garantía: ha apoyado en otras ocasiones iniciativas más que dudosas. Además, aunque parezca increíble, Francia no es el único modelo, ni Bélgica, ni Suiza. Existen otras naciones europeas: sin ir más lejos, Inglaterra. Y además, no hace mucho nos quejábamos de la manera que se trataba a los españoles en Francia, a los hispanos en Estados Unidos.
Claro, el caso de España es un poco más delicado que el del resto de Europa, pues ellos están al lado. Pero toda Europa está aquí, al lado y encima de ellos. Y Marruecos y Turquía están, conservando su diferencia, prácticamente asociados a una UE que presume de multicultural. Por favor, no sigamos el ejemplo de la distancia fría y la xenofobia suiza. Se empieza prohibiendo los minaretes y se acaba podando todo lo que sobra de una media aritmética que, además, nadie sabe cómo y por quién ha sido establecida.
Les invitamos, o les dejamos, que vengan a trabajar. Pero han de dejar en la puerta sus pertenencias, como en prisión: ¿no dice esto algo de las condiciones reales en que trabajan? Sufrimos con el sufrimiento de esas chicas y de sus padres. Como laicos, no nos parece muy tolerante. Como cristianos, no nos parece muy caritativo. Si lo prefieren, en cualquier caso, como demócratas no nos parece solidario, respetuoso con la diferencia de otro.
¿Las normas? Las normas no son eternas; se aplican o no, laxa o taxativamente. Se cambian o no; se permiten casos particulares, circunstancias atenuantes… Ahora mismo se está pidiendo, en función de sus virtudes probadas, que se pase de puntillas sobre tal o cual caso.
¿Temor al contagio, al libertinaje, al pañuelo y las gorras para todos y todas? No, nuestra cultura juvenil es la de la transparencia y la desnudez, no la de la opacidad. Además, no hemos visto ni un solo chico –y tenemos de todo- que pretenda equiparar su marca de ropa, o la gorrita que le gustaría lucir a todas horas, a la prenda de una chica que pertenece a otra cultura, a otra religión.
Queda en el aire la sospecha del sometimiento de la mujer islámica y la voluntad real de las chicas. Pero en los casos que tenemos en mente fue precisamente la voluntad de las chicas la que ha sido lesionada, humillada. ¿Nuestro pluralismo no puede imaginar que no piensen como nosotros, que no quieran lo que queremos nosotros? Y si sospechamos que su voluntad está secuestrada, abducida por la presión de su cultura “machista”, ¿qué decir de nuestras hijas, de nuestros jóvenes en general? ¿Acaso no están presionados, acaso son completamente “libres” para elegir cualquier cosa que tenga que ver con el aspecto exterior o con las ideas? ¿No hay una presión constante, mercantil y cultural para que nuestros jóvenes estén al día, sigan la moda y lo que se lleva?
¿No practicamos también nosotros una presión comunitaria hacia la transparencia, hacia la desnudez obligatoria? Hay que expresarse, manifestarse, participar, conectarse, salir de todos los armarios, tener éxito social, ser “populares”, etc., etc. Nada de vello ni de velos, nada de opacidad, nada de barbas, nada de secretos: ¿no es también un poco dogmática nuestra cultura, invertida en relación a la que decimos que es obligatoria entre ellos? Todo al descubierto, hasta las ideas: y a veces los profesores dudamos que quede alguna, después de tanta publicidad obligada.
Para terminar, dos preguntas más. Si fuéramos un poco más permisivos, un poco más honestos con nuestro secreto, con el inevitable misterio de cada persona, ¿no seríamos un poco menos alarmistas con el secreto –con o sin velo- del otro, con las costumbres opacas de los otros?
Si fuéramos un poco más felices, queremos decir, si estuviéramos menos frustrados y viviéramos un poco más seguros con nuestras vidas , ¿no tendríamos menos necesidad de absolutizar nuestras instituciones, de sacralizar unas creencias políticas –la democracia, la separación de poderes, los derechos individuales- perfectamente respetables en sus límites, pero un poco peligrosas cuando se convierten en idea fija de una regla universal?
Paco Carreño, Ignacio Castro, Chus Martín y Elena Garrido son profesores de Enseñanza Secundaria.
Al condenar el pañuelo descubrimos nuevas supersticiones, propias de una religión que no admite ningún signo de espiritualidad. Desconociendo en profundidad los motivos culturales para cubrirse la cabeza, el velo es interpretado a toda prisa como una manifestación de la sumisión de la mujer frente al hombre. Nos arrogamos una interpretación casera de una prenda que, en principio, no debería molestar a nadie, sobre todo porque la mayoría no conocemos de su significado más que habladurías refritas en tertulias y artículos de opinión sobe el tema.
La campaña de intolerancia que se extiende por nuestro país nos hace dudar de que la condena del uso del velo esté cargada con alguna razón. Sinceramente, detrás de todo el debate que se ha generado a propósito de la expulsión de una niña musulmana –y conocemos casos anteriores que no se airearon- sólo encontramos, y no hay una palabra más precisa, superstición. Escuchamos falsos razonamientos dominados por el miedo a la pobreza, a la resistencia de una cultura que lucha por mantener su identidad al margen de la ideología occidental.
Este arrebato de xenofobia no lo habíamos conocido en España ni siquiera en los momentos de libertad más restringida en la época de Franco. ¿Se ve realmente nuestra democracia amenazada por una prenda que han llevado nuestras madres hasta hace bien poco?
La ideología desde la que se condena el uso del “velo” está emparentada con una Ilustración algo tendenciosa. No estaría mal, a estas alturas del despropósito, recordar el sensus communis que para Kant era “lo menos que se puede esperar siempre del que pretende el nombre de hombre”. Su primera máxima le obligaba a pensar por sí mismo, libre de prejuicios, desde una razón autónoma. Por la segunda máxima, especialmente indicada en este caso, tendríamos que pensar siempre en lugar de cualquier otro, pensando en los demás como fines en sí mismos, sin utilizarlos como medio para nuestros fines. ¿Se está cumpliendo en ese triste caso?
Nos preguntamos si entre la mayoría de los “racionalistas” a ultranza que se han pronunciado sobre el tema (profesores, políticos, periodistas) hay alguien que no se haya dejado llevar en estos días por la corriente de opinión, conformada por el griterío de los medios. Difícilmente encontraremos, entre los que se han opuesto a la entrada de la muchacha del velo en las aulas, a alguien que haya tenido el valor de ponerse en la situación de una joven que se encuentra a dos meses de alcanzar el título de la ESO.
Queremos ser europeos, parecernos a los belgas, a los franceses, a los suizos. Si ellos lo hacen nosotros también debemos hacerlo. Pero Europa no es necesariamente una garantía: ha apoyado en otras ocasiones iniciativas más que dudosas. Además, aunque parezca increíble, Francia no es el único modelo, ni Bélgica, ni Suiza. Existen otras naciones europeas: sin ir más lejos, Inglaterra. Y además, no hace mucho nos quejábamos de la manera que se trataba a los españoles en Francia, a los hispanos en Estados Unidos.
Claro, el caso de España es un poco más delicado que el del resto de Europa, pues ellos están al lado. Pero toda Europa está aquí, al lado y encima de ellos. Y Marruecos y Turquía están, conservando su diferencia, prácticamente asociados a una UE que presume de multicultural. Por favor, no sigamos el ejemplo de la distancia fría y la xenofobia suiza. Se empieza prohibiendo los minaretes y se acaba podando todo lo que sobra de una media aritmética que, además, nadie sabe cómo y por quién ha sido establecida.
Les invitamos, o les dejamos, que vengan a trabajar. Pero han de dejar en la puerta sus pertenencias, como en prisión: ¿no dice esto algo de las condiciones reales en que trabajan? Sufrimos con el sufrimiento de esas chicas y de sus padres. Como laicos, no nos parece muy tolerante. Como cristianos, no nos parece muy caritativo. Si lo prefieren, en cualquier caso, como demócratas no nos parece solidario, respetuoso con la diferencia de otro.
¿Las normas? Las normas no son eternas; se aplican o no, laxa o taxativamente. Se cambian o no; se permiten casos particulares, circunstancias atenuantes… Ahora mismo se está pidiendo, en función de sus virtudes probadas, que se pase de puntillas sobre tal o cual caso.
¿Temor al contagio, al libertinaje, al pañuelo y las gorras para todos y todas? No, nuestra cultura juvenil es la de la transparencia y la desnudez, no la de la opacidad. Además, no hemos visto ni un solo chico –y tenemos de todo- que pretenda equiparar su marca de ropa, o la gorrita que le gustaría lucir a todas horas, a la prenda de una chica que pertenece a otra cultura, a otra religión.
Queda en el aire la sospecha del sometimiento de la mujer islámica y la voluntad real de las chicas. Pero en los casos que tenemos en mente fue precisamente la voluntad de las chicas la que ha sido lesionada, humillada. ¿Nuestro pluralismo no puede imaginar que no piensen como nosotros, que no quieran lo que queremos nosotros? Y si sospechamos que su voluntad está secuestrada, abducida por la presión de su cultura “machista”, ¿qué decir de nuestras hijas, de nuestros jóvenes en general? ¿Acaso no están presionados, acaso son completamente “libres” para elegir cualquier cosa que tenga que ver con el aspecto exterior o con las ideas? ¿No hay una presión constante, mercantil y cultural para que nuestros jóvenes estén al día, sigan la moda y lo que se lleva?
¿No practicamos también nosotros una presión comunitaria hacia la transparencia, hacia la desnudez obligatoria? Hay que expresarse, manifestarse, participar, conectarse, salir de todos los armarios, tener éxito social, ser “populares”, etc., etc. Nada de vello ni de velos, nada de opacidad, nada de barbas, nada de secretos: ¿no es también un poco dogmática nuestra cultura, invertida en relación a la que decimos que es obligatoria entre ellos? Todo al descubierto, hasta las ideas: y a veces los profesores dudamos que quede alguna, después de tanta publicidad obligada.
Para terminar, dos preguntas más. Si fuéramos un poco más permisivos, un poco más honestos con nuestro secreto, con el inevitable misterio de cada persona, ¿no seríamos un poco menos alarmistas con el secreto –con o sin velo- del otro, con las costumbres opacas de los otros?
Si fuéramos un poco más felices, queremos decir, si estuviéramos menos frustrados y viviéramos un poco más seguros con nuestras vidas , ¿no tendríamos menos necesidad de absolutizar nuestras instituciones, de sacralizar unas creencias políticas –la democracia, la separación de poderes, los derechos individuales- perfectamente respetables en sus límites, pero un poco peligrosas cuando se convierten en idea fija de una regla universal?
Paco Carreño, Ignacio Castro, Chus Martín y Elena Garrido son profesores de Enseñanza Secundaria.
La campaña contra Irán y el derecho internacional
Mondialisation.ca
Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos |
Al adherirse a las Naciones Unidas 192 Estados del mundo asumieron los siguientes compromisos: • “Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz”
• “Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otras medidas adecuadas para fortalecer la paz universal”.
En la Carta de las Naciones Unidas concerniente a los deberes de los Estados miembros se afirma además:
• “Los miembros de la Organización arreglarán sus controversias internacionales por medios pacíficos, de tal manera que no pongan en peligro la paz y seguridad internacionales”.
• “Los miembros de la Organización se abstienen, en sus relaciones internacionales, de recurrir a la amenaza o al empleo de la fuerza, sea contra la integridad territorial o la independencia política de todo Estado, sea de cualquier otra manera incompatible con los objetivos de las Naciones Unidas” .
El hecho de que algunos Estados, miembros de las Naciones Unidas, hayan contravenido en muchas ocasiones estas disposiciones no dispensa al mundo actual de estos compromisos. Bien al contrario: todas las guerras que se han llevado a cabo desde la Segunda Guerra Mundial han demostrado de manera cruel hasta qué punto era verdad lo que en 1945 los miembros fundadores de las Naciones Unidas había escrito en el inicio del preámbulo de la Carta: “Nosotros, los pueblos de las Naciones Unidas, resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que por dos veces en el espacio de una vida humana ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles”.
¿Es compatible con estos principios el hecho de que representantes de gobiernos y medios de comunicación ataquen verbalmente con virulencia a un país y no excluyan emprender una guerra contra él?
Esto es efectivamente lo que está ocurriendo desde hace varios años con Irán y con nuevas fuerzas en las últimas semanas y meses.
No se tiene en cuenta el hecho
• de que no es el gobierno iraní quien afirma desde hace años no querer poseer armas atómicas, sino los inspectores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), del mismo modo que los servicios de inteligencia no pueden aportar ninguna prueba tangible de un programa de armas atómicas por parte de Irán. Los informes actuales de los servicios secretos estadounidenses incluso han atestiguado que Irán no lleva a cabo un programa de armas atómicas. Algunos enemigos de Irán incluso pretenden que no se trata de demostrar la existencia de semejante programa, sino que es a este país a quien le corresponde demostrar que no lo tiene. Pero, ¿cómo puede ser esto posible cuando todo lo que Irán presenta como prueba se pone en tela de juicio?;
• de que los medios de comunicación occidentales presentan de manera errónea las declaraciones del presidente iraní concernientes a Israel y de que no se conocen planes de guerra de Irán contra Israel;
• de que probablemente existen planes de guerra israelíes contra Irán (e incluso planes de Estados Unidos), aun cuando la Carta de las Naciones Unidas prohíba todo acto de agresión;
• de que Irán es amenazado con una intervención de guerra por parte de otros países, incluso por parte de altos oficiales alemanes. Se ha hecho público el manuscrito del discurso del general alemán de la OTAN, Karl-Heinz Lather, pronunciado en Bonn ante la Comunidad de soldados católicos el 25 de marzo, precisamente durante el Día Mundial de la Paz 2010: “Además, la comunidad internacional [de hecho, los Estados miembro de la OTAN] podría verse obligada a intervenir militarmente si Irán no renuncia a sus ambiciones de armamento atómico. Parece que la acción política, la diplomacia y las sanciones no aportan solución alguna”. A continuación añadió (en contra de las obligaciones de la Carta de la ONU) que “los Estados y gobiernos [los de la OTAN] en general aceptan [por consiguiente, no siempre] un mandato de las Naciones Unidas como condición para una intervención militar [lo que, según él, no es el caso obligatoriamente];
• de que las propuestas sometidas a Irán no respetan la igualdad de derechos de todos los Estados inscrita en la Carta de las Naciones Unidas. Se ha sometido a Irán a unas exigencias sin ningún fundamento en el derecho de los tratados relativos a lo nuclear, algo que las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU respecto al programa nuclear iraní no pueden ocultar;
• de que Estados que, como Israel, Pakistán e India, se niegan a someterse al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) y disponen de un enorme arsenal de armas nucleares no son obligados a acatar dicho Tratado (por no hablar de las cinco potencias nucleares “oficiales”, que también han firmado el TNP y se han comprometido a reducir sus arsenales nucleares, incluso a suprimirlos, pero que están muy lejos de hacerlo). También en esto existe un doble rasero;
• de que no es la “comunidad internacional” quien presiona a Irán sino sobre todo Israel, Estados Unidos y la Unión Europea, los cuales se han unido contra Irán y presionan a los demás países para que estos se sometan a su voluntad. La mayoría de los Estados y de los gobiernos, como por ejemplo los 118 miembros del Movimiento de los Países No Alineados, consideran de manera diferente la política de Irán y estiman que hay una posibilidad de mantener relaciones con este país y de resolver los conflictos, con lo que se desmarcan claramente del bloque político de los tres países antes mencionados, los cuales, en última instancia, sólo representan una pequeña minoría en el conjunto del mundo.
No evocaremos aquí las verdaderas razones de los planes de guerra contra Irán. Nos contentaremos con señalar que toda esta agitación guerrera es alarmante para cualquier persona que se interese razonablemente por este problema. También es cierto que todos aquellos que amenazan a Irán no quieren necesariamente la guerra. Sin embargo, allanan el terreno a este pequeño grupo de países que quieren esta guerra, en violación de la Carta de las Naciones Unidas.
Es particularmente inquietante constatar que no se oye ninguna voz contraria en estos gobiernos y estos medios de comunicación. No existe debate alguno, se contentan con bailar al son que ellos tocan aún cuando este son no tenga nada que ver con la verdad. Únicamente se les empuja para que apoyen unos proyectos políticos inconfesables.
Esta voluntad de ignorar la Carta de las Naciones Unidas no es un delito menor. Es exactamente un intento de dañar el esfuerzo de los pueblos y de los Estados de vivir en paz y en la justicia. Es una amenaza para la humanidad y por ello dentro de la comunidad internacional son muchas las personas que no quieren seguir esta vía.
En el curso de los últimos veinte años se han desencadenado varias guerras en contra de la voluntad de la comunidad internacional, con unas consecuencias dramáticas tanto para las víctimas como en lo que concierne a los costes de dichas guerras. Por consiguiente, es importante reflexionar sobre la manera de impedir una nueva guerra y sobre los medios que tenemos a nuestra disposición para hacer respetar el derecho internacional, y ello para todos los Estados.
Fuente: http://www.mondialisation.ca/ index.php?context=va&aid=18902
• “Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otras medidas adecuadas para fortalecer la paz universal”.
En la Carta de las Naciones Unidas concerniente a los deberes de los Estados miembros se afirma además:
• “Los miembros de la Organización arreglarán sus controversias internacionales por medios pacíficos, de tal manera que no pongan en peligro la paz y seguridad internacionales”.
• “Los miembros de la Organización se abstienen, en sus relaciones internacionales, de recurrir a la amenaza o al empleo de la fuerza, sea contra la integridad territorial o la independencia política de todo Estado, sea de cualquier otra manera incompatible con los objetivos de las Naciones Unidas” .
El hecho de que algunos Estados, miembros de las Naciones Unidas, hayan contravenido en muchas ocasiones estas disposiciones no dispensa al mundo actual de estos compromisos. Bien al contrario: todas las guerras que se han llevado a cabo desde la Segunda Guerra Mundial han demostrado de manera cruel hasta qué punto era verdad lo que en 1945 los miembros fundadores de las Naciones Unidas había escrito en el inicio del preámbulo de la Carta: “Nosotros, los pueblos de las Naciones Unidas, resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que por dos veces en el espacio de una vida humana ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles”.
¿Es compatible con estos principios el hecho de que representantes de gobiernos y medios de comunicación ataquen verbalmente con virulencia a un país y no excluyan emprender una guerra contra él?
Esto es efectivamente lo que está ocurriendo desde hace varios años con Irán y con nuevas fuerzas en las últimas semanas y meses.
No se tiene en cuenta el hecho
• de que no es el gobierno iraní quien afirma desde hace años no querer poseer armas atómicas, sino los inspectores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), del mismo modo que los servicios de inteligencia no pueden aportar ninguna prueba tangible de un programa de armas atómicas por parte de Irán. Los informes actuales de los servicios secretos estadounidenses incluso han atestiguado que Irán no lleva a cabo un programa de armas atómicas. Algunos enemigos de Irán incluso pretenden que no se trata de demostrar la existencia de semejante programa, sino que es a este país a quien le corresponde demostrar que no lo tiene. Pero, ¿cómo puede ser esto posible cuando todo lo que Irán presenta como prueba se pone en tela de juicio?;
• de que los medios de comunicación occidentales presentan de manera errónea las declaraciones del presidente iraní concernientes a Israel y de que no se conocen planes de guerra de Irán contra Israel;
• de que probablemente existen planes de guerra israelíes contra Irán (e incluso planes de Estados Unidos), aun cuando la Carta de las Naciones Unidas prohíba todo acto de agresión;
• de que Irán es amenazado con una intervención de guerra por parte de otros países, incluso por parte de altos oficiales alemanes. Se ha hecho público el manuscrito del discurso del general alemán de la OTAN, Karl-Heinz Lather, pronunciado en Bonn ante la Comunidad de soldados católicos el 25 de marzo, precisamente durante el Día Mundial de la Paz 2010: “Además, la comunidad internacional [de hecho, los Estados miembro de la OTAN] podría verse obligada a intervenir militarmente si Irán no renuncia a sus ambiciones de armamento atómico. Parece que la acción política, la diplomacia y las sanciones no aportan solución alguna”. A continuación añadió (en contra de las obligaciones de la Carta de la ONU) que “los Estados y gobiernos [los de la OTAN] en general aceptan [por consiguiente, no siempre] un mandato de las Naciones Unidas como condición para una intervención militar [lo que, según él, no es el caso obligatoriamente];
• de que las propuestas sometidas a Irán no respetan la igualdad de derechos de todos los Estados inscrita en la Carta de las Naciones Unidas. Se ha sometido a Irán a unas exigencias sin ningún fundamento en el derecho de los tratados relativos a lo nuclear, algo que las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU respecto al programa nuclear iraní no pueden ocultar;
• de que Estados que, como Israel, Pakistán e India, se niegan a someterse al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) y disponen de un enorme arsenal de armas nucleares no son obligados a acatar dicho Tratado (por no hablar de las cinco potencias nucleares “oficiales”, que también han firmado el TNP y se han comprometido a reducir sus arsenales nucleares, incluso a suprimirlos, pero que están muy lejos de hacerlo). También en esto existe un doble rasero;
• de que no es la “comunidad internacional” quien presiona a Irán sino sobre todo Israel, Estados Unidos y la Unión Europea, los cuales se han unido contra Irán y presionan a los demás países para que estos se sometan a su voluntad. La mayoría de los Estados y de los gobiernos, como por ejemplo los 118 miembros del Movimiento de los Países No Alineados, consideran de manera diferente la política de Irán y estiman que hay una posibilidad de mantener relaciones con este país y de resolver los conflictos, con lo que se desmarcan claramente del bloque político de los tres países antes mencionados, los cuales, en última instancia, sólo representan una pequeña minoría en el conjunto del mundo.
No evocaremos aquí las verdaderas razones de los planes de guerra contra Irán. Nos contentaremos con señalar que toda esta agitación guerrera es alarmante para cualquier persona que se interese razonablemente por este problema. También es cierto que todos aquellos que amenazan a Irán no quieren necesariamente la guerra. Sin embargo, allanan el terreno a este pequeño grupo de países que quieren esta guerra, en violación de la Carta de las Naciones Unidas.
Es particularmente inquietante constatar que no se oye ninguna voz contraria en estos gobiernos y estos medios de comunicación. No existe debate alguno, se contentan con bailar al son que ellos tocan aún cuando este son no tenga nada que ver con la verdad. Únicamente se les empuja para que apoyen unos proyectos políticos inconfesables.
Esta voluntad de ignorar la Carta de las Naciones Unidas no es un delito menor. Es exactamente un intento de dañar el esfuerzo de los pueblos y de los Estados de vivir en paz y en la justicia. Es una amenaza para la humanidad y por ello dentro de la comunidad internacional son muchas las personas que no quieren seguir esta vía.
En el curso de los últimos veinte años se han desencadenado varias guerras en contra de la voluntad de la comunidad internacional, con unas consecuencias dramáticas tanto para las víctimas como en lo que concierne a los costes de dichas guerras. Por consiguiente, es importante reflexionar sobre la manera de impedir una nueva guerra y sobre los medios que tenemos a nuestra disposición para hacer respetar el derecho internacional, y ello para todos los Estados.
Fuente: http://www.mondialisation.ca/
martes, 4 de mayo de 2010
Jane Burgermeister habla del accidente del avión polaco
Esta Jane es increible. Qué gran periodista. Desde lo de la gripe, confío plenamente en ella. Y por las últimas declaraciones que hace de la marcha positiva que llevaba Polonia, ya no tengo dudas de este multiasesinato.
sábado, 1 de mayo de 2010
El objetivo de la teoría del calentamiento global es la creación de una nueva burbuja económica.
- Al igual que Henry Kissinger y Margaret Thatcher, el ex vicepresidente estadounidense Al Gore también recurre a la retórica ambientalista. Ya el objetivo no es desviar la atención de las guerras que desata el imperio estadounidense ni restaurar la grandeza del Imperio británico sino salvar el capitalismo anglosajón. En esta tercera parte de su estudio sobre el discurso ecologista, Thierry Meyssan analiza la dramaturgia preparatoria de la Cumbre de la Tierra prevista para el año 2012 y la rebelión de Cochabamba.
- En su filme «2012», Roland Emmerich muestra el derrumbe de la corteza terrestre bajo el peso de las aguas y el salvamento de los capitalistas más adinerados en dos modernas arcas de Noé mientras el resto de la humanidad sucumbe a los embates de las aguas.
El Protocolo de Kyoto
En 1988, Margaret Thatcher había incitado al G7 a financiar un Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIEC) [Conocido en español por sus siglas en inglés (IPCC) y como Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, denominación que utilizaremos en lo adelante en este trabajo. NdT.] bajo los auspicios del PNUMA y de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).En su primer informe, en 1990, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático consideraba «poco probable» un claro aumento del efecto invernadero para «las próximas décadas o más allá». En 1995, un segundo informe de este órgano político se hace eco de la ideología de la Cumbre de Río y «sugiere una influencia detectable de la actividad humana en el clima planetario» [1].
Al ritmo de una al año, se suceden entonces una serie de conferencias de la ONU sobre el cambio climático. La de Kyoto, en Japón, elabora en diciembre de 1997 un Protocolo en el que los Estados firmantes se comprometen de forma voluntaria a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente las de dióxido de carbono (CO2) así como las de otros 5 gases: el metano (CH4), el protóxido de nitrógeno (N20), el hexafluoruro de azufre (SF6), los fluorocarburos (FC) y los hidroclorofluocarburos.
- El presidente estadounidense Bill Clinton (aquí con su vicepresidente Al Gore) firmó con gran pompa el Protocolo de Kyoto, pero instruyó discretamente a los parlamentarios demócratas para evitar su ratificación en el Congreso.
Señalando que esos Estados, cuyas industrias se encuentran en estado embrionario, producen pocos gases de efecto invernadero pero necesitan ayuda financiera para poder dotarse de industrias limpias y poco consumidoras, el Protocolo de Kyoto instituye un Fondo de Adaptación administrado por el Banco Mundial y un sistema de autorizaciones negociables.
Cada Estado recibe autorizaciones para la producción de ciertos volúmenes de gases de efecto invernadero que pueden repartir entre sus industrias. Los Estados en desarrollo que no utilicen la totalidad de sus permisos pueden revenderlos a los Estados desarrollados que contaminan más de lo autorizado. Con el producto de la venta [de los permisos que no utilizan] pueden financiar entonces la adaptación de sus industrias.
La idea parece llena de virtudes. El problema está en los detalles. La creación de un mercado de autorizaciones negociables abre el camino a una financierización adicional de la economía y, partir de ahí, a nuevas posibilidades para proseguir el saqueo del que ya eran objeto los países pobres.
De forma totalmente hipócrita, el presidente estadounidense Bill Clinton firma el Protocolo de Kyoto. Pero instruye a los parlamentarios del Partido Demócrata para que no lo ratifiquen. El Senado estadounidense lo rechaza de forma unánime.
Durante el periodo de ratificación del Protocolo de Kyoto, Estados Unidos se dedica a organizar el mercado de autorizaciones negociables, a pesar de que su intención es de no someterse a las exigencias comunes hasta el último momento.
Una organización caritativa, la Joyce Foundation, subvenciona varios estudios preparatorios. La dirección de dichos estudios está a cargo de Richard L. Sandor, economista republicano que ha desarrollado una doble carrera como corredor (Kidder Peabody, IndoSuez, Drexel Burnham Lambert) y universitario (Berkeley, Stanford, Northwestern, Columbia).
- El entonces desconocido jurista Barack Obama redactó los estatutos de la Bolsa Mundial de Derechos de Emisión de gases de efecto invernadero.
El ex vicepresidente estadounidense Al Gore y David Blood, ex director del banco Goldman Sachs, hacen un llamado público en busca de inversionistas.
Como resultado de dicha operación, Gore y Blood crean en Londres un fondo de inversiones de carácter ecológico denominado Generation Investment Management (GIM).
Para ello se asocian a Peter Harris (ex director del equipo de trabajo de Al Gore), a Mark Ferguson y Peter Knight (dos ex adjuntos de Blood en Goldman Sachs) así como a Henry Paulson (en aquel entonces director general de Goldman Sachs, puesto que dejará para convertirse en secretario del Tesoro de la administración Bush).
Climate Exchange Plc abre Bolsas en Chicago (Estados Unidos) y Londres (Reino Unido), con filiales en Montreal (Canadá), Tianjin (China) y Sydney (Australia).
Al reunir las acciones bloqueadas en el momento de la creación del holding con las que posteriormente adquiere, después del llamado público, Richard Sandor llega a poseer cerca de la quinta parte de todas las acciones.
El resto se reparte esencialmente entre fondos especulativos millonarios, como Invesco, BlackRock, Intercontinental Exchange (donde el propio Sandor funge también como administrador), General Investment Management y DWP Bank. Su capital bursátil sobrepasa actualmente los 400 millones de libras esterlinas. Los dividendos que percibieron los accionistas en 2008 se elevaron a 6,3 millones de libras.
Ingenuamente, los miembros de la Unión Europea son los primeros en adoptar la teoría del origen humano del calentamiento climático y en ratificar el Protocolo de Kyoto. Pero necesitan a Rusia para ponerlo en vigor. Este último país no tiene nada que temer en la medida en que el límite que se le fija no puede perjudicarlo, dado su retroceso industrial posterior a la disolución de la URSS.
Sin embargo, no lo acepta fácilmente, para exigir a cambio el apoyo de la Unión Europea a su admisión en la Organización Mundial del Comercio.
En definitiva, el Protocolo de Kyoto no entra en vigor hasta 2005.
2002: cuarta «Cumbre de la Tierra» en Johannesburgo y recordatorio de las prioridades por parte del presidente francés Jacques Chirac
La cumbre de Johannesburgo, en Sudáfrica, no presenta para Estados Unidos mayor interés que la de Nairobi. La agenda estadounidense está orientada exclusivamente hacia la guerra global contra el terrorismo. Por lo tanto, las cuestiones medioambientales tendrán que esperar.El presidente estadounidense George W. Bush ni siquiera asiste a la cumbre y solamente envía al secretario de Estado Colin Powell, quien pronuncia un breve discurso en lo que su avión calienta los motores para emprender el viaje de regreso.
En Johannesburgo, la conferencia abandona el ambiente festivo que había primado en Río y se concentra en temas precisos: el acceso al agua y a la salud, el agotamiento previsible de las fuentes de energía no renovables y el precio de esta última, la ecología de la agricultura y la diversidad de las especies animales. El clima es un tema entre tantos otros.
- En Johannesburgo, el presidente francés Jacques Chirac se pronuncia por un cambio de prioridades. Lo urgente no es la búsqueda de Ben Laden sino el desarrollo libre de contaminación.
La humanidad está sufriendo. Está enferma de maldesarrollo, tanto en el Norte como en el Sur, y nosotros nos mantenemos indiferentes» [2].
Su discurso suena como una acusación contra Estados Unidos. No, la prioridad no es perseguir a Osama Ben Laden. Es el desarrollo de los países pobres y el acceso de todos a los bienes esenciales.
Furiosos, los altos funcionarios de la delegación estadounidense sabotean las negociaciones. Enfrascada en la instalación del centro de tortura de Guantánamo y de prisiones secretas en 66 países, la administración Bush tiene sin embargo el descaro de dar lecciones al resto del mundo y condiciona todo compromiso estadounidense a la obtención de concesiones de los países del Sur en materia de derechos humanos y de lucha contra el terrorismo.
No se obtiene la adopción de ningún documento final de real importancia.
Copenhague, en espera de la Cumbre de la Tierra de 2012
2012 será el año de la quinta Cumbre de la Tierra y de la revisión del Protocolo de Kyoto. Pero Washington y Londres han decidido convertir la 15ª conferencia sobre el cambio climático en una gran cita intermedia.La cuestión es que la nueva política anglosajona pretende utilizar el calentamiento climático para avanzar hacia la obtención de sus dos objetivos esenciales:


No hay más remedio que reconocer que la economía estadounidense está en baja y que no logra rebasar su crisis interna.
Los estadounidenses ya no producen prácticamente nada importante, con excepción del armamento, mientras que los bienes que ellos mismos consumen se fabrican en una China cada día más próspera.
La principal solución es un cambio del capitalismo. Es hora de reactivar la especulación orientándola hacia las autorizaciones negociables para contaminar, de reactivar el consumo con productos ecológicos y de reactivar el trabajo con los empleos verdes [3].
Por otro lado, como la resistencia a la globalización forzosa se hace cada día mayor es conveniente presentarla de otra manera para obtener su aceptación. Habrá que decir que las cuestiones medioambientales exigen una administración global cuyo liderazgo tiene que estar en manos de los estadounidenses. Y para lograrlo hay que demostrar la ineficacia de la ONU en ese sector.
- Convertido en consejero especial de la Corona de Inglaterra, el ex vicepresidente estadounidense Al Gore obtuvo el premio Nóbel por su filme de propaganda «An Inconvenient Truth»
El vicepresidente estadounidense, cuyo doble juego ante el Protocolo de Kyoto ya nadie parece recordar, se presenta ahora como un convencido militante que defiende su noble causa dedicándole benévolamente su tiempo libre.
En realidad, fue en calidad de consejero de la Corona británica, la verdadera promotora de la operación, que Al Gore realizó el documental y emprendió una gira promocional.
Al Gore es un especialista de la manipulación de las masas. Fue el organizador, a fines del siglo 20, de la campaña de alarmismo milenarista vinculada al llamado «error informático del año 2000». Suscitó entonces la creación de un grupo de expertos de la ONU, el Y2KCC –en todo sentido comparable al Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático–, para ofrecer la apariencia de que existía un consenso científico alrededor de lo que en realidad no era otra cosa que la magnificación de un problema menor [4].
Varios filmes de ficción se agregan al documental de Al Gore. El PNUMA divulga mundialmente el filme Home, del fotógrafo francés Yann Arthus-Bertrand, el 5 de junio de 2009. Algo similar sucede con 2012, el filme hollywoodense del alemán Roland Emmerich, que presenta el derrumbe de la corteza terrestre bajo el peso de las aguas y el salvamento de los capitalistas más adinerados gracias a dos modernas arcas de Noé mientras que los pobres perecen bajo las aguas.
Aparentemente, la conferencia de Copenhague debía resolver la cuestión de los gases de efecto invernadero estableciendo límites para las emisiones y ayudas destinadas a los países en desarrollo.
La realidad es que Londres y Washington pretendían llevar a los europeos a reducir por sí mismos los límites establecidos en el Protocolo de Kyoto para aumentar así la cantidad de permisos negociables, y por consiguiente la especulación bursátil, y hacer fracasar la conferencia como medio de preparar a la opinión pública mundial para la adopción de una solución fuera del marco de la ONU.
El presidente ruso Dimitri Medvedev, perfectamente cómodo en medio de toda esta farsa, preparó una maniobra que puede resultar muy productiva para su país.
Decidió subir las apuestas eligiendo un compromiso espontáneo y radical. Anuncia entonces a los países de Europa occidental que Moscú apoya lo que ellos exigen y que reducirá sus emisiones de gases de efecto invernadero de un 20 a un 25% de aquí al año 2020 en relación con las emisiones registradas en 1990. ¿Quién da más? ¡Nadie!
El detalle es que entre 1990 y 2007 las emisiones rusas de gases de efecto invernadero se redujeron en un 34% como consecuencia al colapso industrial que se produjo en tiempos de Yeltsin. O sea, el supuesto compromiso del Kremlin [para la reducción de las emisiones] le deja margen… ¡para un aumento del 9 al 14%!
- En violación de las reglas de las Naciones Unidas, Nicolas Sarkozy utiliza la urgencia climática para conformar un directorio encargado de redactar la declaración final de la conferencia de Copenhague en sustitución de la Asamblea General de la ONU.
Sarkozy llega en medio de los debates, denuncia la falta de voluntad de sus homólogos y convoca una reunión no programada entre varios jefes de Estado y de gobierno [5].
Sin traductores, sentados en sillas incómodas, unos cuantos personajes se prestan para la maniobra. Garabatean en un pedazo de papes unas cuantas líneas de buenas intenciones y las presentan como la panacea.
«El planeta» ha sido salvado y… ¡cada uno para su casa!
El verdadero objetivo de esa farsa no es otro que preparar a la opinión pública mundial para las decisiones que habrá que imponer en la «Cumbre de la Tierra» de 2012.
Pero el presidente venezolano Hugo Chávez cuestiona la problemática de la cumbre, sin desalentar por ello a las asociaciones ecologistas que se manifiestan ante el centro donde se desarrolla la conferencia.
Hugo Chávez denuncia la maniobra de Sarkozy, que consiste en la redacción de una declaración final por un reducido grupo de Estados que se autoproclaman «responsables» para imponerla después al resto de la comunidad internacional.
El presidente de Venezuela denuncia una farsa destinada a permitir que un capitalismo sin conciencia logre escamotear sus propias responsabilidades y pueda presentarse como si estuviera libre de polvo y paja [6].
Chávez se hace eco de una de las consignas que gritan los manifestantes fuera del centro de conferencia: «¡No cambien el clima, cambien el sistema!»
Cochabamba, la antítesis de Copenhague
El presidente boliviano Evo Morales expone sus propias conclusiones sobre la cumbre de Copenhague. Para él está claro que las grandes potencias están jugando con el medio ambiente. Como ya viene sucediendo con muchos otros temas, las grandes potencias pretenden utilizar la cuestión del medio ambiente en beneficio propio y en detrimento del Tercer Mundo.La presencia de una multitud de manifestantes fuera del centro de conferencias permite sin embargo abrigar esperanzas en cuanto a una voluntad planetaria muy diferente.
El presidente Evo Morales convoca entonces a una «Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra». El encuentro se desarrolla 4 meses más tarde en Cochabamba, Bolivia.
Sobrepasando todas las previsiones, más de 30 000 personas y 48 delegaciones gubernamentales participan en la Conferencia de Cochabamba. El ambiente de este encuentro recuerda a la vez el de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro y el de las diferentes ediciones del Foro Social Mundial.
Lo que está en juego es sin embargo muy diferente.
En Río, la firma de relaciones públicas Burson-Marsteller había dado realce a las asociaciones como medio de legitimar las decisiones tomadas a puertas cerradas. En Cochabamba sucede lo contrario. Las asociaciones, excluidas del centro de conferencias de Copenhague, son ahora los actores de la toma de decisiones. La comparación con el Foro Social Mundial deja de ser válida.
El objetivo del Foro Social Mundial es ser la contraparte del Foro Económico de Davos y para ello se exila a sí mismo en el otro extremo del mundo, como recurso para evitar los enfrentamientos que ya se habían producido en Suiza. Lo que se cuestiona ahora es la ONU.
Evo Morales ha tomado nota del fiasco de Copenhague y de la voluntad de las grandes potencias de ignorar la autoridad de la Asamblea General de la ONU, así que convoca a la sociedad civil a unirse frente a los gobiernos occidentales.
El presidente boliviano Evo Morales y su ministro de Relaciones Exteriores, David Choquehuanca, abordan las cuestiones medioambientales desde su propia cultura de indios aimaras [7].
Mientras los occidentales discuten para determinar hasta dónde hay que limitar las emisiones de gases de efecto invernadero para no perturbar el clima, el presidente de Bolivia y su ministro de Relaciones Exteriores señalan que si se piensa que esas emisiones pueden ser peligrosas, lo que se impone es interrumpirlas.
Rompiendo con la lógica dominante, Morales y Choquehuanca rechazan el principio de las autorizaciones negociables, estimando que no se puede permitir, y mucho menos vender, algo que se cree peligroso. A partir de ese razonamiento, el presidente boliviano y su ministro de Relaciones Exteriores se pronuncian por un completo cambio del principio fundamental.
Los Estados desarrollados, sus ejércitos y sus transnacionales han herido a la Tierra que nos alimenta, poniendo así en peligro a toda la humanidad, mientras que los pueblos originarios han dado pruebas de su propia capacidad para preservar la integridad de la Madre Tierra.
La solución es, por lo tanto, de orden político: hay que devolver a los pueblos autóctonos el manejo de los grandes espacios mientras que las transnacionales tienen que responder ante un tribunal internacional por los daños que han provocado.
- La conferencia de Cochabamba confirma la capacidad de los pueblos autóctonos para hacer lo que los occidentales no han podido lograr. De izquierda a derecha, el presidente de Venezuela Hugo Chávez, el ministro boliviano de Relaciones Exteriores David Choquehuanca y el presidente de Bolivia Evo Morales.
Siguiendo el mismo método ya tantas veces aplicado en numerosas cumbres internacionales que habían logrado escapar al control de los anglosajones, Washington desata de inmediato una campaña mediática destinada a desacreditar el mensaje de la conferencia de Cochabamba.
Dicha campaña deforma los razonamientos y el discurso del presidente boliviano Evo Morales [8].
Demasiado tarde. La ideología verde de Occidente ya ha perdido la unanimidad.
El árbol que no deja ver el bosque
En 40 años de discusiones de la ONU, las cosas no han mejorado sino todo lo contrario. Lo que se ha producido es un increíble acto de prestidigitación que resalta la responsabilidad individual mientras que pasa por alto las responsabilidades de los Estados y oculta la de las transnacionales. Como el árbol que no deja ver el bosque.En las cumbres internacionales nadie trata de evaluar el costo energético de las guerras desatadas contra Afganistán e Irak, costo energético que incluye el puente aéreo que transporta diariamente toda la logística proveniente de Estados Unidos hacia el campo de batalla, incluyendo la alimentación de los soldados.
Nadie se preocupa por medir la superficie habitada contaminada por las municiones de uranio enriquecido, de los Balcanes a Somalia y pasando por el Gran Medio Oriente.
Nadie menciona las áreas agrícolas destruidas por las fumigaciones en el marco de la guerra contra la droga, en América Latina o en Asia central; ni las áreas esterilizadas por el uso del agente naranja, desde la jungla vietnamita hasta los palmares iraquíes.
Hasta la celebración de la conferencia de Cochabamba, la conciencia colectiva olvidó las evidencias existentes de que los principales ataques contra el medio ambiente no son consecuencia de comportamientos individuales ni de la industria civil sino de guerras desatadas para que las transnacionales puedan explotar los recursos naturales, y de la explotación sin escrúpulos de esos mismos recursos por parte de las transnacionales que alimentan los ejércitos imperiales. Lo cual nos trae nuevamente al punto de partido, cuando U Thant proclamaba el «Día de la Tierra» en protesta contra la guerra de Vietnam.
![]() | Thierry Meyssan Analista político francés. Fundador y presidente de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008) |
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